Durante los últimos diez años, desde el Ministerio de Salud el principal enfoque para trabajar con adolescentes ha sido la educación sexual y reproductiva.
“Sin embargo, nos hemos dado cuenta, y la ley lo dice así, que tenemos que garantizar la salud integral”, admite el coordinador de la Unidad de Atención de Adolescentes y Jóvenes, Mario Soriano.
En 2010, la principal causa de mortalidad de la población de 10 a 14 años fueron los traumas, con una tasa del 3.6% por 100,000 adolescentes. Pero en segundo lugar, con 2.12%, estaban los tumores malignos; seguido de las neumonías con 1.14% y la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) con 1%. Las causas de mortalidad de los jóvenes de 15 a 19 años eran similares. Los traumas, heridas y fracturas representaban una tasa del 16% por 100,000 adolescentes. Los efectos tóxicos por sustancias no medicinales tenían una tasa del 8%; los tumores malignos 4% y la IRC 2%.
Los datos demostraban la necesidad de poder garantizar una mejor atención en los servicios especializados de salud. Pero actualmente los niños que desarrollan una enfermedad crónica no pueden ser atendidos en el Bloom y deben ser trasladados al resto de hospitales generales o al Rosales. Soriano está de acuerdo en que el ingreso de un menor de edad a un centro como el Rosales puede ocasionar un impacto traumático.
“Si vamos a hablar de por qué el Bloom sigue atendiendo hasta esa edad es porque la capacidad instalada que hay tanto en infraestructura como personal, así como insumos médicos, entiéndase equipos, medicamentos, ha sido definida para una población de niñez”, sostiene. En el Bloom algunos pacientes aún son atendidos, aunque superen los 12 años, porque iniciaron su tratamiento años atrás. Soriano considera que los límites de la infraestructura y la capacidad instalada se confirman con los pacientes adolescentes, que han comenzado a rebasar algunos servicios. Puso como ejemplo que los adolescentes que son más altos ya no caben en las camas del hospital.
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“Hace aproximadamente un año hemos iniciado un proceso para identificar la manera de cambiar este servicio que ha sido pensado para niñez, como también adaptarlo para adolescentes”, añadió Soriano. El proceso se enfocaría para los pacientes con enfermedades renales, cardíacas, de la sangre y problemas pulmonares, que serían las principales causas de atención.
No obstante, no significa que en el Bloom van a recibir a todo el grupo de 12 a 18. Soriano señala que buscan que en el Rosales también exista un enfoque de atención diferenciada para los adolescentes, ya que ahí en cada servicio ingresan a personas de todas las edades.
Soriano asegura que, para cumplir la disposición de la Ley Lepina de garantizar la atención integral a la salud de los niños y adolescentes, han instalado un marco regulatorio para poder sensibilizar los servicios y al personal de salud en la atención de los menores de edad.
Salud no cuenta con un monto en el presupuesto para la adolescencia, la unidad de Soriano recibe apoyo económico a través de agencias de cooperación, por lo que el proceso para la sensibilización de los servicios podría no avanzar al paso esperado.
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Soriano sostiene que han iniciado un proceso en el Rosales en el que se le hace una evaluación a todos los adolescentes que ingresan, independientemente de la causa; es decir que pasan por el área de servicio social para que no solo se preste atención a su expediente clínico, sino también a otros factores de riesgo sociales, familiares y comunitarios.
“Lo que más ha costado es sensibilizar al personal. Están acostumbrados a tratarlos como adultos”, lamenta Soriano.
Aunque no se considera construir un área específica solo para adolescentes, Soriano dice que planean que en el Rosales, en los servicios donde hay un promedio semanal de adolescentes ingresados, se establezca un grupo de camas solo para adolescentes en cada área. Dependiendo de la afluencia de adolescentes al servicio se establecerán las primeras tres o cinco camas, para darle un carácter de atención diferenciada.
“Hoy por hoy y durante los próximos diez años, la población adolescente es la más grande de este país, los servicios deben estar más capacitados para atender a esta población”.
Pero, a la vez, también faltan más esfuerzos en el tema de salud sexual y reproductiva. La ministra de Salud, Violeta Menjívar, expone que hay una reducción en los embarazos de adolescentes, pero no ha sido suficiente.
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