Médicos escandalizados por embarazos adolescentes

Médicos consideran que falta mejorar la educación sexual y reproductiva de la población salvadoreña, principalmente en los adolescentes.

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Foto Por Archivo

Por Xenia González Oliva

2017-03-10 6:00:00

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Un embarazo puede implicar un impacto para la salud física y mental de una niña o adolescente, pero también es un impacto para el sistema de salud, de educación y otros sectores de la sociedad salvadoreña.

En promedio, las niñas de 10 a 12 años que abandonan la escuela por un embarazo han estudiado hasta cuarto grado. “¿Qué va a obtener en cuarto grado?”, se pregunta Mario Soriano, coordinador de la Unidad de Atención de Adolescentes del Ministerio de Salud.

 

A partir de ese momento, una niña estará a cargo de la vida de otro niño. “El cuido que va a recibir el recién nacido no va a ser el óptimo. La vida agarra otro rumbo probablemente después de un bebé vendrá el otro, ya no podrá estudiar, alcanzar sus metas profesionales”, señala Jeny de Nolasco, jefa de Epidemiología del hospital San Juan de Dios de San Miguel, uno de los que más adolescentes embarazadas atiende.

La representante de la asociación de Ginecología, Alejandrina Figueroa, considera necesario que los adolescentes reciban una verdadera educación sexual y reproductiva. “No estamos induciendo que tenga relaciones sexuales, al contrario, promovemos la abstinencia sexual hasta el matrimonio, pero si lo van a hacer que lo hagan de forma responsable para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual”, manifiesta Figueroa.

Desde su punto de vista, es un error creer que impartir educación sobre la sexualidad significa una invitación a los jóvenes para que tengan relaciones sexuales.


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La coordinadora de la unidad de Atención Integral de la Mujer y Niñez del Minsal, Miriam González, concuerda en que “la educación es la base de todo cambio”, no solo para reducir la cantidad de embarazos tempranos, sino también las uniones tempranas, sobre todo las de  menores de edad con adultos.

“Estamos como sociedad un poco desensibilizados al tema, vemos normal que una niña de 15 esté embarazada, que una niña de 14 se pueda acompañar; pero no es normal”, sostiene la funcionaria.

En cambio, Hilda Flores, una de las enfermeras encargadas del área donde reciben a las adolescentes embarazadas en el hospital de San Miguel, considera que se ha mejorado la educación brindada, pero hay una brecha entre la información que se da y conseguir que haya un verdadero acceso a los métodos anticonceptivos. “Hay un temor de comprarlos, que la gente los vea y los juzgue, lo que incurre en que tengan prácticas sexuales inseguras”, comenta.


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Soriano concuerda en que no se ha logrado garantizar que los adolescentes tengan acceso a anticonceptivos. En los casos en que las niñas y adolescentes están con un hombre mayor, es poco probable que él les permita usar anticonceptivos. En otros casos, quienes toman la mayor responsabilidad de usar métodos anticonceptivos son las adolescentes, no sus parejas;  pero deben llegar a una unidad de salud y estar en una sala de espera llena para poder recibir los métodos de planificación, por lo que no todas se animan a ir por su cuenta.

Una de las situaciones recurrentes es que, tras el primer embarazo, aumentan las probabilidades de que la niña o adolescente vuelva a quedar embarazada. González dice que por ello han iniciado un proceso para poder adquirir el implante subdérmico, que es uno de los métodos más eficaces y que no afectan la fertilidad. “Una de las estrategias para reducir el embarazo en adolescentes es apostarle a métodos anticonceptivos de larga duración reversibles”, explica la funcionaria.


De una base de datos que contenía 3,638 tipos de diagnósticos se agruparon por palabras relacionadas a embarazo.



De una base de datos que contenía 3,638 tipos de diagnósticos se agruparon por las causas de egreso más recurrentes, como embarazo.

Los diagnósticos que no eran parte de los 11 causas presentadas se omitieron para este gráfico.