Por daños en techo de escuela, las clases se dan en un local improvisado

Padres, alumnos y profesores piden al Ministerio de Educación construir escuela en un terreno abandonado. Con el esfuerzo de la comunidad educativa ya cuentan con dos salones de clases

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Por daños en techo de escuela, las clases se dan en un local improvisado.

/ Foto Por Cristian Díaz

Por Cristian Díaz

2015-11-01 8:00:00

SONSONATE. La falta de interés por parte del Ministerio de Educación para reparar el techo dañado de tres aulas y la dirección del Centro Escolar Caserío Lotificación Buenos Aires II, cantón Loma del Muerto, Sonsonate, propició que un grupo de personas altruistas se organizaran para adquirir un terreno donde ha sido reubicada la escuela, pero todavía no cuenta con las condiciones adecuadas para impartir las clases.

El traslado fue prácticamente obligado por el deterioro de la infraestructura y para facilitar la reparación del centro de estudios, así como su acceso en vehículos, ya que la inclinada calle de tierra también está en mal estado, lo que dificultaba la llegada de los estudiantes y el transporte de los alimentos escolares.

Además el centro de enseñanza carece de energía eléctrica y de un muro perimetral que garantice la seguridad de alumnos y profesores.

La directora de la institución, Ana Méndez, explica que nunca recibieron apoyo para mejorar las instalaciones, porque si bien la alcaldía cedió el terreno al Ministerio de Educación no le entregó las escrituras de propiedad.

Escuela improvisada

El terreno, donde funciona la improvisada nueva escuelita, fue comprado por un grupo de personas que prefiere mantenerse en el anonimato.

El local está a más de 600 metros de las antiguas instalaciones y con mucho esfuerzo los docentes, padres de familia y alumnos han construido dos aulas permanentes y una provisional. 

No obstante sus esfuerzos, por falta de recursos a uno de los salones de clase permanente le falta el piso y las ventanas; mientras que al provisional no se le ha construido pared en uno de sus costados.

Además la casa de una vecina es prestada para que 18 alumnos de primer grado reciban sus clases, ya que a las nuevas instalaciones aún les faltan, como mínimo, otras dos aulas permanentes.

Sin embargo, la directora aclaró que el Ministerio de Educación les depositó los fondos para reparar los techos de la antigua escuela hasta octubre de este año; 19 meses después de que fueron dañados y 8 posteriores  al traslado que se realizó entre febrero y abril pasados.

Comentó que irónicamente no los pueden utilizar porque están destinados para la sustitución de los techos. Ante esa situación dijo que gestionará ante el Ministerio de Educación para que le autorice usar esos fondos en la construcción de un aula provisional en el nuevo terreno.

Señaló que el grupo de personas que adquirió la propiedad está en disposición de darlo en comodato a la dependencia gubernamental, con el fin de que construya lo que aún hace falta a la escuela.

Aunque se trató de obtener una versión de la departamental de Educación, en Sonsonate, su director no estaba en la oficina cuando se le buscó. Vía telefónica tampoco fue posible contactarlo.

Tardanza del Mined

La directora explicó que en marzo de 2014 un fuerte viento dañó el techo de tres salones de clases y las oficinas de la dirección de la antigua escuela, y que a pesar de que gestionaron desde entonces para la sustitución de las láminas de asbesto, no obtuvieron respuesta alguna de parte del Mined, por lo que durante todo el año pasado sufrieron las inclemencias del tiempo.

La situación se agravó en el invierno pues cada vez que llovía tenían que sacar a los alumnos y los pupitres de las aulas, ya que estas se inundaban. A penas dos aulas estaban en buenas condiciones, dijo.

“Esa fue la razón principal por la que nos trasladamos, de ver  que no contábamos con el apoyo de nadie para hacer el cambio de techo”, razonó.

Recordó que cuando recibían los alimentos escolares, los alumnos tenían que cargarlos en sus hombros por más de medio kilómetro ante la falta de accesibilidad en vehículo a las antiguas instalaciones. 

Padres de familia y alumnos sufrieron caídas por la mala condición del camino, que es muy “barroso”.

Altruismo

Juana Aguilar es la propietaria de la vivienda que sirve para impartir clases a los chicos de primer grado. Ella señaló que le es grato ayudar a la comunidad educativa, pero reconoció que las autoridades de Educación deben atender con prontitud el problema que enfrenta la nueva escuela.

“La comunidad es pobre y no puede. Por más que ellos (docentes) han hablado y han pedido, la gente no les puede colaborar porque, como dicen, está cara la comida, no digamos para colaborar a lo del Ministerio de Educación. Eso le toca a ellos, para eso el pueblo los elige”, relató Aguilar.

Agregó que para el próximo año ve difícil continuar prestando su vivienda para que la escuela continúe dando clases ante el espacio reducido que le queda para acomodar algunas de sus pertenencias.

María Paiz, quien reside cerca de la antigua escuela, lamenta la falta de interés de parte del Ministerio de Educación. Ella comentó que “le decía a mi hija ¿por qué el Ministerio no les ha ayudado a ellos?, (Por ello) les tocó que irse”, aunque reconoció que en las nuevas instalaciones, por ahora provisionales, tienen mejor acceso. De hecho está en el corazón de la comunidad, finalizó.