Al proteger la flora autóctona se reducen daños por el cambio climático

Plantar árboles es la única forma de proteger mantos acuíferos y mejorar el clima

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Foto Por Picasa

Por Mariano Villatoro / comunidades@eldiariodehoy.com

2016-01-25 9:00:00

Una forma efectiva y segura de reducir las consecuencias  del cambio climático es fortaleciendo nuestros bosques con especies autóctonas y otras que se han adaptado perfectamente a nuestro ecosistema.

De nuestra valoración de prioridades depende seguir teniendo esos pulmones naturales llamados bosques y fortalecer las cadenas existenciales de la fauna y flora nativa y migratoria, además de evitar la erosión y fabricar agua como reservorio. 

Es encomiable ver proyectos que en este aspecto impulsa el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), SALVANATURA, la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) y otros organismos que apoyan este tipo de proyectos. 

Optimismo

 Una de las mayores riquezas que la naturaleza brinda a los salvadoreños es la biodiversidad existente en el trópico y especialmente las múltiples especies de la flora consideradas como autóctonas.

Están ahí, para que las apreciemos, manejemos y multipliquemos en función de nuestra creatividad y necesidad. 

Las especies autóctonas son propias de estas regiones y de mayor capacidad de sobrevivencia en las diferentes situaciones de tierra, topografía y clima, a diferencia de las especies exóticas o traídas de otras regiones, que con un pequeño desequilibrio de precipitación anual o temperatura, mueren.

La flora autóctona nos permite establecer estampas propias de nuestra naturaleza tropical, con la garantía  de retornar la fauna silvestre a nuestros ambientes rurales. Entre estas especies tenemos:  ojushte, cacao, chaperno,  quebracho, matasano, caliandra, pacún, mamoncillo, papaturro, San Andrés, jacaranda, zapotillo.

Además, mangollano, achiote, alocacia, philodendros,  pacaya, suncuyo, memble,  funera, morro, madrecacao,  leucaena, paterno, pepeto, marañón, nance, aceituno, plumería, el manzano rosa.

Como ellos hay una infinidad de especies óptimas para cultivarlas en forma decorativa y  atraer a los turistas extranjeros del primer mundo que buscan apreciar las estampas de flora, fauna y costumbres inmersos en el ambiente mesoamericano.

Basta plantar adecuadamente sectores de un pequeño terreno de nuestros bosques, tal como el parque Walter Thilo Deininger, con senderos funcionalmente  conectados con pequeñas  glorietas y bordeados  de heliconias, helechos, de chaya, quina, quequeisque  entre otras bondadosas especies autóctonas que brindan belleza, alimento, maderas, floraciones y follajes únicos, además de brindarnos oxigeno, filtrar agua lluvia al subsuelo, absorber carbono y evitar en general el recalentamiento del planeta. 

Pero aun mas importante es que la ejecución de estos proyectos en terrenos aparentemente inservibles, los puede convertir en una  floreciente fuente de ingresos invaluables como agua, salud etc,.

Si se comienza un plan de siembra de árboles con plantas autóctonas, el éxito está asegurado y paulatinamente puede incorporarle plantas exóticas para darle un toque universal al sistema .

Si se siembran las fuentes de alimentos de las aves,  ellas regresaran y se multiplicaran  en su granja  o finca ecológica, las bromelias y las orquídeas se multiplicaran en los árboles; el tepezcuintle se encontrara  con sus manjares si encuentra semillas de matasano, ojushte .

El vivero San Andres, brinda asesoría gratis y vende arbolitos al costo a todo proyecto de conservación de bosques. LLame al 2305-2306.