Peregrinajes armados: el comercio y la cultura en el levante durante las cruzadas

Lo que se formó de esta primera guerra de Dios, llamado  Antioquía en Le Outremer, (la primera Nueva Tierra Cristiana a través  de los mares) se encontraba en una posición delicada entre Bizancio, los Turcos y los Cruzados Europeos.  

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Foto Por elsalvador.com

Por Katherine Miller / Doctorado en estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2015-12-12 9:00:00

Las praderas y colinas alrededor de Clermont-Ferrand en el sur de Francia, el día 27 de noviembre de 1095, resonaban con gritos de fuerza de las gargantas de miles de familias, las palabras “¡DEUS VULT!”:  “¡ES LA VOLUNTAD DE DIOS!”.

El Papa Urbano II, momentos antes, había predicado la Primera Cruzada, un peregrinaje armado de poblaciones europeos enteras contra el Levante, con el objetivo de quitar la ciudad sagrada de Jerusalén de los Musulmanes.  

Así comenzaron las campañas militares exigidas y sancionadas por la Iglesia Católica que duraron más de 200 años de cruzadas, y que incluyeron no solamente guerras de conquista, sino que masacres, decapitaciones, capturas de ciudades, migraciones, igual como la construcción de relaciones comerciales y culturales contenciosos entre el Levante y Christendom:  donde vivieron los cristianos que iba llegar a ser Europa Occidental.

La Europa contemporánea del siglo XI —simultáneo con la Primera Cruzada— estaba envuelta en las convulsiones bélicas del conflicto sobre la Investidura (una serie de guerras para decidir si eran los príncipes o el Papa quien ostentara el poder para nombrar los obispos).

En el Oriente del siglo XI, en las costas mediterráneas había guerras y conquistas de muchas índoles entre Bizancio, Islam y los Turcos cuando llegaron los príncipes y nobles franceses y cristianos —líderes de esta Primera Cruzada— quienes encabezaron enormes masas de familias a Constantinopla en el camino a Jerusalén, habiendo acatado el llamado del Papa para tomar Jerusalén.  Todos los que participaron, declaró el Papa, ganarán la remisión de sus pecados.

 
En este espíritu, en este peregrinaje armado hacia la Tierra Santa, el camino por Alemania, decidieron cometer grandes masacres —“pogroms”— de Judíos (porque los Judíos también eran considerados infieles).

En 1099, los Francos de la Primera Cruzada conquistaron a Jerusalén y masacraron a los habitantes Judíos y Musulmanes antes de comenzar a construir los Estados Cruzados (Crusader States) de Antioquía, Edessa y Tripoli, ubicados 300 kilómetros al sur.

 Examinamos uno de estos Estados Cruzados:  Antioquía, establecido por los franceses de la Primera Cruzada.  Toma nota que estamos en Siria en 1099.

En Antioquía, en Siria, el primer Estado Cruzado construido por los franceses, era rica en granos, ganado, madera, minas.  Gozaba de un suelo fértil y un puerto excelente con comercio con Chipre y Asia Menor.  Muchos que habían llegado en la Cruzada eran comerciantes, artesanos, notarios y otros con habilidades para aprovechar las grandes oportunidades en Antioquía, disponibles ya que europeos en esta zona pudieran estar  en contacto con Constantinopla, la Ruta de la Seda desde la India y China y toda la riqueza del Oriente.  

Como la conquista de Antioquía había sido una victoria militar de los Franceses (Franji  en los dialectos locales),  los Franceses tomaron control de la agricultura, el comercio de textiles, azúcar, olivos, frutas que produjeron enormes ganancias cuando eran transportados y vendidos en Europa.  

abía multitudes de matrimonios entre los cristianos y los griegos, italianos, franceses y árabes —algunos dicen que era con el objetivo de mantener Antioquía bajo control contencioso de Europa y Bizancio, ambos.  

En estas circunstancias, había muchos cambios en las creencias religiosas.

Y toda esta población pagaron impuestos a los franceses que formaron bancos con los órdenes monásticos militares (Templares y Hospitallers) que habían participado por razones religiosos (eran monjes) pero quienes también eran caballeros militares.

Lo que se formó de esta primera guerra de Dios, llamado  Antioquía en Le Outremer, (la primera Nueva Tierra Cristiana a través  de los mares) se encontraba en una posición delicada entre Bizancio, los Turcos y los Cruzados Europeos.  

Antes de que comenzara la Segunda Cruzada (1147), el Patriarca John de Bizancio emitió lo que se llamaba un Chrysobull (que significa, en griego, bula de oro), un decreto bizantino con sello de oro otorgando un tratado que implicó el nombramiento de clérigos griegos en Antioquía y otorgó el poder de negociar las alianzas de matrimonios (con enormes dotes) con los Príncipes franceses de Antioquía, además de otorgar el derecho exclusivo a Bizancio para cobrar impuestos.   

Importante tomar nota que este documento también estableció un tratado de monopolio comercial entre Bizancio y Venecia y controlaba los derechos de toda índole sobre un monopolio de las actividades de los mercaderes venecianos quienes eran los que ejercieron el derecho exclusivo a vender los lujos de la Ruta de Seda que alimentó el comercio a Bizancio.

