La luz de la vida de la doctora María Gladys de Mena Guerrero se apagó ayer con su fallecimiento, pero no así su legado, el cual perdura en sus hijos, familiares, amigos cercanos y en todas las obras que realizó en diversos municipios de El Salvador.
La doctora murió de una enfermedad natural a sus 91 años. Las exequias fúnebres serán hoy a las diez de la mañana en Montelena, Santa Elena, luego se trasladarán a la parroquia María Auxiliadora, conocida por Don Rúa, para darle santa sepultura en la cripta de la iglesia.
Su segundo hijo, el doctor Eduardo Mena Guerrero comentó que su madre era una mujer admirable y que siempre buscó estar a la vanguardia con la tecnología.
“La tenacidad de mi madre fue uno de los valores más grandes, tanto que hace algunos meses ella estaba aprendiendo francés. Ella era una mujer incansable y creía que nunca se deja de aprender”, exclamó el Dr. Mena.
Añadió que su madre estaba en constante aprendizaje, tanto que se comunicaba con sus amigas por redes sociales. “Era una mujer admirable que manejaba la tecnología muy bien. Dios nos premió con una buena madre, la que nos enseñó tanto”, dijo Mena.
Más de su labor
En el 2002, la Asociación de Mujeres Universitarias de El Salvador (AMUS), entidad a la que ella pertenecía, inauguró un proyecto de “Impacto de la educación en los adolescentes, para la prevención del embarazo y las drogas”, con la colaboración económica del Fondo Virginia Gildersleeve, de Estados Unidos.
Uno de los grandes aportes que hizo la doctora fue en el tema de la investigación botánica de la flora medicinal salvadoreña. También escribió varios libros, entre ellos Obtención y Aprovechamiento de extractos Vegetales de la Flora Salvadoreña.