Edificios dañados por los terremotos aún son amenaza

Pese a los daños que presentan algunos edificios con bandera roja siguen en uso

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 En 2001 el Centro Escolar Joaquín Rodezno, en San Salvador, sufrió daños en la tercera planta, los cuales fueron reparados. Sin embargo, la institucíón tiene algunos daños en el primer nivel debido a sismos posteriores, según dijo la directora. 

/ Foto Por Fotos EDH / Huber Rosales

Por Susana Joma

2016-01-11 6:00:00

A quince años de los últimos sismos, del 13 de enero y febrero de 2001, en el país aún hay vestigios de edificios dañados. Hay casos de escuelas  urbanas y rurales donde aún no se ha reparado o reconstruido la infraestructura afectada. Además, todavía hay familias que esperan recuperar la vivienda que perdieron.

Algunas de las edificaciones  que han sido afectadas, incluso por sismos anteriores, son un peligro latente, según reconoció Jorge Meléndez, secretario para Asuntos de Vulnerabilidad y director general de Protección Civil.

“Evidentemente hay unas que se puede observar que no han sido intervenidas y que son un peligro grande, por ejemplo los edificios Modelo, los edificios del Cine Regis. Digo que es evidente, porque uno puede observar las grietas; hay gente viviendo allí, que son usurpadores, pero están poniendo en peligro su vida”, explicó.

Meléndez reconoció que, hasta la fecha, no hay un diagnóstico de esas edificaciones   y que esa es una de las tareas urgentes que están pendientes de ser impulsadas en forma interinstitucional.

Centros aún con daños

Pero el impacto de los  terremotos no solo es visible en  edificios habitacionales, donde todavía residen muchas familias,  sino también en algunas instituciones educativas. 

Gloria Müeller, directora del Centro Escolar Joaquín Rodezno, de San Salvador, explicó que, si bien el Ministerio de Educación (Mined) les arregló la tercera planta que fue afectada por los terremotos de 2001, las institución tiene daños en las columnas que son producto de movimientos telúricos posteriores.

Hay otras instituciones como el Centro Escolar Julián Aparicio, Chinameca, San Miguel, que aún no han sido atendidas y cuatro secciones  de estudiantes aún reciben clases en aulas provisionales.

Eduardo Antonio Guandique, director del mencionado centro educativo, afirmó que la estructura dañada la botaron, pero nunca les volvieron a edificar las aulas con sistema formal.

Para 2001, la población estudiantil de la escuela dirigida por Guandique era de 331 alumnos. Hoy son 739.

Mientras en el Centro Escolar El Congo, la pared de un pabellón de dos aulas quedó con grietas desde 2001 y la subdirectora Rosa Elia Zaldívar teme que la pared caiga con algún nuevo movimiento fuerte.

Francisca Rubio, directora del Centro Escolar  Tomás Medina, de Santa Ana, el cual  resultó con bandera roja, señaló que la escuela fue remodelada porque tenía bastantes fisuras, pero quedaron con el problema de que la instalación eléctrica no funciona bien.

Aunque Óscar Eduardo Hernández, director de Hábitat y Asentamientos Humanos del Viceministerio de Vivienda,  dijo que esa institución no tiene registros estadísticos  sobre el número de viviendas  impactadas hace quince años; afirma que, a estas alturas, todavía hay familias que no han conseguido una nueva casa.

“Lo que sí le puedo decir es que, todavía este año 2015, hemos atendido familias que fueron directamente afectadas por los sismos de 2001 y que no habían podido acceder a una nueva vivienda que reemplazara la que les fue destruida. Entonces, todavía tenemos familias que falta por atender”, manifestó.

Él estima que en estos últimos años se han construido unas 15 mil viviendas aproximadamente.

Más preparación

Pese a que ninguna de las instituciones consultadas tiene una estadística precisa de los daños que hubo en materia de infraestructura, tanto el secretario de Vulnerabilidad como el director de Hábitat y Asentamientos Humanos del Viceminiterio de Vivienda aseguran que se han venido realizando acciones para que el país esté mejor preparado ante nuevos eventos de esta naturaleza.

