“Me anduvieron seis horas encañonado”

Un joven relata como fue privado de libertad por seis horas, asaltado y golpeado en un punto de asalto. La Policía reporta unos diez robos diarios.

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El bulevar Merliot y calle El Jabalí en Santa Tecla es otro punto de frecuentes asaltos.

/ Foto Por [[[Leonardo Gonz·lez

Por Jaime López

2015-12-18 9:05:00

!Esa noche de agosto, es una de las peores de mi vida. Las imágenes de mis dos hijos pequeños y de mi esposa pasaron por mi mente en segundos, cuando tres hombres, vestidos como ciudadanos cualquiera se subieron en mi camioneta y me encañonaron”, manifestó un joven quien recientemente fue privado de libertad y después asaltado. 

Minutos  hacía que había dejado  a un amigo suyo y se dirigía a su  casa, tras una jornada agotadora.

 Pasaban las 9:00 de la noche,  después de haber terminado un proyecto que tanto le había costado a él y a su compañero. “Estaba justo en el semáforo del redondel Bethoven, mi  error fue no haber cerrado con llave la puerta del copiloto”, relata. 

Uno de los delincuentes se subió adelante y los otros dos atrás.  Los tres llevaban armas cortas, pero uno de ellos, el que iba a su lado, no la apartó nunca de  su  cabeza ni de sus piernas, mientras lo insultaba nervioso y  sin dejar de mirar a todos lados.  

La noche era oscura y había poca gente.  “No sé cuánto tiempo pasó hasta que me pidieron ir a un cajero”.  

Fueron a una gasolinera y el joven tuvo que sacar el único de dinero que tenía en esa cuenta. 

Luego pidieron ir a otro cajero, pero él, les dijo que no recordaba la clave, lo que le costó que le propinaran el primer golpe certero en su rostro.
“Les rogué que se llevaran el carro y me dejaran tranquilo, les dije que tenía dos hijos, pero no respondían”. 

Los sujetos que viajaban en los asientos traseros hacían constantes llamadas telefónicas,  e insultaban a quienes les respondían.
“Dimos tantas vueltas en el auto, que me dieron náuseas. A eso de las 11:00 de la noche, mi esposa comenzó a llamarme, y ellos quitaron el chip de mi  celular”. 

Su angustia crecía,  más cuando los sujetos comenzaron a tomar datos de sus documentos en un sucio cuaderno.

 La víctima afirmó que lo amenazaban y le advertían que sabían dónde hallarlo, si los denunciaba. 

Tenía  un miedo profundo, temblaba y pensaba que esos hombres lo iban a matar. En el recorrido y ya avanzada la noche, los sujetos detuvieron el vehículo y lo pasaron a la parte de atrás, mientras uno de los  delincuentes,  comenzó a conducir.

 “Me llevaron a otro cajero (para que sacara más dinero), pero   no recodaba la clave de la tarjeta, me golpearon el rostro varias veces con la cacha de la pistola,  parecía como que iban dispararme, yo cerraba los ojos y sólo esperaba oír el disparo”, afirmó.

El joven relata que se sentía en otro mundo (ya muerto). A la 1:00 de la madrugada, el sueño vencía a uno de los hampones. 

Sin embargo, seguían dando vueltas y llegaron a otro cajero, “ahí me empujaron  para que fuera a sacar más dinero, pero no me funcionaba la clave”.  “Uno de los tipos me dio patadas y me decía, ¡¡¡aquí  te morís  ca…!!”.

Sentía que el corazón se le salía del pecho, no recuerda qué les dijo,  lo cierto es que  la clave no funcionaba.  “No sé , creo que Dios estaba ahí, uno me llamó marica, pendej, de todo, mientras me ponían la pistola en la cabeza”. 

El último que se subió junto a él, en la parte de atrás de la camioneta, no dejaba de amenazarlo con el arma.  Entre los tres hombres discutían si llevarlo   a otro cajero, porque apenas habían conseguido poco más de 300 dólares que tenía en la primera cuenta.

Regresaron al redondel Bethoven casi a la medianoche, no se veía  a nadie ,  mientras la víctima pensaba, que ese lugar, era el inicio de aquella pesadilla.

Pero no lo dejaron en ese sitio, siguieron conduciendo, hasta casi a las 3:00  de la madrugada, hora en que lo  empujaron y lo lanzaron del auto, por el mercado San Miguelito…. “Mi esposa y mi suegra como locas  ya me andaban buscando”. La angustia era tanta que lloraban al no dar con el joven.  

“Yo lloré al momento que toqué el pavimento y al verlos irse con mis documentos, y mi  camioneta, la que nunca apareció….”

Asegura que tuvo que caminar  un largo trayecto  hasta hallar un taxi que lo llevó a casa.  “Fue la peor noche de mi vida…. desde entonces cada vez que manejo de noche, siento mucho miedo, es un miedo metido en los huesos, a veces me despierto y veo al tipo apuntándome en la cabeza…. pero  la pesadilla sigue ahí”, puntualizó la víctima.

Incidencia criminal

La historia anterior, se ha repetido para varios salvadoreños. Diciembre no solo es un mes especial para los trabajadores por el pago de aguinaldos sino también para la delincuencia, quienes en su afán de llevar más  dinero a sus bolsillos,  aumentan su actividad delictiva.
De acuerdo con estadísticas de la  Policía Nacional Civil (PNC) de enero a agosto de 2015, 2 mil 491 robos han sido denunciados a nivel nacional.

La cifra equivale a un poco más diez denuncias por día. Mientras la plataforma social Alertux recibe 20 alertas por el mismo hecho en el mismo lapso, el doble de las tramitadas por la autoridad competente.

