Familiares narran versiones diferentes

PNC ha dicho que los tres muertos eran pandilleros que los recibieron a balazos. Parientes y vecinos niegan versión policial. Dicen que un tercero sí lo era pero que llegó a la lotificación como parte del control que las maras ejercen en cualquier lugar que dominan.

descripción de la imagen

Pedro Antonio Coto Ayala fue enterrado en el patio de su casa en el cantón El Recuerdo, Zacatecoluca.

/ Foto Por elsalv

Por

2015-10-22 9:29:00

Hace unos días, en la Lotificación El Recuerdo, en Zacatecoluca, se percibía un ambiente de resentimiento hacia las autoridades y hacia los periodistas por haber informado que tres jóvenes habían muerto en un enfrentamiento hace algunos domingos, a media tarde.

El calor exasperante actuaba como combustible en los ánimos de decenas de lugareños que repetían que la Policía había cometido una injusticia, al menos contra dos muchachos oriundos de esa lotificación que es controlada por la pandilla 18 Revolucionarios.

Casi rayando el mediodía fueron enterrados Pedro Antonio coto Ayala, de 24 años, y René Dubán Ángel González, de 16, quienes murieron por disparos hechos por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) en un presunto enfrentamiento.

Del tercero nadie supo cómo se llamaba, ni de dónde había llegado y a dónde lo sepultaron. Algunos dicen que era de la lotificación Los Lotes, al norte de Zacatecoluca, mientras que otros aseguran que era de San Vicente.

Este tercero desconocido es el único de los tres que lucía varios tatuajes en el abdomen, según una fotografía filtrada en una cuenta de Facebook en donde aparecen los tres cadáveres tumbados dentro de una habitación de unos tres y cuatro metros cuadrados, según constató El Diario de Hoy.

Pedro y René no fueron enterrados en cementerios si no, cada uno, en los terrenos de sus familias después de oficiado un culto evangélico donde ambos se congregaban, según explicaron los vecinos de El Recuerdo, una lotificación de calles polvorientas (casi veredas) donde predominan las casuchas de paredes de bahareque o de lámina en el piso y en el techo.

De acuerdo con parientes y vecinos de Pedro y René, estos dos jóvenes estaban jugando dama china cuando fueron sorprendidos, primero por el pandillero que se introdujo a la champa, y segundos después por dos policías encapuchados.

Cuando este periódico visitó el sitio, dentro de la casa de lámina aún estaba el tablero y múltiples tapas de botellas con la que, según testigos, los dos jóvenes espantaban el aburrimiento.

Varios minutos antes, en esa misma champa había más jóvenes reunidos, pero estos se retiraron porque se fueron a un partido de fútbol. Pedro quería ir pero no tenía el dólar que valía el pasaje.

En una foto publicada en una red social también se puede apreciar las tapas de las botellas que hacía las veces de fichas para el juego.

Testimonios de varias personas coinciden en que como a las 2:30 de la tarde vieron llegar cuatro pick ups repletos de policías. A un niño se le escuchó decir, en tono de aviso, que llegaban los policías. Pedro y René no se inmutaron.

Pero de repente vieron llegar al pandillero advenedizo. “Decirle que se fuera no podían, porque eso es peligroso también”, afirmó un joven entrevistado quien juró que Pedro y el otro joven no eran pandilleros.

De inmediato, el policía se comunicó por radio y más policías llegaron.

La casa donde estaban los tres hombres está rodeada de otras viviendas donde había gente a quienes los policías les habrían ordenado retirarse, narran familiares; esa gente se salió de sus casas pero no perdió de vista lo que los policías hacían.

Esas mismas personas aseguran que los agentes habrían golpeado a los jóvenes.

La familia de René afirma que era evidente que los brazos y piernas se los habían quebrado.

Presuntamente tras golpearlos, los volvieron a meter a la champa. René habría pedido llorando a gritos que lo llevaran a un hospital.  Eso dicen muchos lugareños.

Al filo de las 6:00 de la tarde, el inspector Omar Joachín, brindó unos pocos detalles a periodistas: dijo que los muertos eran miembros de pandillas que habían atacado a los policías cuando los vieron llegar; que estaban ingiriendo bebidas alcohólicas, que había más pandilleros pero que estos lograron escapar al ver a los policías y que a los tres muertos les habían decomisado un revólver, una pistola y una escopeta.

Sin embargo, en la foto publicada se ven armas cerca de los cuerpos y tampoco se ve botellas de cervezas o licor.

Tanto parientes como vecinos niegan esa versión. En esa oportunidad dijeron que la Policía les ha dicho que no hablen con periodistas desde que ocurrió el hecho, pero ellos no creen en la versión que ha dado la Policía.