Meléndez expuso que hoy en día ya se cuenta con una microzonificación sísmica del Área Metropolitana de San Salvador, así como un estudio piloto en Santa Tecla que se tiene que expandir a San Salvador. Por el momento, este último documento permite tener una valoración de riesgo sísmico en varias colonias de Santa Tecla, ciudad que fue particularmente afectada.

Meléndez asegura que también se ha evaluado un poco más de mil infraestructuras de salud, de educación y del gobierno, de tal forma que ya se tiene conocimiento de cómo se van a ver afectadas   y qué medidas habrá que tomar. Sin embargo,  hace notar que, en lo sucesivo, el impacto de los terremotos tendrá otros niveles, porque tras los terremotos de 1986 y 2001 la mayoría de viviendas construidas de bahareque han desaparecido y han dado paso a edificaciones construidas con otras técnicas.

El funcionario  advierte que ahora se cuenta con un Sistema Nacional de Protección Civil, con la secretaría  para Asuntos de Vulnerabilidad y adempas con un gabinete de Sustentabilidad Ambiental y Vulnerabilidad.

Enlaces

Sostiene que se ha logrado entablar comunicación con la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y con la Cámara de Comercio, con quienes se ha establecido dos prioridades: la adaptación al cambio climático (con el tema de la sequía) y la preparación ante los terremotos. 

La Secretaría de Vulnerabilidad impulsa, sobre todo en la zona Sur de San Salvador,  la difusión de dos guías de preparación frente a los terremotos: una de ellas está dirigida a las familias y la otra a instituciones gubernamentales y privadas.

Estas permiten que las personas en forma práctica diagnostiquen  la condición de su vivienda, determinen las debilidades, los puntos fuertes de su vivienda y hagan un plan de acción que les permita ser menos vulnerables.

Esta guía también se trabajará con 107 centros escolares.

Para este proyecto la secretaria en mención requerirá del apoyo de la Alcaldía de San Salvador, según indicó.

Meléndez  destaca otros avances como el hecho de que ya se cuenta con un Catálogo de Mapas de Tsunami, el cual determina cómo afectaría  un evento de ese tipo en cada punto de la zona costera.

 Aunque no se logró obtener una entrevista con un técnico  de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) sobre este tema, Óscar Eduardo Hernández, director de Hábitat del Viceministerio de Vivienda afirmó que hay avances en las regulaciones para la construcción de viviendas. 

Nuevas regulaciones

“A partir de los sismos del 86 y 2001 se dieron iniciativas para modernizar el marco legal y marco regulatorio para las construcciones”, precisó.
Como ejemplo, señala que con la  ayuda de la cooperación japonesa (Jaica) en los últimos años se desarrolló investigaciones y propuestas de alternativas de construcción que asegurarán la calidad antisísmica de las nuevas construcciones.

De ese apoyo se tuvo como resultado un reglamento para la edificación de viviendas con adobe mejorado y otro reglamento para construir viviendas social con mampostería de bloque de concreto y mampostería confinada.

Hernández detalló que en la actualidad trabajan un plan de acción para desarrollar el Reglamento Unificado de la Seguridad Estructural. 
“La importancia de este reglamento es que debe permitir adecuarnos a las diferentes modalidades de sismos que nosotros podemos tener, a otros fenómenos naturales que también afectan la seguridad estructural”, dijo.

El director de Hábitat señaló que, en términos constructivos, el país está mejor; pero subrayó que seguimos vulnerables a cualquier sismo. 
Según indicó, ni siquiera las construcciones antisísmicas que se han levantado en los últimos años están libres de verse afectadas, porque todo dependerá de la magnitud del evento que ocurra.

“Si la magnitud del evento es de tal nivel que supera los parámetros sísmicos, siempre vamos a tener daños. Lo que se trata es de disminuir daños en vidas humanas y, en eso,  creo que hemos mejorado bastante. Sin embargo, todavía nos queda mucho por hacer”, agregó.