Rosa María Payá: ???El sistema continuará siendo represivo mientras los cubanos no tengan el derecho a participar???

La activista cubana e hija del reconocido opositor Oswaldo Payá, conversó con El Diario de Hoy sobre su lucha por una Cuba en libertad y las esperanzas que hay puestas en la sociedad civil de su país. 

descripción de la imagen
Rosa Mar'a Paya. / Foto Por EDH

Por Ricardo Avelar

2017-03-03 9:09:00

Con tan solo 28 años, la vida de Rosa María Payá ha tenido giros inesperados que la colocan como una de las figuras más prominentes de la sociedad civil cubana crítica del gobierno. Hace cuatro años y siete meses, su padre, el conocido opositor Oswaldo Payá, falleció tras un misterioso accidente el cual, ella asegura, fue causado por agentes de la inteligencia del Estado. 

Desde ese momento, Rosa María ha continuado la lucha de su padre por una Cuba en paz y donde se pueda elegir. Esta trayectoria la llevó a exponer su caso en el Foro Universitario de la Libertad (College Freedom Forum), coorganizado entre la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y la Human Rights Foundation. 

En este, Payá -quien también preside una Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia – compartió escenario con otros jóvenes que han sido víctimas de persecución por su activismo y protestar el poder sin límites de sus estados. Jamila Raqqib, refugiada afgana en EE. UU.; Abdalaziz Alhamza, periodista sirio; Omar Sharif Jr., activista de derechos LGBTI; Anastasia Lin, modelo China-canadiense que expone la situación del país asiático; y Yulia Marushevska, activista anticorrupción de Ucrania expusieron sus casos. 

El Diario de Hoy conversó con Payá sobre la Cuba que ella ha visto y la que aspira a construir. Esto fue lo que ella compartió:

Desde que muere Fidel Castro, ¿qué está pasando en Cuba?

Lo mismo básicamente. Las estructuras de poder están en crisis desde hace años y la desaparición física de Fidel ha venido a agravar esa crisis. Pero eso no significa que empezó un proceso de transición o de una apertura real. Sí significa que los mecanismos de represión de la seguridad del Estado están más nerviosos y más agresivos. Siendo así, este es un momento de peligro para la oposición  y para el movimiento democrático cubano. Es también un momento de mucha vulnerabilidad para el régimen y por tanto, hay una oportunidad mayor de lograr un proceso transitorio con la presión interna y con el apoyo de la comunidad internacional dirigidos en la senda correcta. 

En el mundo se vende una historia de una Cuba que está cambiando, que está acercándose a Estados Unidos, que es más amigable. ¿Es esto real o es un mito?

Lo que acaba de pasar la semana anterior es bastante elocuente en sí mismo, algo tan inofensivo como es la entrega de un premio que la sociedad civil independiente cubana y la sociedad civil latinoamericana entregaban nada menos que al secretario general de la OEA, a expresidentes y a exministros y que estos fueran agredidos, groseramente tratados y declarados inadmisibles en un momento en el que supuestamente el régimen se está abriendo es bastante elocuente. 

Más allá de los hechos hay que hablar de la realidad de los cubanos día con día. Esta realidad no pasa por los derechos, no pasa por un cambio real en el cual necesariamente haya participación de la ciudadanía. Los cubanos tienen que poder participar del proceso de cambio de su país, tienen que poder decidir por sí mismos el futuro de su nación, algo que no han hecho en más de seis décadas. Mientras ese factor no esté, no se puede hablar de una transición real. Cambios hay algunos, pero no de manera sustantiva. No hay grandes porciones de los cubanos que acceden a los derechos o mejoran económicamente. Hay unos pocos miles que tienen negocios en cuenta propia, pero muchos están vinculados al régimen y han mejorado su estatus, pero siempre en una posición de mucha vulnerabilidad porque tener un negocio depende del gobierno cubano, y no de pagar los impuestos sino de una sumisión al régimen.

