Víctimas de microbús quemado por la pandilla 18 en Mejicanos siguen en el abandono

Don José recuerda que un día después de la tragedia, Mauricio Funes y Vanda Pignato les ofrecieron 2 mil dólares para cada familia, la ayuda nunca llegó

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"Me da pena decirlo, pero el presidente Funes y su esposa ofreció 2 mil dólares y nunca lo entregaron. Fuimos condenados aún más a la pobreza", expresó Don Julio Chávez, 6 años después de la masacre. Foto/ ??scar Iraheta

Por ??scar Iraheta

2017-06-20 11:08:54

En lo más alto de la colina del municipio de Mejicanos vive entre el abandono y pobreza don José, un obrero que perdió a su nieto en el hecho más criminal que ha cometido la pandilla 18 en la historia de El Salvador: La quema de un microbús con todos sus pasajeros en su interior.

Al igual que el obrero, así viven muchas de las familias que perdieron a sus familiares en aquel fatídico 20 de junio de 2010 en la colonia Jardín del referido municipio. Hay huérfanos, esposas y abuelos en el olvido.

Don José narró a El Diario de Hoy la triste historia de su nieto Ernesto Francisco Chávez, quien murió en el microbús cuando regresaba de vender en el mercado de Mejicanos.

Vea también: Las dolorosas imágenes del ataque más criminal de la pandilla 18 contra pasajeros de un microbús

El joven laboraba para pagar sus estudios de bachillerato en el Inframen. Quería ser licenciado y luego irse para Estados Unidos con una carrera universitaria.

Julio Chávez muestra la foto de su hijo asesinado en el microbús de la ruta 47. Foto/ Óscar Iraheta

Don José recuerda que un día después de la tragedia, el otrora presidente Mauricio Funes y la primera dama les ofrecieron 2 mil dólares para cada familia, la ayuda nunca llegó.

Relata que la única ayuda que recibieron fue la del padre Toño, quien les entregaba una canasta básica cada mes. Pero luego la ayuda se terminó tras los problemas legales que tuvo el sacerdote.

“Quisimos ver con organizaciones para gestionar láminas y madera para hacer casas, acá hay niños que perdieron a sus padres”, dice el doliente.

Otra de las víctimas es Karen (nombre ficticio) quien fue una de las sobrevivientes y quedó con secuelas de por vida por las quemaduras que sufrió.

Diecisiete pasajeros murieron calcinados y 15 más resultaron lesionados. Los pandilleros secuestraron la unidad, la incendiaron y dispararon a las personas que intentaban huir.

La joven ya no puede estudiar porque el sol le afecta en su piel, sufre de ardores y el tratamiento médico es costoso. Las cremas para la piel son escasas y costosas.

Como don José y Karen, así viven todas las familias que perdieron a sus parientes. Llenos de necesidades y olvidados por todos. Algunos, hasta ya no asisten a la misa que se celebra todos los años en la Iglesia San Francisco, solo recuerdan en silencio aquella desgarradora escena.