Declaración franco-mexicana de 1981 abrió camino a la paz

Participantes recordaron que ese paso histórico recibió una dura reacción pero marcó la ruta para el fin de la guerra

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Hoy se cumplen 34 años de la llamada Declaración Franco-Mexicana que se fraguó en París y marcó el camino para que el gobierno salvadoreño y la entonces guerrilla representada en el FMLN se sentaran a negociar el fin de la guerra y firmaran los Acuerdos de Paz en el país. / Foto Por Jaime Anaya

Por Mirella Cáceres/José Zometa

2015-08-27 10:55:00

Hoy se cumplen 34 años de la llamada Declaración Franco-Mexicana que se fraguó en París y marcó el camino para que el gobierno salvadoreño y la entonces guerrilla del FMLN se sentaran a negociar el fin de la guerra y firmaran los Acuerdos de Paz en el país. 

Salvador Samayoa, firmante de los Acuerdos de Paz en 1992, recuerda cómo gestionaron la Declaración que vio la luz tras varios días de reuniones en París el 28 de agosto de 1981. En ella, los gobiernos de Francia y México reconocían a la guerrilla del FMLN como fuerza política representativa y se llamaba la atención a las violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno salvadoreño.

La declaración fue a iniciativa personal de Samayoa, quien era dirigente de las FPL y miembro de la comisión político-diplomática del FMLN, el  doctor Guillermo Manuel Ungo, máximo dirigente del FDR, y Jorge Castañeda, quien más tarde fuera canciller  de México. 

    Invitados por el Embajador de México en El Salvador, Francisco Javier Olavarría, anoche se sentaron a rememorar dicho acontecimiento Salvador Samayoa  y en representación del FMLN, Lorena Peña, actual presidenta de la Asamblea Legislativa, así como  Jean Lacombe, miembro honorario de la Asamblea Nacional de Francia, y Susana Iruegas, viuda del entonces embajador mexicano en el país, Gustavo Iruegas, impulsor de la Declaración.

Samayoa recuerda que la idea de la Declaración partió de la amistad personal que mantiene desde entonces con Castañeda, cuyo padre era canciller en ese momento, pero también de la cercanía de Ungo con el gobierno del entonces presidente francés Francois Mitterrand.

“Desde la primera hasta la última palabra es un documento que resultó ser así exactamente diez años después, así fue la solución como la visualizó la Declaración Franco-Mexicana. Ese es el valor político-histórico que conviene siempre retomar”, dice Samayoa al considerar también el valor político actual de aquel documento que suscitó “reacciones durísimas” entre el grupo de países latinoamericanos que controlaba Estados Unidos. 

“El nivel político histórico de la Declaraciones que, a pesar de las  reacciones durísimas que suscitó en ese momento de parte de un amplio grupo de países de América Latina controlados por Estados Unidos,  a pesar de eso digo, en realidad fue un documento visionario”, destacó  Salvador Samayoa.

Para el firmante de la paz, el carácter visionario de dicho documento radica en que lo plasmado resultó ser “efectivamente” así y que perfiló con más de una década de antelación el cese de la guerra y la consecución de la paz.

“Cuando uno ya lo lee con tranquilidad muchos años después lo que dijo simplemente es que El Salvador tenía una situación de crisis, que era cierto, con graves sufrimientos del pueblo salvadoreño, que era cierto, que había que buscarle una solución política negociada al conflicto, cosa que efectivamente sucedió diez u once años después”, dice Samayoa.

Pero también, trae a cuenta de  la declaración lo siguiente: “Que el FMLN tenía que ser parte y era un sujeto y una fuerza política representativa que tenía que ser parte en esa solución, cosa que efectivamente así fue, y que la solución debía incluir cambios internos como una reestructuración de la Fuerza Armada y una reforma de los mecanismos electorales que dieran legitimidad al poder y a la democracia. Eso es lo que dijo la Declaración Franco-Mexicana”.

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“Revisando la Declaración, yo he llegado a las mismas conclusiones que Salvador (Samayoa), que fueron como el primera gran impulso a un concepto de una solución política que no era la simple desmovilización de un grupo insurgente. Allí está esbozado un programa para la democracia y un programa para la justicia social, no en su detalle pero sí en sus grandes conceptos”, consideró por su parte Lorena Peña, presidenta de la Asamblea Legislativa y dirigente del FMLN.

Agregó que dicha Declaración “fue algo visionario” y que el FMLN entró en una reflexión de que “la solución política no era una táctica, si no una salida estratégica digna para esa guerra”.

Lacombe, por su parte, quien en esa época era diputado en el Parlamento francés, recordó que cuando llegó el documento al Congreso no se armó un debate entre la izquierda y la derecha , sino que el respaldo “fue unánime para decir que la Declaración era una cosa buena para la apertura de un camino hacia la paz en El Salvador”.

Susana Iruegas recordó como su esposo, el entonces embajador mexicano en el país, fue el primero en plantear la idea de “reconocerle beligerancia a la guerrilla”, que fue la semilla que germinó con la Declaración Franco Mexicana que hoy cumple 34 años.