Clase política de C.A. sin capacidad para resolver inseguridad

Joaquín Villalobos considera que ningún país de la región está en condiciones de tener éxito en el tema debido a la migración y las remesas

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El excomandante guerrillero salvadoreño, Joaquín Villalobos, disertó en Washington ante muchos colombianos, pues asesora al presidente Juan Manuel Santos. Lo acompaña Michael Shifter, del Diálogo Interamericano. Foto EDH /GERARDO TORRES

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2015-06-26 7:00:00

La crisis social y de inseguridad que vive el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) rebasa las capacidades de la clase política para superarlos.

Esta es una de las conclusiones del foro desarrollado ayer por el Inter-American Dialogue en Washington DC, con la participación del excomandante guerrillero salvadoreño, Joaquín Villalobos.

El auditorio del tanque de pensamiento se llenó, pero no de salvadoreños como muchos podrían pensar, sino de colombianos interesados en lo que piensa Villalobos de Colombia, ya que es uno de los principales asesores del presidente Juan Manuel Santos. El foro analizó además la situación política en Venezuela.

El presidente del Inter-American Dialogue, Michael Shifter, explicó al principio del conversatorio que la idea era hacer una gira por distintos países de Latinoamérica y que Villalobos fuera compartiendo sus impresiones sobre la situación de cada uno de ellos.

En primer lugar, Villalobos cree que la situación en el Triángulo Norte es extremadamente compleja porque “la necesidad de avance institucional que tienen los tres países para resolver la crisis social y de seguridad es desproporcionada con relación a las capacidades de su clase política”.

Pero admite que hay diferencias en las crisis de las tres naciones: en Guatemala y Honduras hay crisis de crimen organizado y de pandillas, mientras que El Salvador, hasta hoy, solo existe una crisis de pandillas.

Además, cree que los aparatos de Justicia de Guatemala y Honduras nunca fueron reformados y tienen un alto nivel de penetración criminal, mientras que en El Salvador no existe ese grado de penetración porque los Acuerdos de Paz blindaron las instituciones. Sin embargo, considera que actualmente ninguno de los países está en condiciones de poner en marcha políticas exitosas para reducir la violencia y eso está ligado a una distorsión que sufren los tres: las remesas.

Villalobos considera que “las remesas, que en algún momento pudieron haber sido consideradas como una bendición en estos países tan pequeños, se han convertido en una especie de maldición prácticamente destrozando la iniciativa productiva de los países”.

En el caso de El Salvador y de Honduras se ha observado una relación en la que conforme suben las remesas, entonces la economía decrece y la violencia aumenta.

Villalobos explica lo que él considera un círculo vicioso de la siguiente forma: “A más emigración, más remesas: a más remesas, más destrucción del tejido social; a más destrucción del tejido social, más violencia; a más violencia, más migración, y a más migración, más remesas”.

Al excomandante guerrillero le preocupa que la economía salvadoreña se haya vuelto comercial sin tener un anclaje fuerte para hacerlo. “El Salvador es el país que tiene más centros comerciales por kilómetro cuadrado que cualquier otro de Centroamérica”, aseguró.

Villalobos también critica que El Salvador se haya vuelto un centro de captación de remesas y un país exportador de personas, lo cual es muy destructivo.

“Entre los tres países reciben 12 mil millones de dólares anuales de remesas y el presidente Obama les quiere dar mil millones, es como muy poco”, afirma Villalobos para explicar la gravedad del fenómeno.

La solución, según Villalobos, debe ser interna: más impuestos, mejores salarios y reactivar la economía productiva. Sin embargo, este salvadoreño duda de la capacidad de las clases políticas para solucionar el problema porque algunos ni siquiera admiten que hay un problema.

LUCHA POLÍTICA, ÚNICO CAMINO DE OPOSICIÓN EN Venezuela

Por otra parte, Joaquín Villalobos considera que en Venezuela ha habido un cambio radical en el poder coercitivo del Estado, en la propiedad, en el proceso de participación social y en la redistribución de la riqueza; por tanto, se puede considerar que en este país sí ha existido una revolución, pero se abstuvo de exponer su valoración, positiva o negativamente, sobre el proceso que inició Hugo Chávez.

