La carrera de profesor no atrae a los mejores bachilleres

El informe de la Preal 2015 destaca que en el país ha bajado la rigurosidad de los criterios para seleccionar a los mejores docentes, y se refleja en calidad educativa.

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La docencia es una carrera poco atractiva debido a las condiciones de remuneración.

/ Foto Por Mauricio Cáceres

Por Gabriela Tobar

2015-12-29 7:00:00

Pese a que los docentes son la base de la calidad educativa, El Salvador no ha logrado construir las bases para atraer a los mejores candidatos que formen parte del magisterio.

La premisa se revela en el informe de seguimiento de 2015 sobre el Estado de las Políticas Públicas Docentes, del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina (Preal).

El documento expone que, durante las últimas décadas, los criterios  para seleccionar el ingreso a la profesión inicial  docente se han vuelto inconsistentes y poco atractivos.

“Un estudiante puede entrar al mercado laboral al completar tres años de profesorado; y, para los más talentosos, sea solamente una carrera de tránsito para otra profesión”, destaca el informe.

Añade que la  carrera magisterial  ya no sea percibida como una profesión integral donde se tengan que cumplir mayores requisitos.

Según la Preal, no atraer a los bachilleres más talentosos a la carrera de profesorado se refleja en el resultado de las evaluaciones que se les aplican, como requisito para ejercer la docencia.

La Preal destaca que mientras existió la escuela de maestros Ciudad Normal Alberto Masferrer las pruebas tendían a ser más rigurosas, y por lo tanto, atraer a los mejores candidatos.

“Los que entrábamos teníamos que someternos a pruebas de vocación, conocimientos científicos y un examen psicológico”, recordó Adán Álvarez,  quien fue estudiante del antiguo sistema. 

Pero con el paso del tiempo esos programas de formación inicial carecían de supervisión, expone la Preal.

Aplicación de la ECAP

A partir de 2002, en El Salvador, el proceso de selección de los  aspirantes a profesores   se rige a través de la Evaluación de las Competencias Académicas y Pedagógicas aplicadas a Estudiantes de Profesorado y Docencia (ECAP).

Todos los estudiantes de instituciones de Educación Superior deben someterse a la prueba para poder graduarse y ejercer en las aulas como docente. 

Pero los resultados solamente arrojan promedios intermedios, que no logran despegar a niveles superiores de rendimiento académico.

Una calificación de 2558 fue la obtenida por los 1,293 aspirantes a docentes que aprobaron la ECAP el año pasado. 

Según la Oficina de Información y Respuesta del Ministerio de Educación, el puntaje se cataloga como nota de nivel “intermedio”, dentro de un rango global de puntaje que se mide desde el número 2,300 hasta el 2,700.

La forma de medir los niveles alcanzados en el puntaje se perfilan como nivel básico desde los 2,300 hasta los 2,450; dentro de este rango se definen como un nivel básico que no es aceptado para el magisterio. 

Mientras que los que llegan a un nivel intermedio es porque han tenido resultados que van desde los 2,450 hasta los 2,600; en este nivel se encuentran la mayoría de profesores evaluados en el país. 

Por su parte los  aspirantes a docentes que tienen un resultado catalogado como superior, lo aprueban con 2,600 hasta 2,700.

El documento de la Preal destaca que aunque se han vuelto estrictos los requerimientos para ingresar, algunos estudiantes ven a la carrera como una oportunidad de insertarse en el mercado laboral al completar tres años.

Mientras que otros estudiantes con alto rendimiento prefieren estudiar carreras que los saquen del país.

El ministro de Educación, Carlos Canjura está consiente de la realidad dentro del sistema, donde los mejores estudiantes de bachillerato no se decantan por ser docentes.

“Ahora, lo que tenemos que encontrar son las adecuadas estrategias, para lograr que nuestros jóvenes encuentren, en esto, una carrera promisoria, una carrera en la que van a poder ascender a lo largo de la vida”, dijo.

Según Canjura reconoció que se debe “estimular para que estas carreras sean atractivas”.

La primera tarea que señaló Canjura es incentivar económicamente a los profesores; y  sin precisar detalles mencionó la creación de un sistema de becas  de estudio para que se puedan especializar en las áreas como inglés, matemáticas, y ciencias naturales, donde actualmente hay déficit de maestros.

El presidente de la Asociación de Colegios Privados de El Salvador (Acpes), Javier Hernández opinó  que no existe un orden en el proceso selectivo lo que  se traduce en desempleo en algunas áreas educativas.

Sin evaluaciones que midan eficiencia en el aula

Más allá de los procesos selectivos para los aspirantes a profesores, la realidad es que es una carrera poco atractiva debido a las  condiciones de remuneración.

“Un profesor, por ejemplo, se pone en iguales condiciones (salariales) que una secretaria del sector justicia”, ejemplificó  Hernández.

El estudio de la Preal  expone que en El Salvador, como en el resto de países latinoamericanos,  los profesores solamente pueden optar por mejoras salariales al contar  con muchos años de antigüedad, tienen doble trabajo o logran a ser directores, todo eso, independientemente si tienen o no, un buen rendimiento de enseñanza.

Pese a que la Preal determina que hacen falta incentivos económicos, destaca a la vez, los pocos que se dan ahora no se entregan conforme al  buen o el mal desempeño que tienen cuando imparten clases. Actualmente no se cuentan con evaluaciones que permitan identificar las fortalezas y debilidades de los educadores nacionales.

“Las evaluaciones realizadas en El Salvador  son irregulares, de dudosa calidad, y no toman en cuenta el aprendizaje de los estudiantes”, indica el estudio de la Preal. 

El documento señala que desde el año 2000, que se evalúa la gestión de la escuela pública en el país, el sistema ignora el quehacer de los docentes y los directores de forma individual. La falta de mecanismos de evaluación de cada maestro  impide que se logren emplear procesos de retroalimentación de las funciones que tiene cada educador. 

Además, no toman en cuenta los resultados obtenidos en cada uno de los estudiantes; solo los obtenidos en la Prueba de Aptitudes y Aprendizaje (PAES), donde la mayoría de estudiantes no logran llegar a un promedio alto, superior al 6.