La sequía deja sin alimentos a familia en San Miguel

El cambio climático y El Fenómeno de El Niño impactan en los cultivos. Los siete integrantes de la familia Cortez, en San Miguel, son parte de los dos millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria en Centro América debido a la sequía

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Blanca Cortez es la principal proveedora de su familia en San Miguel. Ella forma parte de las estadísticas de deterioro de la agricultura en el país. En total, los agricultores han perdido $291.3 millones de dólares por los daños en sus cosechas. Los Cortez han perdido lo poco que tienen por la sequía.

/ Foto Por elsalv

Por Carolina Amaya

2015-11-25 7:46:00

Las altas temperaturas y falta de lluvia generadas por el cambio climático y el Fenómeno de El Niño han de dejado pérdidas millonarias en la agricultura del país. La Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) estima que en la cosecha 2015-2016 en el país se perdieron 11 millones 611 mil 200 quintales de maíz; demás, 690 mil de frijol y 599 mil quintales de sorgo.

Sin embargo, los daños en los cultivos van más allá del daño a la tierra, en Centro América dos millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria. Para Blanca Nelis Cortez, agricultora del cantón Las Lomitas, en San Miguel, la sequía significa que no tendrá dinero para darle de comer a los seis integrantes de su familia, ni para comprar semilla y seguir cultivando, tampoco podrá pagar las deudas adquiridas para continuar con su trabajo agrícola.

A sus 49 años, trabaja la tierra para vivir y al final del año agrícola prevé que la sequía le dejará pérdidas por 2,155 dólares, “sin agua no se hace nada (cosecha). Se secó todo, nosotros hicimos todo lo posible pero fue imposible”, lamenta Cortez.

Mientras limpia una huacal de frijoles para cocinar, explica que ahora compra frijoles y maíz para comer.

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Los siete miembros de la familia Cortez consume cuatro libras de frijoles a la semana, lo que implica un gasto semanal de cuatro dólares, al mes son $16 y al año $192.

Uno de los mayores gastos es el maíz, pues el quintal que ocupan en una semana, para el consumo de la familia y de sus animales, cuesta $24, en un mes son $96 y al año $1,152.

El total de gastos básicos por semana son $53.65, al mes $214.60 al año $2,575.20.

“Al ponerse a hacer cuentas no ajustan ni $50; pero como uno de pobre se decide a que sí hubo comió, pero sino hay aunque sea con los limones se conforma uno”, dijo Blanca.

A los gastos básicos de la familia Cortez se le suman $276 por pago de servicios ( monto anual de los servicios de agua y electricidad ) y $2,004 para inversión en la producción agrícola.

En abril, Blanca adquirió un préstamo en el Banco de Fomento Agropecuario (BFA) por $1,500 de los cuales destinó $500 para alquilar la tierra que trabaja.

“Queríamos sembrar para meterle frijol al banco, entonces yo alquilé cuatro manzanas para trabajarlas y resulta que como no hubo cosecha entonces ahora ahí está la tierra vacía, pero como ya están pagadas el que nos alquila no devuelve el dinero”, explicó la campesina.

Con el resto del préstamo compró $482 en insumos (herbicidas, insecticidas, abonos, fungicidas), además de pagar $190 a mozos para la chapoda, riego, siembra y abono de los cultivos de maíz y frijol.

Debido a las pérdidas de la primera cosecha, ella comenzó a prestar dinero a personas cercanas para cultivar un poco. Para sufragar los gastos diarios, los miembros de la familia trabajan de jornaleros en tierras de otros agricultores.

Sin atención médica

Además de las dificultades económicas, Blanca Nelis Cortez también tiene problemas de salud. Ella es hipertensa y no se trata debido a la falta de dinero. El poco efectivo que le presta a amigos y vecinos los ocupa para llevar a consulta a su madre septuagenaria que tiene una úlcera en la pierna derecha.

“Me le han recetado medicina que yo no lo he podido comprar. Presté dinero para llevarla a consulta y me dijeron que la dejara en control y no la pude volver a llevar porque y de dónde”, explica la agricultora.