No hay cambios reales hacia una transición democrática o en el acceso de libertades para todos los cubanos. Puede haber algunas reformas, puede haber algunas modificaciones pero no todas van hacia la democracia y hay muchas alternativas a lo que tenemos hoy. No solo el régimen castrista comunista puede existir. Puede haber por ejemplo un estado corporativo militar castrista todavía, dentro de la dinastía y seguir siendo un régimen opresor que no permite garantías fundamentales y ese es hasta ahora el plan del régimen, mas no el de la ciudadanía.

¿Este plan del régimen pasa por entender que el autoritarismo puede acabarse?

Aquí se trata de un grupo de generales dispuestos a hacer todo lo necesario para mantener todo el poder y todos los recursos. En los sesentas eso era declarar el carácter comunista de la revolución y en el siglo XXI es comenzar a hablar con el presidente Obama o hacer un concierto de los Rolling Stone en La Habana. Nada de eso significa cambio real para Cuba. El sistema continuará siendo represivo en tanto los cubanos no tengan el derecho a participar y ese no es el plan del gobierno porque saben que cuando los cubanos tengan voz, su poder absoluto está en riesgo y por eso es tan importante el apoyo de la comunidad internacional, porque estamos hablando de un régimen criminal dispuesto a perseguir, callar y hasta asesinar a quienes se pongan enfrente, como le ocurrió a mi padre hace cinco años.

Recientemente estuviste en Cuba y pediste reabrir el caso de la muerte de tu padre porque consideraste que ha sido manipulado. ¿Por qué le temería el régimen a la verdad?

Ellos temen ser expuestos en su realidad de criminales. El régimen y sus agentes de la seguridad del Estado asesinaron a mi padre y a Harold Cepero hace cuatro años y siete meses. Con lo cual, un juicio efectivo en tribunales internacionales significa una condena por un crimen de lesa humanidad por parte de los dirigentes actuales del sistema de gobierno. Eso por supuesto significa poner en riesgo su poder y el estado de las cosas. Es fundamental que algo como esto ocurra no solo porque es lo justo y porque es lo que los cubanos y cualquier ser humano merecen, el reconocimiento de la verdad y la justicia, sino también porque es urgente limitar la impunidad del régimen.

¿Ves posible que alguien del régimen llegue a enfrentar la justicia?

No creo que sea imposible pero requiere de un grado de honestidad de la comunidad internacional y de coraje que hasta ahora no hemos visto ni en las democracias del mundo ni en los organismos internacionales.

¿Por qué crees que la comunidad internacional parece tenerle miedo al régimen de Cuba?

Porque el aparato de inteligencia del gobierno cubano es desmesuradamente efectivo y lleva trabajando en el mundo entero y especialmente en América Latina más de 50 años. La influencia del régimen y el castrismo ha sido gigante, desde la creación del Foro de Sao Paulo hasta la instalación del chavismo y con el petróleo venezolano la exportación del modelo del socialismo del siglo XXI, creado e incubado en La Habana.

Hay una batalla que el castrismo ha hecho bien: generar una narrativa de reivindicación de sectores desprotegidos. ¿Hubo alguna vez ideología allí o es autoritarismo puro?

Siempre ha sido un régimen totalitario como cualquier otro. Ha sido más eficiente a la hora de vender su narrativa, como lo dijiste. Yo me pregunto, ¿y si Pinochet se hubiera declarado antiimperialista, cómo pensaría el resto de América Latina de su sangrienta dictadura? En Cuba estamos hablando de un régimen que ha acabado con la vida de tres o cuatro veces más personas que el de Pinochet. Y eso que hacer comparaciones en ese sentido es odioso. La vida de un solo ser humano vale tanto como la de muchos.  Pero en prácticas violentas están en igualdad de condiciones con otros regímenes pero no son vistos de la misma manera gracias a la narrativa que el régimen ha sido capaz de imponer. Pero eso no significa que los generales en el poder en Cuba hayan sido genuinamente identificados con una ideología. Esto se trata de mantener poder, recursos e influencia en el mundo.