Las provisiones legales del Chrysobull representaron toda una política bizantina de intentar  asumir control de los Estados Cruzados:  especialmente en Antioquía.

Ahora, los Estados Cruzados se encontraban en un reinado de príncipes cristianos muy frágil pero tenaz. Dependían en Europa, pero también fueron controlados por Bizancio.  

De lenguajes había muchos, pero la lengua del poder, derecho y comercio era francesa.  Notarios y traductores fueron muy buscados y los cruzados penetraron los intersticios de los esquemas religiosos, políticos, sociales y personales.

 Las leyes de Antioquía gobernaban la situación jurídica de comercio y derecho del estado en general.  Los jurados, testigos, y cortes fueron controlados por los cristianos de la Europa gobernada por las doctrinas de Roma (no Constantinopla) y a los europeos y sirios les fue permitido jurar juramentos en sus libros sagrados respectivos:  los Cristianos sobre los Evangelios de la Biblia; los Judíos sobre la Torah y los Musulmanes sobre el Corán.

Guerras y conquistas continuaron como trasfondo.  Continuaban las masacres, el envío por algunos emires de cabezas y brazos momificados de los enemigos franceses y no se puede obviar los hechos de la situación que, durante la Tercera Cruzada (1189-1192), durante el asedio de Acre, cerca de Jerusalén (1189-1191), Ricardo y Saladin estaban negociando el destino de 2700 prisioneros de guerra musulmanes.

El rey inglés, Ricardo Corazón de León, jefe de la Tercera Cruzada, rompió con los términos que había acordado con Saladin, y Ricardo ordenó que los caballeros cruzados ingleses y franceses bajo su mando amarraran las manos y pies de todos los 2700 prisioneros  musulmanes y los decapitaron.

Como declaró Winston Churchill en su historia de los reyes de Inglaterra cuando evaluó a Ricardo Corazón de León:  “Su vida fue una procesión magnífica que, una vez terminada, dejó una pradera vacía.”

Y todos sabemos del episodio en que, cuando Ricardo, el rey inglés, se enfermó con una fiebre, el Sultán Saladin lo envió peras y duraznos y nieve de las montañas para calmar su sangre caliente.

Sin embargo, regresando a las estructuras judiciales y comerciales de Antioquía, el Estado Cruzado emergente de la Primera  Cruzada, encontramos que el derecho plasmado en la ley incluía que todos podían participar de igual manera “porque, ya sean Sirios, o Griegos, o Judíos, o Samaritanos o Nestorianos o Sarracenos, todos son, también, hombres igual como los Francos (Franceses)” [Livres des Assises de la Cour Bourgeois [i.e., Leyes y procedimientos de las cortes de Antioquía], (Paris, 1843), citado en B.Z. Kedar, The Franks in the Levant (1993).]

Además, el gran hospital en Jerusalén fundado y administrado por la Orden de San Juan (Order of St. John Knights Hospitallers), según sus libros de contaduría, documenta que, de los cientos de enfermos presentes de una sola vez, personas de cualquier raza o religión pudieron recibir cuidados médicos, con excepción de los leprosos.

Este, talvez, no era el retrato que los formadores de opiniones clericales del Occidente, ni de sus colegas en el Oriente, estaban dispuestos a aceptar en este entonces, ni ahora.  Ni es correcto ni preciso presentarlo como un mito políticamente optimista y positiva que explica todo con solamente dos dimensiones para elogiar a los Estados Cruzados conquistados y desarrollados por los franceses.

No había nada parecida a una Pax Romana; no obstante la aculturación durante la breve presencia de los franceses —los Francos—  en Siria y Palestina.  

No construyeron una identidad cultural cohesiva con las divisiones e lenguaje, derecho, religión.  Coexistencia es una descripción mas adecuada.

Finalmente, los dueños de tierras ausentes de Antioquía (viviendo en Europa) impusieron obligaciones sobre los que tenían propiedades dentro de las obligaciones civiles que estaban creciendo por medio de matrimonios mixtos, contratos, y colonos quienes llegaron de todas partes de Europa no solamente para morir por Cristo en la Cruzada, pero para vivir en tierra rica con un compromiso a Dios.  

Después de las primeras masacres y las mutilaciones continuas, las expulsiones de los Musulmanes y Judíos de las ciudades conquistados, construyeron una coexistencia que no era ni integración, ni persecución.

Era, sin embargo, un sine qua non confeccionar una acomodación.

Todo eso ocurrió, al fin de tanto, durante lo que denominaron las Guerras de Dios (God’s Wars), de los europeos quienes tomaron la cruz como Cruzados para conquistar el Levante para los cristianos y ganar perdón por sus pecados y otras indulgencias además de riquezas comerciales enormes.  Llegaron artesanos, dueños de camellos, chivos, cerdos, jardineros de granos y viñedos, carniceros, panaderos para re-dibujar el paisaje sagrado de los estados sagrados ganados en las atroces guerras.

Debemos tomar nota que muchos franceses quedaron en el Outremer (Estados Cruzados en el Levante) después de la conquista de Antioquía por Saladin en 1187-9.

Como con todos los eventos, hay una historia atrás.  Además, la historia no comenzó en  2015.