Dos policías y un cabo del ejército que ya nadie busca

En los tres casos sus compañeros ya no los buscan; a sus familiares solo les queda rezar para localizarlos aunque sea muertos

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Una pariente del cabo Marvin Antonio Ruiz Dubón muestra el altar ante el cual suele rezar toda la familia para pedir que el militar aparezca. Llega 15 semanas desaparecido. Foto EDH /Jorge Beltrán

Por Jorge Beltrán Luna nacional@eldiariodehoy.com

2015-05-08 8:00:00

El último policía que ha sido reportado como desaparecido es Javier Antonino Portillo, de 43 años. Desapareció el jueves 9 de abril en Apastepeque. Pero a dos semanas de su desaparición, sus parientes y amigos ya habían desistido de seguir buscándolo.

Sus compañeros más cercanos, es decir, los de la Policía Rural de San Vicente, y de delegaciones y subdelegaciones de ese mismo departamento tienen presente el caso. Y también han dejado de buscarlo directamente, aseguraron fuentes policiales.

Portillo es el segundo miembro de la corporación policial que es desaparece en los últimos siete meses.

Ya hace un mes de su desaparición. En Apastepeque, donde el policía vivía, solo se han corrido rumores de que en tal o cual lugar lo han hallado muerto; no obstante, toda la información ha sida falsa, afirma un pariente del desaparecido.

Javier Antonino andaba de licencia el día que desapareció. La versión que conocen sus compañeros de la PNC es que, aparentemente, unos pandilleros lo subieron a un microbús rumbo a la laguna de Apastepeque.

Sin embargo, las investigaciones del caso indican que el policía de la Rural fue visto en compañía y departiendo con un conocido miembro de una pandilla que opera en el referido municipio.

Luego los vieron subirse a un microbús y tomar rumbo a la laguna, un sitio preferido por el policía para distraerse en sus días libres.

Portillo vivía con su familia en una lotificación donde la presencia de miembros de grupos de pandillas es sumamente alta, según pudo constatar El Diario de Hoy.

¿Qué pasó con el mejor armero de la PNC?

En octubre de 2014, José Rosa Ramírez Muñoz, de 45 años, desapareció en San Martín. Los pocos compañeros que se atreven a hablar del caso afirman que era el mejor armero (mecánico de armas) que tenía la Policía Nacional Civil (PNC).

Pero han pasado siete meses y no hay rastros de él. Lo único que se ha sabido y que tampoco se ha comprobado es que Ramírez Muñoz se durmió en el microbús de la ruta 140 en que viajaba de San Salvador hasta el parque de San Martín.

Despertó al final del recorrido de la ruta, en el Proyecto Santa Teresa, que es considerado un bastión de la Mara Salvatrucha (MS-13), donde días antes habían matado a Tomás Rivas Arias, un cabo de la PNC que vivía en ese lugar.

En cuanto Muñoz Ramírez se bajó del microbús, fue rodeado por un grupo de mareros que lo privaron de libertad. Nunca más se supo nada de él.

Este caso se ha tratado con mucho hermetismo en el interior de la PNC y no fue posible obtener información de los avances de la investigación.

El armero era soltero. No tenía hijos, solo vivía con una hermana, a pocos metros de una dependencia policial de San Martín.

Como pasó con el caso del policía rural en Apastepeque, al armero solo lo buscaron por unos pocos días y luego se diluyeron los esfuerzos por hallarlo. Nadie lo busca. Tampoco hay detenidos por la desaparición, según explicaron compañeros de la víctima.

El primer cabo del Ejército desaparecido

La última pista que hay del cabo Marvin Antonio Ruiz Dubón es un vídeo de un cajero automático que funciona en el municipio de Aguilares, al norte de San Salvador, el cual fue captado en la madrugada del sábado 24 de enero de este año.

Según fuentes allegadas a la investigación, que no ha avanzado mucho, en la imagen se ve al cabo haciendo una operación en el cajero automático.

Ruiz Dubón estaba de alta en la Brigada Especial de Seguridad Militar (BESM), que funciona en el mismo cuartel que ocupó la antigua Guardia Nacional.

La noche del sábado lo vieron conversar con un hombre joven que es señalado por fuentes militares de pertenecer a un grupo de pandilla.

Sin embargo, al ser interrogado sobre Dubón Ruiz, el supuesto pandillero negó haber tenido contacto con el cabo.

Según familiares, el militar salió de su casa a bordo de una motocicleta que hacía menos de un mes había adquirido al crédito, la cual tampoco ha sido encontrada.

“Mi papito anda trabajando”

Tanto el caso de la desaparición de los dos policías, el armero y el de la rural, como el del cabo Ruiz Dubón, tienen en común que las autoridades parecen haber perdido las esperanzas de hallarlos a ellos con vida y, al parecer, han abandonado los esfuerzos de la búsqueda.

En los tres casos, los familiares también tienen algo en común: todos quisieran encontrarlos aunque fuera muertos. Cada día que pasa, las esperanzas de hallar vivos a estos tres hombres se pierden cada día.

En las tres familias, el deseo común parece ser: queremos hallarlo como sea, si está muerto pues aunque sea para darle sepultura.

En el caso de Ruiz Dubón, sus familiares han celebrado la misa de nueve días y elaborado un altar en la habitación que ocupaba el militar ante el cual rezan cada día para localizarlo vivo o muerto.

Ruiz Dubón cumple hoy 15 semanas de desaparecido. Mientras tanto, su pequeña hija, de solo 3 años, es la única ajena a la angustia del resto de la familia. Ella dice que su padre anda trabajando y que pronto volverá.