Ante esta negativa, el abogado constitucionalista y opositor venezolano, Gustavo Tarre, presente en el foro, cuestionó a Villalobos por negarse a calificar la revolución como buena o como mala y le hizo las siguientes preguntas: ¿Cree que el cambio en los medios de comunicación ha traído más libertad de prensa a Venezuela? ¿Cree que el cambio en la estructura de la propiedad ha traído mayor bienestar para la población? ¿Cree que el cambio en la justicia ha traído mayor seguridad personal a los ciudadanos? ¿Cree que las elecciones en Venezuela son democráticas?

Ante estos cuestionamientos, Villalobos reiteró que ninguna revolución se puede juzgar como buena o mala y que cada una es consecuencia de acciones del pasado. Y resume “las revoluciones modernas” de la siguiente forma: un sector que estaba excluido del poder entró de manera desordenada a asumir.

Villalobos dice que hay que asumir las consecuencias de las acciones que causaron la revolución y hay que entender que a los gobiernos revolucionarios les toma una etapa para aprender a gobernar.

Cree que no hay que juzgar la revolución en un tiempo presente para no caer en la intolerancia y, además, no se logra entender el fenómeno. La cuestión es entender las revoluciones como un determinado proceso en un momento de la historia.

Con respecto a las elecciones en Venezuela, el analista dijo que en El Salvador, en medio de la guerra, la guerrilla nunca despreció el camino electoral. Además, líderes como el español Felipe González, el francés François Mitterrand, y el brasileño Lula da Silva compitieron en desventaja y luego conquistaron el poder; por tanto, este es el ejemplo que debe seguir la oposición venezolana.

Villalobos pide a la oposición venezolana que tenga la misma paciencia que han tenido los defensores de los derechos civiles en Estados Unidos para obtener resultados y les recordó que, por su experiencia personal, él es consciente de que no hay nada más difícil que botar a un gobierno y que es imposible que la oposición lo logre en las calles.

El excomandante guerrillero cree que el único camino que tiene la oposición venezolana para recuperar el poder es a través de los votos y que las protestas solo han logrado dividirlos. Además, Villalobos cree que por primera vez el chavismo es minoría, pero esto no significa que desaparecerá sino que mutará, pero seguirá presente en la política de Venezuela.

Colombia cambió, pero las FARC no

Por otra parte, Joaquín Villalobos considera que el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC puede llegar a buen puerto en los próximos meses, aunque el caso contrario también podría ser cierto.

Las recientes acciones violentas de las FARC en contra de militares colombianos en Cauca son graves pero, para él, cuando se aproxima un desenlace positivo siempre se produce una situación crítica antes y esta podría ser.

Uno de los temas que ha impedido un acuerdo es el régimen jurídico al que se deberán someter los guerrilleros (de las FARC), aún hay muchas interrogantes sobre cuál es el mejor sistema de justicia posible dadas las condiciones del conflicto colombiano. Hay muchas preguntas con respecto a este tema: ¿Podrán juzgar tribunales internacionales a guerrilleros? ¿Se le permitirá participar en políticas a personas con crímenes comprobados? ¿Cumplirán tiempo en la cárcel?

Villalobos considera a las FARC como el “movimiento insurgente más complicado del Continente”. El grupo guerrillero tiene más de medio siglo de vida e inició cuando Colombia tenía 18 millones de habitantes, hoy tiene 50 millones. Pero el principal problema, según este analista salvadoreño, es que las FARC se han quedado atrapadas en una Colombia que ya no existe.

El excomandante guerrillero dice que Colombia cambió, pero las FARC no lo hicieron. Además, critica que las FARC tengan tan poca ambición política y no pasen de ser una simple fuerzas de autodefensa en lugar de convertirse en un partido.

Villalobos piensa que las FARC “se quieren quedar ahí armadas viendo la película desde lejos”, es decir, solo quieren quedarse en su territorio, el cual es cada vez más pequeño, donde tiene poder.

Este salvadoreño cree que la actitud de las FARC le ha causado mucho daño a la izquierda colombiana, la cual podría tener posibilidades reales de conquistar el poder si se consigue la paz.

Pero, mientras se siga en negociaciones, políticos como Álvaro Uribe, quien ha descubierto un nicho electoral oponiéndose a las FARC, impedirán el auge de la izquierda.

“El mayor riesgo de Colombia es que la negociación se convierta en una especie de Parlamento paralelo al sistema”, sentenció Villalobos.