Pacientes del Bloom viven atribulados por suspensión de cirugías

La falla en el aire acondicionado de los quirófanos del único centro público especializado en atención pediátrica ha originado que operaciones de urgencia como tumores cerebrales queden en "stand by". Dos madres de familia relatan ese calvario con el único afán de que las autoridades vuelvan a ver el problema y lo resuelvan antes de que se pierdan vidas.

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El niño de 6 años con un tumor cerebral fue operado en un hospital privado. Foto EDH / CORTES??A

Por Texto: Yamileth Cáceres

2015-05-28 9:00:00

iete semanas han pasado desde que el director del hospital Benjamín Bloom, Hugo Salgado, recibió el reporte que notificaba que el equipo de aire acondicionado de los quirófanos presentaba fallas. En ese mismo periodo cientos de cirugías han sido suspendidas y cada día se suman más sin que el problema se resuelva.

Solo en las primeras tres semanas de abril, 215 procedimientos quirúrgicos de las nueve especialidades se pospusieron, según el reporte oficial proporcionado por la Oficina de Información y Respuesta (OIR) del Ministerio de Salud (Minsal).

Pero detrás de cada número hay un rostro, una historia, una familia llena de angustia y temores que, como único consuelo, abriga la esperanza de que pronto llegue el día en que se reanuden las operaciones.

Este es el caso de Aída González, una mujer que tomó valor para hablar públicamente sobre el problema que atraviesan los usuarios del Bloom. Asegura que habla por aquellas madres que no tienen otro camino más que el de esperar.

El hijo de Aída, de 6 años de edad, fue operado el domingo 24 de mayo en un hospital privado, después de dos meses de espera en el Bloom, tiempo en el que escuchaba que la cirugía era urgente, pero no había sala disponible porque el aire acondicionado no funcionaba. Siempre programaban, pero la cirugía terminaba siendo suspendida.

El niño fue diagnosticado con un tumor frontal. Esa masa creció rápidamente al punto de que uno de sus ojos ya estaba afectado.

Se trataba de una recaída. A los 3 años de edad le retiraron un tumor del cerebro… esa vez sí en el hospital Bloom.

El calvario de la familia comenzó el 15 de marzo de este año. El niño se quejó de un dolor fuerte de cabeza, tras la consulta el médico le indicó una Tomografía Axial Computarizada (TAC). Las imágenes mostraron una masa en la parte frontal derecha que estaba empujando la línea media.

El 22 de marzo fue ingresado en el Servicio de Neurocirugía del Bloom. Al día siguiente le hicieron una resonancia magnética en un centro privado; pues la del Rosales, la única para todos los usuarios del sistema de salud pública, se arruinó.

El nuevo examen confirmó que había un tumor. Después, para descartar una metástasis en la médula espinal, le indicaron otra resonancia magnética de columna total.

“El 23 de marzo, después de la resonancia nos dicen que había que programar esa cirugía urgente; pero al mismo tiempo nos manifiestan que no hay quirófanos, que mi hijo no podía ser operado. Se nos dio de alta porque venía también la Semana Santa…”, narra González, quien ahora está más tranquila porque su hijo ya fue operado en un hospital privado y todo ha salido bien.

En el Bloom, los citaron para el 3 de abril a fin de definir la fecha para retirarle el tumor, pero el panorama fue el mismo: no se podía programar la intervención quirúrgica porque el aire acondicionado de las salas continuaba arruinado.

Una semana después regresaron al Bloom, pero solo recibieron una nueva cita para el 17 de abril, y ese día programaron la operación para el 21 de ese mismo mes.

El día 21 su hijo fue ingresado y preparado para el procedimiento, parecía que la espera había llegado a su fin.

Pero no fue así, el niño no pudo ser trasladado a sala de operaciones. ¿La razón? La misma: no había quirófanos disponibles porque el equipo de aire acondicionado central seguía sin reparar.

Nuevamente volvieron a casa. Cinco días después regresaron y les dieron la misma explicación. Para entonces, la angustia había crecido, por lo que González comenzó a buscar alternativas.

“En ese ir y venir, a mi hijo le vuelve a dar un fuerte dolor de cabeza. El domingo 17 de mayo lo volvemos a ingresar, nos manifiestan lo mismo, que había que esperar”, comentó la madre.

Los médicos le indicaron una nueva resonancia magnética. Los resultados mostraron que el tumor creció.

“Si este tumor se hubiera quitado antes, no sabemos si hubiera salido el otro, no lo sabemos; lo que sí sabemos es que si el tumor primero se hubiera podido quitar antes no hubiera crecido y no hubiera seguido haciendo daño en el cerebro del niño”, se lamenta la señora.

Ante la urgencia del procedimiento, se le da una nueva fecha, esta vez para el 22 de mayo, pero la hora no llegó.

González tiene anotadas todas las fechas que acudió al Bloom, todos los días en los que su hijo fue ingresado, los días en que le programaron la cirugía y aquellos en los que le dieron el alta.

“Ese día nos sentimos frustrados porque hemos venido así desde marzo”, recuerda González.

Ese día los doctores, en el afán de buscarle una solución por la urgencia del caso, le programaron la intervención para el lunes 25 de mayo con la confianza que habría un quirófano disponible. En ese momento, la incertidumbre para los padres del niño era inmensa y lo único que estaba claro era que la salud del infante empeoraba.

Familiares del niño les ofrecieron apoyo y decidieron trasladarlo a un centro privado donde finalmente le sacaron el tumor.

González lamenta que decenas de madres estén pasando por la misma incertidumbre y desesperación.

“Nosotros pudimos tomar la decisión de sacar a nuestro hijo con la ayuda de muchas personas, pero hay muchas madres que no tienen esa facilidad, sus hijos están ingresados, llevan dos meses y no pueden realmente hacer nada. Nada más están esperando un milagro, esperando que se compadezcan y arreglen pronto los quirófanos”, añadió.

Ese es el caso de los padres de un adolescente, quienes consideran hipotecar la casa para poder operarlo en un hospital privado.

Todo dependerá del lunes, ese día el adolescente tiene programada por décima vez la operación para retirarle un tumor, también en el cerebro.

Las primeras veces le pospusieron la cirugía por falta de equipo y después porque por el aire acondicionado se arruinó.

El padre del muchacho manifestó que la salud de su hijo se ha deteriorado en los últimos meses, que ha perdido un ojo y está por perder la vista del otro.

“Su salud se va deteriorando, él ya pasa bastante tiempo en cama, ya está debilitado, las extremidades no le reaccionan, tiene una gran presión dentro del cráneo. Ya tiene cambios de personalidad, de carácter, pasa la mayoría del tiempo acostado”, comentó el desesperado padre.

Al paciente le han hecho dos operaciones en el Bloom. Debido a la falta de unas pinzas, los especialistas no pudieron retirarle todo el tumor. Por ello es importante y urgente la tercera operación.

Los padres del adolescente dicen que esa situación es frustrante. Como ellos, cientos de familias y niños viven el mismos calvario.