Sandra entregó amor a los niños más allá de las aulas

La maestra asesinada el lunes por supuestos pandilleros fue sepultada ayer en Cojutepeque

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Cojutepeque está de luto. Unas 200 personas asistieron este miércoles 17 de febrero al entierro de Sandra Rivera Ángel, profesora del Centro Escolar Católico San Sebastián, asesinada el lunes 15 de febrero. A la misa y entierro se presentaron varios niños para acompañar a la familia de la víctima, a quien le dispararon cuando se dirigía a su trabajo.

/ Foto Por elsalvador.com

Por Diana Escalante

2016-02-17 6:46:00

El asesinato de la maestra Sandra Élida Rivera Ángel ha conmocionado a los salvadoreños pero más a los residentes de Cojutepeque, en Cuscatlán, quienes este miércoles salieron a las calles a despedirse de ella por última vez.

El vehículo que transportaba los restos mortales de Rivera era seguido por un centenar de personas; muchas llegaron desde los municipios de Tenancingo y El Rosario, en Cuscatlán, donde también impartió clases en sus 17 años de carrera profesional.

Al paso de la caravana fúnebre se fueron uniendo más habitantes de la ciudad donde Sandra nació y vivió durante 40 años.

Alrededor de las 9:30 a.m., unas 400 personas estaban reunidas en la iglesia San José para participar en la misa de cuerpo presente.

Un grupo de alumnos del Centro Escolar Católico San Sebastián (donde Rivera impartió matemáticas en los últimos seis años) formaron una valla humana en el atrio de la iglesia para rendirle homenaje a la “seño Sandra”.

Uno de los sacerdotes que presidió la ceremonia dio palabras de consuelo a los dolientes, pero también envió un mensaje a los delincuentes que, el lunes pasado, asesinaron a balazos a la profesora en la colonia Franco.

“Estoy seguro de que por aquí debe andar alguien conocido de los que saben cómo sucedió esto (el homicidio); no los que lo hicieron, pero sí conocidos. Ojalá que estuvieran aquí: Queremos decirles que en el corazón de Dios no hay espacio para el odio ni la venganza, sino para el perdón… Sé que me están escuchando”, expresó el sacerdote.

La docente empezó dando clases en su casa

Algunas personas que asistieron al cementerio general de Cojutepeque recordaron que Sandra, desde que era menor de edad, expresaba que quería ser profesora.

Un señor que la conoció  cuando ella tenía seis años relató que el padre de la profesional  le compró una pizarra, cuando era una niña, y en su casa reunía a varias amigas a quienes les ayudaba a hacer sus  tareas, sobre todo las de matemáticas.

“Eso le encantaba a ella. Ya tenía ese don para la pedagogía y el Señor le concedió que a través de la preparación llegara a trabajar en tres instituciones educativas”, dijo el amigo de la víctima.

Desde hace seis años, Rivera estaba destacada en la escuela San Sebastián. Su traslado hacia ese centro educativo le causó doble satisfacción, según sus allegados.

Primero porque en la institución se enseña la doctrina católica, la religión en la que los padres de Rivera la formaron, y porque ahí conoció al hombre con el que hace tres años se casó.

Cuando la pareja se conoció, el hombre había enviudado y tenía una hija. Al casarse con Sandra no pudieron tener hijos pero ella crió a su hijastra como si fuera suya.

En 2009, la profesora perdió a su única hija (quien tenía seis años) en un ataque con granada M-67 cometido por  la mara Salvatrucha contra un grupo de personas que estaba en una clínica pediátrica de Cojutepeque.

La ausencia de su hija hizo que Sandra se entregara y encariñara con otros niños, incluso fuera de la escuela.

Según sus parientes y amigos, la maestra tenía la costumbre de hacer fiestas navideñas y dar regalos a los niños que residen en la colonia donde fue acribillada por supuestos pandilleros.

El día que la mataron, la señora regresaba de comprar unos artículos que usaría para celebrar el Día de la Amistad con sus estudiantes.

El esposo de la víctima destacó la paciencia que Rivera tenía con sus alumnos para que les resultara más fácil  comprender los problemas de matemáticas.

Sobre el móvil del homicidio de la maestra, su familia dice no tener respuestas. Siguiendo el ejemplo de Sandra cuando le mataron a su hija, los dolientes dejarán que la justicia de Dios se encargue de los asesinos. 

Estudiantes recibirán asistencia psicológica

A raíz del brutal asesinato de la docente, un delegado de Ministerio de Educación dijo ayer, en el entierro de Rivera, que a partir de hoy los estudiantes y docentes de la escuela San Sebastián recibirán asistencia psicológica.

Entre las instituciones que participarán, según la fuente, están la congregación de los Hermanos Maristas, el Episcopado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

Como muestra de solidaridad con los dolientes, los últimos tres días no hubo clases en el centro educativo.