Pese a obras, bocana sigue tapada

Familias agradecen trabajo, pero es insuficiente. La alcaldía llevó a cabo la obra antes de que el Marn tomara cartas en el asunto

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El manglar en la zona del Botoncillo en Ahuachapán se sigue secando. A pesar de las obras realizadas por la alcadía para abrir los canales que permiten que el agua fluya hacia el mar, la bocana sigue tapada.

/ Foto Por elsalv

Por Evelyn Linares / Lilian Martínez

2015-10-17 8:00:00

Sin haber recibido instrucción del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) la alcaldía de San Francisco Menéndez, en Ahuachapán, mandó maquinaria para destapar la bocana de El Botoncillo, en el caserío Bola de Monte.

Las 20 familias que se sentían amenazadas ante un posible desbordamiento del agua acumulada en el manglar desde el 2 de mayo están agradecidas.
Sin embargo, aún después de las obras, la bocana sigue tapada. El nivel de agua en los canales disminuyó, buena parte del agua estancada corrió hacia el mar… Pero no toda. En la zona de Bola de Monte aún hay agua estancada.

Narciso Ramírez,  alcalde de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, confirmó que los trabajos para destapar la bocana se llevaron a cabo entre el 5 y el 8 de octubre.

El trabajo tuvo un costo de aproximadamente 4 mil dólares provenientes de fondos propios de la municipalidad.

“No es una obra onerosa, que uno no la quiera hacer, sino que hay que esperar los tiempos de la bocana”, explicó Ramírez.

Según el edil:“Hay momentos en que definitivamente no se puede (destapar la bocana), porque no dan los desniveles. Esa obra que hicimos, en unos días, me imagino que se vuelve a cerrar. Porque cuando es más grande, más alta la ola, tiende a pasar el agua. Pero cuando la marea está baja no pasa la borda, sino que se tapa de nuevo. Ese es el problema que ahí se da”, añadió.

Al preguntarle al alcalde si el Marn lo había contactado para coordinar las medidas a tomar ante  este problema, Ramírez respondió con un “no, para nada”.

No obstante, aseguró que respecto a otras  obras de mitigación, que no especificó, el Marn sí se coordina con ellos. 

“Tenemos algunos proyectos o procesos que nosotros los hacemos y que ellos coordinan con nosotros”, aseguró. Pero el de la bocana tapada en El Botoncillo no ha sido el caso. Ramírez considera que el problema de la bocana ha sido utilizado  para presionar al gobierno municipal por “organizaciones paralelas”, como califica a la UNES y a una asociación de desarrollo comunal. 

“Incluso es gente que ni siquiera es de ahí de la zona, la que hace ese tipo de denuncias”, aseguró.

Pero Adán Morales Saracay sí vive en El Botoncillo y cree que  si el daño en la bocana y en el manglar no hubiera sido publicado en este periódico la alcaldía no habría enviado maquinaria a trabajar  para destapar la bocana.

Asegura que las familias de El Botoncillo se mantuvieron en comunicación con la alcaldía a través de la asociación de desarrollo comunal. “Les poníamos de ejemplo: el manglar se está muriendo… Así fue como se vio el alcalde obligado”, aseveró.

Morales Saracay asegura que el mal olor que provenía del agua estancada en el manglar ya no se siente. No obstante, no toda esa agua logró salir. En Bola de Monte aún hay zancudos porque, según Morales Saracay, “aquella agua de allá no se logró sacar”. 

“La alcaldía abrió ese canal, abrió la bocana, han hecho mucho ya por nosotros”, dijo.

Será hasta que nuevamente se llene el manglar y el agua del mar entre con fuerza al manglar, cuando quizá el agua estancada al final de los canales “agarre fuerza” y salga. Así lo cree Saracay:“Le faltó profundidad al trabajo de la máquina para que esa agua del río se fuera toda, pero ahorita no hay nada que hacer”, dijo.

En la zona, varios hombres se dedican a la pesca artesanal. Sin embargo, dicha actividad no está dando los frutos esperados. 

“No hay nada. Aquí de pesca no hay nada. Ni en los canales, ni el mar; después del fenómeno (del 2 de mayo) para acá la pesca ha sido ruin”, afirmó Morales Saracay. Agrega que hay quienes entran al mar para pescar y regresan con entre 10 y 15 libras de pescado, lo que para ellos es una nada.

Entonces ¿de qué están viviendo? Él explica: “Nuestra situación aquí está crítica. Pero como la mayoría somos dueños de arbolitos de coco y todo eso, entonces, ahí la vamos pasando. La gente ha vendido marranos para comprar maíz… Y uno que otro pescadito que no deja de haber en los zanjones”.
Otros problemas que aún agobia a las familias de la zona son la falta de electricidad y la falta de agua potable.

El mar de fondo que azotó la costa salvadoreña el 2 de mayo botó los 15 postes del tendido eléctrico con los que se proveía de energía a El Botoncillo. Desde entonces, los vecinos, la alcaldía y Siget hacen gestiones para que la compañía distribuidora reinstale los postes, los cables y los medidores. Pese a la promesa de que se hará, todavía no terminan los trabajos.