En una requisa realizada en el centro penal de Ciudad Barrios el 30 y 31 de enero anterior, las autoridades encontraron por lo menos seis pedazos de madera que simulaban ser fusiles.
Fuentes de inteligencia aseguraron que esos fusiles de madera eran utilizados por los mareros internos en esa cárcel para entrenar en tácticas de combate.
Sin embargo, el miércoles anterior, Rodil Hernández, al frente de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) negó que tales objetos estuvieran siendo usados para impartir entrenamiento militar al interior de la prisión.
La explicación que Hernández dio a El Diario de Hoy fue que los fusiles fueron usados por los internos para representar una obra de teatro al interior de la cárcel.
El funcionario no especificó cuál obra teatral es la que representaron los reclusos.
Se limitó a decir al respecto que el director de esa cárcel ya le había enviado un informe sobre esos objetos.
“Esa fue una actividad que la señora directora de la escuela adscrita al centro penal, que autorizó una obra de teatro donde utilizaron esos elementos”, afirmó Hernández.
De acuerdo al director de Centros Penales, ese informe lo pondrán a disposición de la Fiscalía General cuyas investigaciones determinarán si fue así o no.
De acuerdo con las fuentes de inteligencia, es la primera vez que se realiza un decomiso de esa índole. Y también es la primera vez que se tiene conocimiento de que los reos realizan entrenamiento de combate al interior de los centros penitenciarios, a pesar de la supuesta vigilancia de agentes penitenciarios en el interior y de elementos de la Fuerza Armada en el exterior.
Como televisores para ver películas educativas
La explicación sobre el hallazgo de los fusiles de madera en el penal de Ciudad Barrios parece estar en los mismos términos que la explicación que el jueves dio el expresidente Mauricio Funes sobre decenas de televisores introducidos durante su Gobierno a las cárceles: dijo que los televisores plasmas eran para que los reclusos vieran películas educativas.
Seguirán introduciendo teléfonos en los penales
Los centros penitenciarios continúan bajo el control de los grupos de maras o pandillas que en ellos están recluidos. Los teléfonos y otros objetos ilícitos para comunicarse con los delincuentes que están en libertad continúan siendo introducidos de contrabando.
En ese sentido, el director de Penales no tuvo reparos en decir que la introducción ilegal de teléfonos celulares a las prisiones se seguirá produciendo mientras no haya las condiciones adecuadas en las cárceles.
En el 2010 fue creada la Escuela Penitenciaria con el propósito de formar personal de custodios y administrativos que trabajan como tales en las cárceles salvadoreñas.
Con ello se pretendía bajar los niveles de corrupción entre los custodios y, por consiguiente, evitar la introducción de objetos ilícitos a los recintos carcelarios.
Sin embargo, la reciente requisa en la cárcel de Ciudad Barrios demostró que la corrupción sigue rampante: 320 teléfonos fueron decomisados, cientos de chips, cientos de cargadores de esos aparatos y una pistola nueve milímetro con tanta munición para llenar cinco cargadores, entre muchos objetos.
“La magnitud de lo que hemos encontrado en (el penal de ciudad) Barrios nos demuestra que hay mucho que hacer”, indicó Hernández.
Esa cantidad de teléfonos (320) podrían haber sido introducidos en un lapso de dos o tres meses a los sumo, pues según Hernández, la última requisa que se hizo en esa cárcel fue en octubre o noviembre del año pasado.
Investigación en curso
El fiscal General, entre tanto, dijo el martes anterior que investigará a los responsables de permitir el ingreso o tolerar la tenencia de todos esos objetos ilícitos dentro del penal de Ciudad Barrios.
Aparentemente, la Fiscalía no la tendría muy difícil para dar con los responsables, partiendo del hecho de que en el penal de Ciudad Barrios solo hay 30 agentes penitenciarios destacados, según lo manifestado por Rodil Hernández a El Diario de Hoy.