¿Quiénes y qué municipios reciben más remesas?

Cuando los migrantes envían remesas 37 de cada 100 destinatarios son madres, según una investigación publicada por el BCR en 2014.

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Foto Por elsalv

Por Lilian Martínez

2017-06-13 5:00:06

No todas las familias reciben remesas en El Salvador, solamente 353,010. Esto según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2015. Esas familias equivalen a 1,285,807 salvadoreños receptores de remesas, según la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc).

Cuando un salvadoreño envía remesas desde Estados Unidos las manda a nombre de un solo integrante ante de su familia, para que este sea quien administre el dinero. Cuando se trata de remesas en especie (ropa o aparatos electrodomésticos) el 37 % son enviadas a la madre; el 29 % a un hijo o hija; el 20 % a un hermano o hermana y el 17 % al padre. Solo 2 % de esos envíos son enviados al cónyuge. Así lo reveló la investigación difundida por el BCR en 2014: “Remitentes y remesas familiares desde Estados Unidos: una aproximación a las remesas en especie”.

La remesa que dejó de llegar

En Concepción de Oriente, seis de cada 10 familias reciben remesas, según el Censo de Población y Vivienda de 2007. En este municipio de La Unión, las remesas sirven para comprar comida, ir al doctor, comprar medicinas y para construir casas.

Así lo afirma Cruz, dueño de una de las tres ferreterías que hay en el pueblo. Entre todas, según él, venden 25 bolsas de cemento al día.

¿Quiénes viven en las casas que se construyen con ese cemento? Muchas veces están vacías y los dueños, que viven en Estados Unidos, contratan a alguien para que cuide el inmueble. Otras veces, la casa es habitada por la esposa y los hijos que no lograron o no quisieron emigrar.

Desempleo en Estados Unidos disminuye envío de remesas a El Salvador

Ese es el caso de los Yáñez. Esta familia vive en la zona rural, en una casa de ladrillo repellado con cemento gracia a las remesas que mandó el padre desde Estados Unidos.

En 2006, la segunda de las hijas estaba a punto de graduarse como bachiller y era una excepción entre sus compañeros: soñaba con ir a la universidad y no con emigrar.

El padre se había ido cuando la ella tenía 5 años, por la necesidad de tener más ingresos para alimentar a su hijo a sus tres hijas, quienes quedaron a cargo de Margarita, la madre.

Hace un mes, El Diario de Hoy se comunicó con una de las Yáñez, para retomar la historia de la familia como receptora de remesas. Sin embargo, hubo una sorpresa. La joven escribió en referencia a su padre: “Ya no nos ayuda. Mi hermana estudió, pero por nuestro esfuerzo”.

 

Casos como este, motivan a a Abigaíl, receptora de remesas en San Salvador, a pedirle a su esposo que se venga de Estados Unidos. Ella cree que quienes emigran, hombres y mujeres, están tentados a formar una nueva familia y a olvidarse de la que dejaron en El Salvador.

Pero Cruz no se olvidó de los suyos. La casa de ladrillo y cemento que ha construido a orillas del casco urbano de Concepción de Oriente no está deshabitada.

El dolor de una madre que manda remesas

“Yo, todo lo que ganaba se lo mandaba a mi mamá”, asegura. Según la investigación del BCR, el 57.6 % de quienes envían remesas son hombres. El mismo estudio agrega que el % de las remesas enviada a La Unión proceden de Texas, el 14.1 % de Virginia, el 15.8 % de Maryland, el 17.9 de New York y el 5.7 % de California.

Cruz emigró a uno de esos estados en 1982 con 17 años de edad: “Porque no podía estudiar aquí”. Regresó dos años después y cuando le preguntó a su mamá si tenía ahorros, ella le explicó que todo lo que él le mandaba se lo había gastado “en doctores y medicinas”. En 1986, pidió la visa americana. Se la dieron y comenzó a llevar y traer encomiendas.

Después se dedicó a llevar gente al aeropuerto, compró solares y construyó casas. Él es uno de esos casos en los que un emigrante vuelve de forma voluntaria, emprende y prospera.