El Tribunal Quinto de Sentencia ha programado para hoy el juicio contra Kevin Armando Rivera y Ricardo Isaías Fuentes Melgar, acusados de haber asesinado a Carlos Álvarez, hijo del comediante salvadoreño Carlos Álvarez Pineda, conocido como Aniceto Porsisoca.
El homicidio fue cometido en un autobús de la ruta 101 D, entre la 75a. Avenida Norte y alameda Juan Pablo II, en San Salvador.
(Kevin Rivera es uno de los acusados de participar en el asesinat0. Foto EDH/ Mauricio Cáceres)
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En esa fecha, testigos aseguraron que, “dos sujetos que iban como pasajeros en un bus de la ruta 101-D se levantaron de sus asientos y comenzaron a despojar a las personas que iban a bordo”. Un testigo dijo que “cuando le exigieron el celular a la víctima (de 38 años) se originó una discusión y fue cuando le dispararon a la altura del tórax y le causaron la muerte”.
Fuentes Melgar fue arrestado en la colonia Escalón, el 2 de junio, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) recabara las evidencias necesarias que lo involucran en el asesinato de Álvarez, mientras que el segundo sospechoso, Rivera Rivera, fue capturado el 3 de junio, en una casa abandonada de la comunidad Nazareth situada en la 75a. Avenida Norte en la colonia Escalón.
Sin embargo, dos meses después del homicidio, un investigador del caso explicó que Álvarez en ningún momento se opuso a que le despojaran de su teléfono celular.
Sostuvo que el grado de nerviosismo en el que andaban Fuentes Melgar y el otro sospechoso pudo haber influido para que le dispararan.
“Los hechores actúan de forma tan nerviosa que no le dan tiempo a la víctima de poderles entregar de una manera correcta el celular. Ellos presumieron que la víctima iba a sacar un arma y por eso le disparan. La intención de la víctima era entregarles el celular y no iba a arriesgar su vida por un celular”, dijo uno de los investigadores.
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Familiares de Álvarez Rivera dijeron, en su oportunidad, que no creían de que él se haya opuesto a entregar el celular, ya que era una “persona pacífica”.
La víctima era ingeniero mecánico, además era integrante de la Federación Salvadoreña de Ajedrez, voluntario y catedrático de la Universidad Don Bosco en San Salvador.
La Fiscalía asegura que tiene las pruebas suficientes para que el tribunal condene a los dos acusados a la pena máxima de 30 años.