Esta diferencia despierta la inquietud, del porqué las víctimas denuncian más en redes sociales que en la Policía.

La respuesta, es porque los afectados están más interesados en que sus casos sean conocidos de forma masiva por los salvadoreños para que esa dura y traumática experiencia no se repita en otras personas por falta de conocimiento, de ahí  la alerta ciudadana, afirmó Roberto Palomo, representante de Alertux.

De acuerdo  con el detalle que expresan las víctimas en las redes sociales, los sujetos sorprenden a las personas a las salidas de los bancos, cajeros automáticos, centros comerciales, supermercados, restaurantes, parques,  paradas de buses y en las unidades del transporte colectivo.

Los atracos ocurren con arma de fuego, arma blanca o  en forcejeos con la víctima.

Seis de cada diez víctimas de robo son hombres. Además, el 52 por ciento de los afectados tienen entre 25 y 34 años.

Otras víctimas, están contempladas en los  grupos de edades de 25 a 34 años (18 por ciento), mayores de 45 años (14 por ciento) y de 18 a 24 años (10 por ciento). 

Durante noviembre y en los días que lleva diciembre,  las personas han sido víctimas en por lo menos 22 puntos de la capital y Santa Tecla, según se refleja en las denuncias hechas en la plataforma digital, Alertux.

Uno de esos sitios está en los contornos del monumento al Divino Salvador del Mundo donde convergen más de una docena de rutas que movilizan a las personas a diversas colonias de la capital, centro histórico, Santa Tecla, Zaragoza, Colón,  San Juan Opico, entre otros destinos.

Las rutas que pasan por el sector son 101D, 101B, 46C, 52, 30B, 42, 42A, 42B, 7, 7D, 79, entre otras. 

En un recorrido que hizo un  equipo de El Diario de Hoy por la zona, algunas personas consultadas aseguraron que los robos son constantes en ese  lugar.

Un capitalino confirmó que  los delincuentes despojan de sus pertenencias a las personas en las paradas de buses de El  Salvador del Mundo y  en el sector conocido como La Joya en la Alameda Roosevelt.

En uno de los casos relató que un hombre dijo que un  día,  varios hombres le salieron al paso y le robaron todo lo que  llevaba.
El atraco habría sucedido entre 5:00 y 7:00 de la noche  cuando se dirigía a su casa.

Otra persona afirmó que los delincuentes también se aprovechan de que los microbuses van abarrotados en horas pico para que una vez que  arranque la unidad,  se suben y cuadras después,  comienzan a sacarle las billeteras, carteras, celulares y todo de valor a los pasajeros. 

En algunos casos, advierten a la personas que no ofrezcan resistencia sino quiere tener problemas. Mientras que en otros hechos, las víctimas ni siquiera se percatan que han sido despojados de sus pertenencias.

Los sujetos roban prendas, teléfonos celulares, billeteras, carteras  y hasta vehículos.

En las fuentes Bethoven, sobre el Paseo General Escalón y la 75a. Avenida Norte, las personas se quejan de asaltos frecuentes.

En ese lugar, se ubica la comunidad Corazón de María, donde según los conductores corren los asaltantes para perderse de la vista de las autoridades cuando son perseguidos. 

El punto se caracteriza porque convergen varias calles y avenidas como el Paseo General Escalón, la 75a. Avenida Norte, Calle Nueva No.1, Avenida Olímpica y otras más.

Destaca también porque en algunas de las vías que interceptan con las fuentes, hay semáforos y bastante tráfico especialmente en horas pico.

En cada una de esas vías se hacen grandes filas de carros esperando que cambie de luz el semáforo,  de lo que los delincuentes se aprovechan para que a punta de pistola, robar  a los conductores. 

Cuando están asaltando en ese lugar los conductores no se salvan a pesar de que manejen con los vidrios arriba, pues a punta de  pistola les obligan a bajar los vidrios.

Un conductor manifestó que una día de estos fue asaltado en uno de los altos de esas calles, a pesar de que llevaba los vidrios arriba.
Relató que un hombre con pistola en mano le pidió el celular y no tuvo opción que entregárselo. Una cuadra adelante, el mismo sujeto que lo había asaltado,  le volvió a tocar el vidrio del carro para que le entregara todo cuanto de valor llevaba.

“Como es eso, si me acabas de robar el celular y ya me estás volviendo robar”, respondió el conductor al ladrón, quien al percatarse de que le decía la verdad, lo dejó marcharse.

Aunque todo el sector de las Fuentes Bethoveen es conocido por ser punto de asalto, consideran que el lateral sur es donde la delincuencia hace más de la suya.

El lado norte de la zona hay varios establecimientos comerciales con vigilancia privada, quienes de alguna forma ayudan a minimizar los hechos delictivos, afirmó un seguridad privada. 

En Árbol de La Paz entre bulevar Los Próceres y la Avenida Las Amapolas, así como los contornos del Estadio Cuscatlán, son también considerados como otros punto de asalto.

En el sitio interceptan varias calles y avenidas, hay abundante tráfico y semáforos.

Los sujetos se aprovechan de las largas colas de vehículos que se hacen, a la espera de que cambien de color los semáforos. En esos minutos, aparecen los delincuentes y asaltan a los conductores.

Un vendedor de la calle relató que los ladrones se acercan en grupos de dos o tres,  a una persona y aparentan relación   amistad, le ponen las manos en el hombro y le dicen que les entregue todo lo de valor que tiene, que si coopera no le va a pasar nada. 

El vendedor afirmó que los ladrones lo han querido asaltar a él pero “yo les digo, ustedes cometerían un error si me roban a mí, porque la venta está mala”, relató.