¿Cómo viven estos generales?

Como millonarios capitalistas. 

Por un lado hay una narrativa sobre el régimen, pero ¿qué hay de la versión de que la oposición es imperialista, proyanqui y de extrema derecha?

No tiene ni sentido planteárselo porque el escenario cubano no es político. Hace 65 años no hay elecciones libres, justas y plurales. En la ciudadanía cubana está por definirse si los cubanos son más de derechas, de izquierdas o de centro. De hecho la lucha de la oposición es de acceso a los derechos y llegar al escenario donde puedan exponerse los diferentes proyectos de gobiernos y que compitan en un terreno democrático. Eso no ha pasado en mi país hace más de seis décadas. Eso es lo que el mundo debe mirar más allá de los prismas ideológicos que el régimen quiera poner. Estamos hablando de humanos oprimidos que quieren salir de esa situación. Es injusto y casi racista con el pueblo ponerle una condición a la libertad, sea cual sea y mucho menos si es ideológica.

En el tema de sociedad civil, ¿hay esperanza en la articulación de movimientos en la actualidad?

Totalmente, y yo creo que la manera en la que el régimen ha respondido a la propuesta de Cuba Decide es elocuente. La manera en la que le hablaron al secretario Almagro de Cuba Decide y cómo han reprimido a los promotores y tratado de pervertir el movimiento es elocuente. La campaña por la creación de un plebiscito va al corazón del problema, pone a la ciudadanía al centro de la solución y le devuelve la soberanía al que la debe tener, el ciudadano. El plebiscito logra varios objetivos. El primero es el inicio de una transición porque si los cubanos pueden decidir, se rompe el totalitarismo y ya no hay un solo grupo decidiendo por todos los cubanos todo el tiempo. El segundo es darle legitimidad a quien nos gobierne y al proceso. Así se democratiza el país con el concurso de toda la ciudadanía.

¿Cómo va el proyecto de Cuba Decide y qué apoyos tiene?

Estamos inspirados porque hemos encontrado receptividad de la ciudadanía y de muchas organizaciones de sociedad civil como el Encuentro Nacional Cubano que reúne alrededor de 65 organizaciones de oposición y tiene como uno de sus acuerdos trabajar por el plebiscito. Al mismo tiempo, no es un proyecto de la oposición, sino una iniciativa ciudadana y entre los coordinadores principales hay líderes que simplemente no pertenecen a ninguna organización de oposición y solo vienen de la ciudadanía y están dispuestos a arriesgarse por una campaña que no es en contra del régimen, sino a favor de todos los cubanos.

Al darse una transición en el poder, ¿qué buscan estos movimientos para quienes gobiernan actualmente?

Hay una entidad llamada justicia transicional que debe funcionar en paralelo a una transición, con organismos dedicados exclusivamente a encontrar la justicia y la verdad para todos los cubanos. Este proceso es tan importante como la transición misma y este proceso es una parte fundamental del camino hacia la democracia en nuestro país. Yo no defino dónde terminará Raúl Castro, sino un sistema de justicia legítimo con debido proceso para todos los cubanos y eso debe empezar desde el día uno.

Cuando se reconstruye ese sistema, además de lo económico y lo político viene el tejido social. ¿Cómo volver a unir a los cubanos que el régimen volvió enemigos?

Mi papá decía que a los cubanos hay que darles terapia porque el totalitarismo daña a la persona en muchos niveles y no es tan absurdo comparar el daño en el tejido social cubano con una patología. Muchos lo llaman un daño antropológico en Cuba y es real. Por supuesto que junto a la justicia transicional vendrán esfuerzos dedicados a educar en democracia. Yo realmente creo que la mejor terapia es el ejercicio de los derechos. Nadie tiene que enseñar a los cubanos a ser libres. Ser libre se aprende precisamente siendo libre y eso puede pasar mañana en Cuba y habrá 11 millones de personas libres, luchando por sus vidas y construyendo un país maravilloso con la creatividad, el talento y el ingenio de cada cubano.