Bocana tapada por mar de fondo amenaza manglar y a 20 familias

En El Botoncillo no solo  faltan agua y electricidad. Además, se vive con el temor de que al intensificarse las lluvias los canales del manglar se desborden y ocurra una tragedia.

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En El Botoncillo, en Ahuachapán, no solo falta el agua y la electricidad. En la zona también se vive con el temor de que las fuertes lluvias desborden los canales del manglar y ocurra una tragedia. La bocana que alimentaba de agua salada el manglar está tapada desde el 2 de mayo a causa del fenómeno de mar de fondo. El cambio climático dificulta así la vida en la costa.

/ Foto Por Mauricio Castro

Por Lilian Martínez

2015-09-24 8:00:00

Algo huele mal en El Botoncillo. Es el  agua estancada entre los manglares cerca de la bocana aledaña a este sector del caserío Bola del Monte. El nivel del agua está un metro por arriba de lo normal. Así lo aseguran los vecinos y eso parecen indicar los troncos de los manglares.
Esto es uno de los efectos que dejó el mar de fondo que azotó la costa salvadoreña el 2 de mayo, cuando la marea subió e inundó y cubrió pozos, casas de block y hasta el tendido eléctrico.

En los canales que serpertean entre el manglar flota la basura que no ha podido ser arrastrada hacia el mar porque la bocana está tapada.

Adán Morales Saracay vive junto a su esposa y el resto de su familia en El Botoncillo.  “Aquí teníamos la tiendita. Y esto fue lo que se aterró”, dice Morales Saracay señalando la parte superior de cuatro columnas que la arena impulsada por el mar no logró cubrir. Ahora mismo sus pies están casi al nivel del techo de la otrora tienda familiar. El piso ha quedado dos metros bajo la arena. Con el rancho donde él y su familia vivían pasó lo mismo, pero ya levantaron uno nuevo metros atrás de su antigua vivienda.

Lo mismo le pasó a otras familias. Los  pequeños ranchos de palma de la mayoría, “se los echaron en el lomo” y los acercaron más al manglar. Morales Saracay habla de la marea del 2 de mayo como de un ser vivo: “Aquí para arriba se llevó una casita nuevita de block. Porque el filo del bordo pasaba antes allá por donde llega la marea (…) Allá estaba el bordo alto, eso lo avanzó para acá”.

Al preguntarle qué pasó con la bocana, relata: “Desde ese momento quedó tapada. Allá aterró el canal del río y aquí se aterró la bocabarra, el químico que las olas traían eso ha quedado metido en esos manglares y eso está haciendo de que el manglar se seque. Esa es una de las aflicciones que nosotros tenemos (…). Eso está quedando ya sin madera, sin madera verde”.

Desde entonces, asegura, le han pedido ayuda al síndico de la alcaldía de San Francisco Menéndez para que mande tractores a destapar la bocana. Pero su solicitud no ha sido atendida. Lo que sí ha hecho la alcaldía, reconoce, es mandar un tractor a abrir un canal para que los lugareños puedan navegar al menos entre el manglar.

“Necesitamos que cualquier institución, tanto de gobierno como la alcaldía municipal, porque el señor alcalde se ha hecho el del ojo pacho, no ha querido abrir la bocabarra. Ese químico que traían las olas es el que está matando a nuestros manglares. Nosotros necesitamos que esa bocabarra se abra”.

¿Por qué les preocupa que el manglar se deteriore?, pregunta El Diario de Hoy. Morales Saracay responde: “Primero porque nosotros de eso vivimos acá, del manglar. Mire cuánto ranchito de gente humilde hay. Nosotros vamos allá, cortamos los palitos, hacemos ranchitos, ya tenemos vivienda. Entonces, porque como usted ve, no todo es cemento, block, duralita y cosas así. Aquí vive la gente más pobre del país, por lo tanto necesitamos que la bocana se abra para que ese manglar deje de morirse. Aquí se está muriendo: jaiba, cangrejo punche, cangrejo azul se está muriendo; y el manglar se está secando en grandes  partes”.

Los habitantes de esta zona viven de la pesca, tanto en el zanjón como en el mar. Desde el fenómeno del mar de fondo, según Adán, la pesca que hay en el zanjón es mínima y “en el mar, no ha habido la gran cosa”.

José Ángel, otro habitante de El Bontoncillo, lamenta que el oleaje del 2 de mayo haya inundado el manglar y que el agua estancada ahora lo esté secando. Además, asegura que por lo ocurrido enfrentan una plaga de zancudos. “El agua empieza a echar mal olor  y ya puede haber una enfermedad para nosotros”, agregó.

En El Botoncillo vive un aproximado de 20 familias.  La marea del 2 de mayo también soterró los pozos de los que se abastecía de agua, por lo que ahora dependen de la pipa que manda la alcaldía de San Francisco Menéndez cada 8 días. Cada familia se abastece de un barril que utilizan para beber. Para los oficios domésticos van a buscar agua a La Garita chapinta, del lado de Guatemala, y si no en El Castaño , La Colonia… para poder lavar”.

La zona fue visitada el miércoles por el gerente de Humedales del Marn, Enrique Barraza, quien escribió un informe sobre lo que ocurre con el manglar y la bocana.

A cinco meses de la marea que tapó la bocabarra, los habitantes de El Botoncillo temen que al intensificarse las lluvias ocurra una tragedia. En palabras de Saracay Morales: “Tememos por la vida de nuestra familia. Si no se abre esta bocabarra, entonces quiere decir que al venirse un temporal, una llena, sea el zanjón el que se salga ahora al mar y las pérdidas van a ser millonaria porque aquí se arruinaría todo lo que es el área agrícola: El Castaño, Colonia Ista, la antigua Hacienda El Limón, toda la lotificación y para el lado de Guatemala también se tienen las pérdidas”.

Para evitarlo, él y sus vecinos esperan que de inmediato Medio Ambiente presione a la alcaldía de San Francisco Menéndez, para que mande tractores y abra un canal de entre 4 y 5 metros de ancho para dar paso a las aguas estancadas y a la marea alta. Solo así se salvarán las familias de la zona, la fauna y el manglar.