Fiscalía confisca documentos de hospital y clínica de ginecólogo por caso de bebé desaparecido

La FGR pidió autorización para allanar el hospital donde nació el bebé desaparecido. El consultorio del médico Alejandro Guidos también sería allanado. La FGR ha pedido los expedientes clínicos de todas las pacientes y bebés atendidos entre el 16 al 26 de mayo.  

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Vistiendo sus gabachas blancas, con carteles y velas, médicos y trabajadores del área de salud se concentraron ayer en la noche frente a la Subdivisión de Tránsito de la Policía Nacional Civil (PNC), donde el ginecólogo Alejandro Guidos se mantiene retenido. / Foto Por Douglas Urquilla

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2015-09-06 9:00:00

La Fiscalía General de la República (FGR) solicitó el pasado 1 de septiembre la autorización urgente para poder realizar dos allanamientos: las instalaciones del Hospital Ginecológico y la clínica del ginecólogo Alejandro Guidos Reyes. 

De acuerdo con la acusación formal (requerimiento) a la que El Diario de Hoy tuvo acceso, la Fiscalía sostuvo que cuenta con los indicios necesarios para suponer que en dichos inmuebles se podría encontrar objetos vinculados al probable delito de suplantación y alteración de estado familiar en perjuicio de Mercedes Alicia Soto Casanellas. 

La FGR señaló que inició la investigación después  de que Soto  interpusiera una denuncia el pasado 28 de agosto. 

Entre los hechos relatados por Soto a la FGR destacan consultas previas con el médico Guidos, una amenaza de aborto, el momento del parto y los días posteriores al nacimiento en que sus sospechas de que el bebé que le dieron no se parecía al que ella vio al momento de dar a luz el 21 de mayo pasado. 

Soto informó que el último viernes de enero tuvo una amenaza de aborto y fue ingresada de emergencia en el Hospital Ginecológico. Después de colocarle suero, Guidos se quedó sentado al lado de su cama durante la noche y la madrugada. 

Soto narró, que antes de que naciera el bebé, en diversas ocasiones le preguntó a Guidos: “¿Verdad que el niño va a ser blanco?”, a lo que él respondía que: “No, porque los genes latinos son más fuertes”. 

En diversas ocasiones, Soto dijo que su embarazo había sido catalogado como de alto riesgo y que incluso en una ultra realizada antes del parto vieron que el niño tenía el cordón umbilical enrollado en el cuello. Para ese momento el bebé tenía 35 semanas y pesaba cinco libras. 

Debido a que era prematuro, Soto preguntó si se podía detener el parto, pero Guidos le dijo que ya no se podía y debía realizarle una cesárea, se expone en la denuncia. 

Al momento del alumbramiento, según relató después a la FGR , el padre del bebé,  Richard Cushworth, no estaba en el país y solo la acompañó a la sala de parto un amigo muy cercano, que también es ginecólogo. 

Soto dijo que cuando le enseñaron el bebé lo vio de tez blanca, facciones similares a las de su esposo e incluso se fijó que sus testículos eran rosados. Pero el bebé no respiraba, ella se puso nerviosa  y decía: “No respira, mi hijo no respira”. El anestesista le pidió que se calmara, pero como no pudo hacerlo, fue sedada. 

Ella narró que despertó entre las 12:00 y las 3:00 de la madrugada, y que las enfermeras le dijeron que llevaban a los bebés a las 8:00 a.m., pero el suyo fue entregado hasta las 11:00 de la mañana. Desde ese momento lo vio diferente, más hinchado y las facciones no eran tan “finas”, según describió. 

Al siguiente día también lo vio más moreno, ella preguntaba y las enfermeras le decían que era normal, que después iría aclarando. 

Le dieron alta un domingo, cuatro días después de nacer. Antes de irse lo cambió por primera vez, y se sorprendió de ver que sus testículos eran morenos. El bebé también tenía una abundante cabellera negra, cuando ella lo recordaba calvo. 

En los plantares entregados aparecía que pesó seis libras, 10 días después lo llevó al pediatra y el bebé pesaba 7 libras, lo que le pareció extraño porque era prematuro. Además tenía un lunar que no presentaba el bebé que ella vio , minutos después del parto. 

Soto le dijo a la FGR que el bebé estuvo estreñido y con cólicos, por lo que tuvo que llevarlo a un doctor de confianza. En esa ocasión el bebé pesaba ocho libras y el médico le dijo que no parecía que fuera prematuro. 

En el documento, también, se expone que hubo amigas de la madre que lograron tomarle fotos al bebé justo después del parto y  en ellas  se obseva que el niño no tenía el brazalete de identidad.

Además Soto dijo que hasta ver las fotos notó que tenía un clip diferente en el ombligo, era largo, y cuando recibió al bebé él tenía un clip cuadrado. 

Ante las dudas que la carcomían y los crecientes rumores de que había traicionado a su esposo porque el bebé no se parecía, decidió hacerse la prueba de ADN.

El 27 de agosto recibió los resultados, un 0.00% de parentesco. 

La FGR también entrevistó al  ginecólogo amigo de la familia, quien fue testigo del parto. Él también relató que el bebé no lloró en el momento de nacer, pero que con los cuidados de la pediatra comenzó a llorar débilmente en poco tiempo. 

Él fue quien tomó las fotografías del parto, y vio cuando la pediatra lo llevó a la nurseria para pesarlo y tallarlo, aunque llegó hasta después de las mediciones. 

Él dejó al bebé con tres enfermeras que le ofrecieron tomarle una foto con el bebé e incluso bromearon. 

En su declaración, el médico amigo de la familia no mencionó que le hiciera falta el brazalete de identidad; lo que narra es que al salir encontró a la madre, la prima y la hermana de Soto, quienes le preguntaron cómo había ido todo. Dejó el hospital a las 10:00 de la noche. 

Fue hasta 20 días después que  el amigo de la familia vio al bebé de nuevo para darle una consulta. Observó que había cambiado y sus facciones del rostro eran distintas y que incluso sus testículos eran de color negro.  

Soto le comentó sus inseguridades por el bebé.

El 27 de agosto, por mensaje de texto, Soto le reveló los resultados de la prueba de ADN y que se sentía muy mal, pero él no pudo visitarla porque ella estaba fuera del país, en Texas, Estados Unidos. 

Luego ella interpuso la denuncia en la FGR.  

En su petición de allanamiento, la FGR argumentó que necesita obtener todos los vídeos de la oficina del centro de monitoreo de circuito cerrado y de la seguridad administrativa del hospital. 

Además pidió incautar los expedientes laborales de todo el personal médico y administrativo que trabajó en esos días, así como los libros de control de los vehículos que ingresaron.  

Incluso la FGR, argumentando la naturaleza del delito que investiga, ha solicitado acceso a los resguardos de todos los expedientes clínicos de las pacientes atendidas, que en ese período ingresaron a dar a luz. Asimismo todos los expedientes de los varones recién nacidos. 

Lo mismo ha solicitado para la clínica del Guidos, quien se mantiene retenido en una de las bartolinas de la PNC, incautar todos los expedientes de las pacientes y de los bebés que el médico ha atendido.