Brasil vuelve sus ojos a los Estados Unidos

La presidenta de Brasil llegará a los Estados Unidos en un momento en el cual la bonanza del gigante sudamericano se ha estacando y además su popularidad como política ha descendido tras los escándalos de Petrobras: además de Washington irá a Silicon Valley

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obierno de la presidenta, Dilma Roussef. foto edh / archivo

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2015-06-25 7:00:00

Dilma Rousseff ha decidido visitar Washington D.C., en un momento en el que su índice de aprobación apenas alcanza un 10 %. Además de la capital estadounidense, la mandataria visitará Silicon Valley para reunirse con los líderes de algunas de las compañías más innovadoras de Estados Unidos e intentará convencerlos de que inviertan en Brasil.

Los tanques de pensamiento de la capital estadounidense llevan un par de semanas discutiendo la importancia del viaje y sus posibles frutos. Las opiniones son muy variadas, van desde las más escépticas hasta las más optimistas, pero todos coinciden en que este viaje es más importante para Brasil que para Estados Unidos y dudan de que esta visita pueda ser tan provechosa como lo fue la del primer ministro de la India, Narendra Modi, la cual estuvo mejor planeada y con objetivos más claros.

En los últimos 2 años, el gigante de Sudamérica y el de Norteamérica apenas han tenido acercamientos y la relación no ha sido precisamente de amigos, pero en los últimos meses la situación política y económica en Brasil ha dado un giro drástico que ha obligado a la presidenta Rousseff a buscar soluciones prácticas, aunque a veces estas implican dejar de lado su orgullo.

Con acciones contundentes, la mandataria de Brasil aceptó que las políticas económicas de su primer periodo en el poder no funcionaron y hoy ha decidido cambiar las cosas. Para ello nombró como ministro de Hacienda a Joaquim Levy, un PHD en Economía de la Universidad de Chicago, a quien Dilma Rousseff ha encargado la difícil tarea de hacer recortes a las numerosas prestaciones sociales que ofrece el gobierno sin afectar a los más pobres.

Es preciso recordar que el gasto que el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) ha sostenido en la última década es insostenible con la situación económica actual de Brasil. El país ha pasado en tan solo 4 años (2010-2014) de un crecimiento del 7.5 % del PIB anual a casi 0 %.

En un foro reciente organizado por el Wilson Center y el Inter-American Dialogue, el presidente emérito del Inter-American Dialogue, Peter Hakim, afirmó que “nadie sabe mejor que Dilma lo que Estados Unidos significa para Brasil” y también las autoridades estadounidenses han comprendido que no pueden cumplir su agenda en la región sin la cooperación de Brasil.

Hakim también mencionó que Brasil quiere convertirse en un actor global, pero Estados Unidos aún no le tiene confianza suficiente y un buen primer paso para mejorar las relaciones diplomáticas sería mejorar las relaciones comerciales. China le vende a Estados Unidos seis veces más que lo que Brasil le vende y esto debe cambiar.

El presidente emérito del Inter-American Dialogue fue claro al expresar que para Brasil es urgente la visita, para Estados Unidos no lo es, y, por tanto, son los brasileños los que deben salir con las buenas ideas para recuperar la confianza.

El consultor brasileño-estadounidense, Joel Velasco, critica que la relación entre Estados Unidos y Brasil no está definida por objetivos ambiciosos y propone tres pasos prácticos para darle mayor fluidez a la relación:

1. Brasil debe eliminar los requerimientos de visas para turistas estadounidenses. Esto le traerá grandes beneficios económicos y políticos.

2. Obama debería invitar a Brasil a tener discusiones serias para iniciar un Tratado de Libre Comercio. Eso sería histórico, aunque está claro que ni Obama ni Rousseff verían el acuerdo concluido.

3. Estados Unidos debería buscar firmar un acuerdo climático. Brasil ha mejorado mucho en este tema tan sensible y definitivamente puede aportar más a la causa.

La exembajadora de Estados Unidos en Brasil y actual presidenta de la filial de Boeing en América Latina y el Caribe, Dona Hrinak, se mostró ilusionada por la visita de Rousseff a Silicon Valley e instó a la presidenta a que su legado sea crear buenas condiciones para que las empresas puedan invertir en Brasil.

Hrinak, quien preside la filial de Boeing desde Brasil, dijo que el panorama para las compañías extranjeras en el país carioca es bueno y dijo que para los inversionistas la más importante característica que debe tener un gobierno es “ser consistente, aunque sea consistentemente estúpido, porque sabes qué esperar”.

La empresaria y diplomática también dijo que el gobierno de Dilma sabe qué hacer, tiene las políticas adecuadas y debe seguir comprometida con estas para lograr superar la crisis económica.

La especialista en Brasil, Kellie Meiman Hock, se muestra un poco menos optimista con esta visita y afirma que no hay que tener expectativas muy altas de lo que pueda surgir de las reuniones entre ambos presidentes.

Meiman considera que se debe recuperar la confianza para recuperar la paz económica, pero explica que la situación no es tan drástica como mucha gente considera. En el pasado era cierto que las compañías estadounidenses invertían mucho más en Brasil que las brasileñas en Estado Unidos, pero ahora la situación ha cambiado. Por cada 3 dólares invertidos en Brasil hay 1 dólar con 60 centavos invertido en Estados Unidos y 34 de las 50 compañías más grandes de Brasil tienen inversiones en los Estados Unidos, en 42 de los 50 estados.

Por tanto, las compañías brasileñas no están tan relegadas como muchos piensan y aportan de manera significativa a la economía estadounidense. Kellie Meiman también reconoció que en ambos países ha existido muy buena disposición y muchas personas han trabajado fuertemente para que esta visita de Dilma Rousseff salga bien.

El director del programa de Brasil en el Wilson Center, Paulo Sotero, cree que la mayor colaboración que Estados Unidos le está prestando a Brasil, y lo continuará haciendo, es entrenar a sus jueces y fiscales, lo cual ha hecho, en gran parte, posible que hayan sido procesados judicialmente tantas personas poderosas política y económicamente en el caso de Petrobras, ya que en el pasado esto habría sido impensable.