Según la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), durante el tercer año de gobierno la tensión entre el Ejecutivo y los magistrados de la Sala de lo Constitucional se acentuó aún más utilizando calificativos de “golpistas” y “desestabilizadores” por el mismo presidente Salvador Sánchez Cerén.
“El tono del discurso del presidente Sánchez Cerén ante los fallos judiciales pasó de un disenso o crítica, propia de una democracia liberal, a un llamado de agitación violenta de sus bases para denigrar el trabajo de la Sala”, analizó
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Luis Mario Rodríguez, director del departamento de Estudios Políticos del tanque de pensamiento.
Para Fusades deben de cesar las amenazas y ataques contra la Sala y debe de prevalecer el orden democrático y no instigar al desacato, aceptando y cumpliendo las decisiones del máximo tribunal salvadoreño.
“Las expresiones de altos funcionarios del Ejecutivo podrían interpretarse como una señal de alerta y plantean la duda si ya están cansados del sistema democrático donde la Sala está jugando un papel fundamental garantizando la institucionalidad”, sintetiza el informe de Fusades.