Maricela Ramos y Pedro Rodríguez pertenecen a la primera generación de estudiantes que se interesaron en la magia cuando Magos sin Fronteras vino a El Salvador en 2008, provenientes de comunidades empobrecidas de la zona urbana de Santa Ana, ambos aseguran que la magia ha sido su escape de ese complicado entorno social.
Perseveraron en sus estudios de magia; ahora, enseñan los trucos para llevar una mejor vida a los niños del Club de Magia, implementado por Glasswing y Magos sin Fronteras en el Centro Escolar Marcelino García Flamenco de Santa Tecla.
“Haber conocido la magia es lo mejor que me ha pasado en la vida”, expresó Pedro el mago “Peter”, quien ahora se siente feliz por compartir su talento y ayudar a cambiar la vida muchas personas con su mensaje positivo y ejemplo de superación.
El caso de Maricela Ramos, maga “Maricela”, es similar. Proviene de la misma comunidad y emprendieron juntos el largo camino que poco a poco ha dado sus frutos, principalmente, cuando estás del lado de la enseñanza. “…Es una sensación que solo se puede expresar si la vives”, dijo Maricela.
Magos sin Fronteras y un esfuerzo liderado por Tom Verner permitieron a Maricela y Pedro estudiar bachillerato y, recientemente, graduarse de gastronomía en el Instituto Tecnológico Centroamericano ITCA Fepade.