Ciudadanos están hartos de la corrupción en L.A.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Roberta Jacobson, y el embajador de Chile en Washington, Juan Gabriel Valdés, estuvieron analizando en el Wilson Center, junto a otros panelistas, los efectos de la corrupción en América Latina. Concluyeron en que la población está cansada de los funcionarios corruptos y está saliendo a las calles a exigir cárcel

descripción de la imagen
Los brasileños se han visto obligados a a salir a las calles a exigir un alto a la corrupción, tras el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, que ha salpicado al partido oficial y al mismo gobierno de la presidenta, Dilma Rousseff. Foto EDH / Archivo.

Por Gerardo Torres Twitter: @GerardoTots Especial desde Washington

2015-06-13 8:00:00

Las recientes demostraciones populares de rechazo a la corrupción en los distintos países de América Latina son un “hartazgo del abuso”, es decir, el pueblo se ha hartado de las malas prácticas que las élites políticas y económicas de sus países han venido realizando durante mucho tiempo.

Así definió el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, la ola de manifestaciones de rechazo contra la corrupción en Latinoamérica, desde Argentina y Brasil hasta Guatemala y Honduras.

El diplomático habló en un foro organizado por el tanque de pensamiento Wilson Center para discutir acerca del Estado de Derecho, la transparencia y el nuevo escenario geopolítico en América Latina. En la discusión participó además la Secretaria de Estado Adjunta de EE. UU. para Latinoamérica, Roberta Jacobson, así como periodistas y académicos de la región.

El embajador chileno afirmó que “Chile ha sido un país donde la corrupción no tenía cabida” y, ahora, atraviesa una crisis democrática por malas prácticas políticas y económicas. Pero la crisis no es institucional porque las instituciones funcionan.

Valdés cree que el rechazo de los ciudadanos no es solo contra el partido oficialista, sino contra toda la clase política. “Los chilenos no toleran ya las malas prácticas que han caracterizado la relación entre la política y la empresa”, dijo.

En lo que concierne a las relaciones entre los distintos países de la región, el embajador Valdés se muestra entusiasmado por la nueva época de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la región que ha iniciado tras el fin del embargo a Cuba y admite que el gran reto ahora es ayudar a Centroamérica e invita a todos los países sudamericanos a sumarse a este gran esfuerzo de intentar erradicar la violencia en el Triángulo Norte.

En el panel sobre combate a la corrupción y construcción del Estado de Derecho, el brasileño Paulo Sotero, académico del Wilson Center, dijo que lo más difícil es hacer a las personas influyentes responsables de sus acciones, pero esto se ha ido logrando poco a poco en muchos países de Latinoamérica.

En el caso de Brasil, Sotero explicó que por presión popular una ley para prohibir a personas con antecedentes criminales optar a cargos públicos fue presentada y aprobada en el Congreso. Además, casos como el de Petrobras, en el que ejecutivos que se creían intocables fueron procesados, demuestra que Brasil está empezando a hacer las cosas bien y esto tiene mucho que ver con la nueva generación de fiscales y jueces, entrenados en los Estados Unidos, que ha llegado al país.

El director de la organización Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, advirtió que no hay que confundir los conceptos de transparencia y anticorrupción porque no son lo mismo, lo cual se explica con la siguiente paradoja: la ciudad de México es la más transparente del país, es decir, hay mucha información disponible al alcance de los ciudadanos, pero es considerada la ciudad más corrupta del país.

El director del Capítulo Nacional de Transparencia Internacional en México no cree que la figura del héroe sea la apropiada para combatir la corrupción. En muchas ocasiones hemos escuchado como los políticos nombran al nuevo “zar anticorrupción”, pero lo ideal es fortalecer las instituciones y eliminar los vacíos legales que permiten la corrupción.

El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro se refirió al curioso modelo de Nicaragua, donde él afirma que coexisten la falta de transparencia con las oportunidades de negocio, es decir, un esquema corporativista.

Chamorro reseñó que, tras el pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, en Nicaragua se desmanteló el Estado de Derecho porque no existe ninguna institución capaz de desafiar a la presidencia.

El periodista también explica que por el momento esa alianza entre el capital y el gobierno está funcionando, pero eso es así porque los empresarios saben que si denuncian la corrupción, el gobierno les cierra el negocio. “Ningún grupo empresarial ha sobrevivido la presión del gobierno”, sentencia Chamorro.

Nueva era diplomática

Por otra parte, el académico de Brookings Institution, Richard Feinberg, explicó que la reciente Cumbre de las Américas fue una demostración de que las relaciones entre Estados Unidos y América Latina han cambiado.

El acercamiento entre Raúl Castro y Barack Obama le arrancó de las manos a los países aliados de Cuba la posibilidad de seguir atacando a Estados Unidos. Además, Obama no toleró ataques a Estados Unidos e incluso se levantó de los discursos de algunos mandatarios, tal como se vio durante la ponencia de Cristina Kirchner, recordó.

Feinberg también explicó que el hecho de que Mark Zuckerberg sea la nueva cara del capitalismo es negativo para los típicos detractores del sistema. El creador de Facebook es un empresario capitalista progresista que se ha ganado la simpatía de muchos líderes de la región. Por tanto, Zuckerberg y Obama representan los nuevos líderes progresistas de Estados Unidos.

El académico también mencionó el hecho de que Raúl Castro haya “absuelto” a Obama de la responsabilidad moral de los abusos que cometió Estados Unidos en el pasado. Esto desconcertó a los miembros de Alba e incluso consiguió que Nicolás Maduro dijera que él no es antiamericano y que le gustaba mucho Jimmy Hendrix y Eric Clapton, aunque este último sea británico.

Con respecto al Triángulo Norte de Centroamérica, Feinberg se mostró sorprendido de que tres presidentes de perfiles ideológicos tan distintos hayan conseguido ponerse de acuerdo, pero lo que más le impresionó fue que el Presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, haya alabado a Estados Unidos por sus nuevas políticas.

Concluye en que la nueva era de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la región implica lo siguiente: se respeta el liderazgo de Estados Unidos por sus nuevas políticas, se está construyendo un centro ideológico y parece que los regímenes populistas están decayendo.