Dos masacres por el extravío de 3 millones de dólares

Cártel mexicano envió 13 millones de dólares a un salvadoreño que vive en Nicaragua, pero solo recibió diez millones. Encargados de trasladar el efectivo extraviaron el resto; por eso la mafia mató a 12 personas

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Quezaltepeque, ocho personas fueron ejecutadas al interior de un predio que era ocupado como parqueo de furgones. Una más murió en el hospital de Santa Tecla.

/ Foto Por elsalv

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2015-11-22 6:41:00

A principios de 2014, desde México, uno de los grandes cárteles de la droga que tiene operadores logísticos y financieros en El Salvador y el resto de Centroamérica, hizo un importante envío de dinero que sólo pasaría por este país, pues el destino final era el atlántico nicaragüense.

Eran 13 millones de dólares los que bajaron desde algún lugar de México encaletados (compartimentos secretos) a través de camiones de carga de transportistas salvadoreños que por muchos años han sido señalados de servir como fletadores de droga desde Panamá o Costa Rica hasta México, según fuentes policiales que conocen el caso.

El destino final era Corn Island, una isla de Nicaragua, localizada en el Atlántico de ese país, lugar donde desde hace mucho tiempo reside E., un hombre oriundo de Pasaquina, departamento de La Unión, hombre de confianza a nivel centroamericano del cártel de Sinaloa.

E., como otros hombres oriundos del oriente salvadoreño, particularmente de Santa Rosa de Lima y Pasaquina, tiene largo tiempo de haber sido vinculados al tráfico de drogas, como transportistas, como parte del grupo auto denominado Los Perrones, de los cuales muchos fueron los procesados judicialmente pero pocos los condenados.

Entre éstos últimos sobresale Reynerio de Jesús Flores Lazo, también conocido como Neyo, quien purga una condena de 80 años de prisión luego de que la Fiscalía le comprobó judicialmente su participación en el tráfico de drogas.

Además de Flores Lazo, también está Juan María Medrano Fuentes, también conocido como Juan Colorado, sentenciado en 2013 a pasar 15 años en prisión, por delitos de tráfico internacional de drogas.

Nueve vidas por varios millones

El 30 de marzo de este año, en el caserío Milagro de la Roca,  cantón Colombia, municipio de Quezaltepeque, ocho personas fueron ejecutadas al interior de un predio que era ocupado como parqueo de furgones. Una más murió en el hospital de Santa Tecla.

La masacre fue cometida poco después del mediodía, según las pocas investigaciones que hay al respecto. A excepción del que murió en el hospital, todos los cuerpos tenían el tiro de gracia y estaban apilados en una habitación del inmueble.

Entre las víctimas fue identificado Rudis Alcides Lazo quien, según la Policía, era el dueño del inmueble y propietario de varios furgones y cabezales que estaban en el mismo, según se ha logrado documentar.

Rudis Alcides era originario de Santa Rosa de Lima y era primo de Reynerio de Jesús Flores Lazo, según consta en documentos oficiales.

De acuerdo con fuentes policiales, esta masacre fue cometida debido a que de los 13 millones de dólares que habían sido enviados desde México para E., residente en Corn Island, Nicaragua, a este sólo le entregaron diez millones de dólares.

Una mañana discutiendo cómo pagar lo perdido

De acuerdo con las fuentes de inteligencia, el lunes en la mañana, en la habitación donde fue cometida la masacre, esas mismas víctimas y al menos un hombre más habían estado discutiendo sobre el extravío de los tres millones de dólares y barajando formas de cómo pagarlos.

Sabían que la mafia no se los perdonaría. Un mes antes les había dado una muestra de cómo saldarían la cuenta.

Hay testigos que, al mediodía, vieron salir una camioneta todoterreno del predio estacionamiento de furgones.

Ese hombre, según las fuentes policiales, era R., un comerciante de lácteos radicado en Apopa y hermano de E.

De acuerdo con las fuentes, R., está implicado en el extravío de los tres millones, pero al parecer le han perdonado la vida por el hecho de ser el hermano del operador logístico y financiero radicado en Corn Island.

Momentos después de que R, salió del predio, testigos vieron entrar otros vehículos en el cual supuestamente iban los matones.

Otra masacre como antecedente

El 26 de febrero de este mismo año, en el cantón El Singüil, municipio El Porvenir, departamento de Santa Ana, dos hombres y una mujer fueron asesinados.

José Mauricio Palma Aldana, de 46 años, su esposa, Olga Odilí Rodríguez González, de 40; y José Ángel Gutiérrez Maldonado, motorista de furgones, fueron acribillados por hombres que llegaron a bordo de una camioneta negra.

Palma Aldana recién se había convertido en propietario de furgones con los cuales transportaba carga por toda Centroamérica hasta México.

De acuerdo con las fuentes, este triple homicidio tiene una estrecha relación con la cometida el 30 de marzo en Quezaltepeque.

La relación no es solo porque también este empresario transportista al parecer estaba implicado en la pérdida de los tres millones de dólares, sino también porque las autoridades tienen fuertes sospechas de que una estructura en la que estarían involucrados varios elementos policiales al servicio de narcotraficantes salvadoreños habrían cometido ambas matanzas.

De hecho, aseguran las fuentes, el modo en que fueron ejecutadas las dos matanzas guardan mucha similitud: en ambos casos las víctimas fueron ejecutadas dentro de predios de furgones.

En los dos hechos, agentes antinarcóticos registraron los inmuebles en busca de drogas   tanto en las instalaciones como en los cabezales.

Casi de inmediato, el subdirector de la Policía, Howard Cotto, indicó que los hechos podrían estar ligados a ajustes de cuentas entre narcotraficantes.

Pese a esas aseveraciones,  las investigaciones de las masacres se han quedado ancladas únicamente en las inspecciones oculares del lugar de los hechos, aseguran las fuentes policiales.