Salvadoreño ganó un millón de dólares y lo invertirá en educación inicial

La iniciativa consiste en crear pequeños centros similares a guarderías, estos estarían enfocados en el desarrollo de la educación inicial de los niños de comunidades marginales

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Un salvadoreño está trabajando por cimentar los programas de educación inicial en los lugares que más se necesitan. Andrés Escobar, de 29 años, ganó, junto a su equipo, un millón de dólares para llevar a cabo su ambicioso proyecto de llevar educación a las zonas marginadas. El pasado 26 de septiembre, Escobar, junto a sus compañeros de la Universidad Nacional de Chengchi, de Taiwán, se convirtieron en el equipo ganador del Hult Prize 2015, por el que recibieron los fondos para el desarrollo de su proyecto de educación inicial.

/ Foto Por elsalvador.com

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2015-10-17 10:00:00

El camino para cimentar programas de educación inicial en zonas marginales ha demostrado ser escarpado desde  los primeros pasos. Sin embargo, para Andrés Escobar, de 29 años, es algo que ya estaba dispuesto a enfrentar. 

El pasado 26 de septiembre, Escobar, junto a sus compañeros de la Universidad Nacional de Chengchi, de Taiwán,  Juan Diego Prudot, de Honduras; An-nung Chen, originaria de Taiwán; y Taylor Scobbie, de Canadá, se convirtieron en el equipo ganador del Hult Prize 2015, recibiendo $1 millón para el desarrollo de su proyecto de educación inicial. 

El proyecto está enfocado en la creación de playcares, pequeños centros similares a guarderías enfocados en el desarrollo de la educación inicial de los niños de comunidades marginales. 

Cada playcare, junto con la historia de su comunidad, se dará a conocer en una plataforma de inversiones de impacto, para permitir que personas altruistas de alrededor del mundo se involucren con el desarrollo del centro que elijan. 

Enamorarse del tema de la educación inicial y tener como sueño lograr que cada vez más niños tengan acceso a ella, no era parte de los planes de Escobar. 

“Mis otros tres compañeros tienen sus propias empresas familiares. Yo había pensado ser un empleado en Asia, en Tokio, Singapur. Pero A medida nos íbamos metiendo más y más, nos íbamos enamorando del proyecto”, exteriorizó Escobar. 

Ahora que el proyecto recibió la aprobación de un jurado de alto nivel en Nueva York, se enfrentan a otra etapa de prueba: concienciar a los padres sobre la importancia del programa. 

“Uno de los retos más grandes es educarlos en el valor de la educación”, expuso Escobar. 
En septiembre el equipo llegó a la comunidad La Cuchilla, de Antiguo Cuscatlán, donde construyó el primer playcare con apoyo de Techo. 

Escobar dijo que antes de iniciar visitaron a las familias y muchas madres  manifestaron que no podían buscar trabajo porque no tenían con quién dejar a los niños. 

Alma Granados fue la madre seleccionada para guiar el playcare porque ella ya tenía experiencia y fue capacitada por la Fundación Hilda Rothschild. 

Pero mientras el primer mes el playcare de La Cuchilla tuvo hasta 15 niños diarios que disfrutaban de los juegos y las pruebas para su aprendizaje, cuando inició la etapa de autosostenimiento en la que deben cobrar $1 diario, poco a poco los padres dejaron de mandar a sus hijos. 

“Es un proceso de meses para que el playcare pueda estar lleno de niños. Es un reto ver afuera niños solo viendo el playcare”, comentó Escobar. 

No obstante el joven no se mostró preocupado, sabe que es un proceso largo, pero que logrará un cambio en el país. 

Escobar ha tenido la posibilidad de vivir en distintos puntos del mundo y es honesto al reconocer que frente a la situación del país no dan ánimos de regresar. 
Si logro inspirar a una persona más, ya estoy feliz, ya mi trabajo ya lo hice”, dijo Escobar, quien ya planea llevar el proyecto a Guatemala.