A raíz de las recientes redadas realizadas en diversos rincones de Estados Unidos y del paso por Centroamérica de migrantes cubanos en búsqueda de alcanzar suelo americano, un debate ha surgido en torno a las diferentes políticas migratorias estadounidenses.
En un espacio radial de la cadena pública NPR, la periodista Carrie Kahn introdujo un segmento titulado: “En la frontera (sur de Estados Unidos), los cubanos son bienvenidos y los salvadoreños deportados”.
En este espacio, Kahn señaló los contrastes en el tratamiento de migrantes, especialmente cuando la cifra de centroamericanos que buscan llegar a suelo americano se ha incrementado, particularmente de personas provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras.
La periodista de NPR, quien recientemente estuvo en El Salvador cubriendo al primer grupo de cubanos que partió por tierra a Estados Unidos, tuvo la oportunidad de convivir con dos tipos de inmigrantes: los que salieron de la isla caribeña y se movilizan por Centroamérica hasta alcanzar Texas, y los salvadoreños agobiados por la violencia y la falta de empleo, quienes esperan emprender su arriesgado viaje. Para ilustrar este contraste, ella cita una caricatura publicada en El Diario de Hoy, que compara a ambos tipos de migrantes.
Una de las razones del trato diferenciado, recuerda Kahn, es la política que indica que todo cubano que toque suelo en Estados Unidos recibe inmediatamente asilo político en este país.
Esto proviene de la Ley de Ajuste Cubano, aprobada en noviembre de 1966 y firmada por el entonces presidente Lyndon Johnson.
Con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, hay quienes temen que esta ley pueda perder efecto, pues impediría que muchos cubanos, aún oprimidos y agobiados por la situación económica en la isla, gocen de trato preferencial si logran llegar a Estados Unidos.
Por otro lado, Kahn compartió con algunos salvadoreños, entre los cuales destaca el caso de un joven, cuya identidad no revela, que emprendió su viaje a Estados Unidos tras ser amenazado en diferentes ocasiones por pandillas.
En Estados Unidos fue capturado y tras meses en un centro de detención, un juez desestimó su testimonio y ordenó su deportación. Ese joven, reporta Kahn, volvió a partir hacia Estados Unidos a inicios de este año.
Estos tratos disímiles ponen en entredicho la política estadounidense en momentos en que la violencia se recrudece y el mismo Departamento de Estado ha retirado a los Cuerpos de Paz que voluntariaban en El Salvador por la situación de violencia y ha advertido a sus ciudadanos de los peligros de viajar a El Salvador.