Religioso afable y cercano a la gente

Ana Irlanda, prima hermana de Monseñor ??scar Arnulfo Romero, compartió algunos de sus recuerdos sobre el beato

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Ana Irlanda Gutiérrez Galdámez, de 82 años, recuerda con admiración a su primo ??scar Arnulfo Romero Galdámez. ??l era 15 años mayor que ella. Lo conoció ya como sacerdote.

Por Susana Joma servicios@eldiariodehoy.com

2015-05-14 9:00:00

A sus 82 años, Ana Irlanda Gutiérrez Galdámez, prima hermana de Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, todavía tiene recuerdos vivos de cuando el religioso llegó a su natal Ciudad Barrios, recién venido de Roma, a celebrar su primera eucaristía.

“Él llegó a celebrar su primera misa el 11 de enero de 1944 en la iglesia Roma. Cuando él venía la gente lo fue a recibir. Ese día durante la misa repartieron unas estampitas”, comenta la octogenaria, cuya vivienda está ubicada en la calle que lleva el nombre de su primo y a unos pasos de la casa donde el beato pasó sus primeros años de vida.

Aunque Ana Irlanda conoció a Romero justo cuando él ya había sido ordenado sacerdote, asegura que “platicaba, era bien contento, nunca andaba enojado y quería bastante a la gente pobre”.

Dice haber escuchado cómo un carpintero, con quien Romero aprendió ese oficio, aseguraba que su aprendiz repartía comida a los pobres y “era bondadoso con la gente”.

Esta menudita mujer, quien nació 15 años después que Monseñor, cuenta que su primo posteriormente estuvo asignado en una Parroquia del municipio de Anamorós, en La Unión, y luego en San Miguel, a donde en determinado momento llevó a su madre.

Sin embargo, siempre visitaba a sus familiares en Ciudad Barrios. En palabras de Ana Irlanda: “Lo que más le gustaba era ir a donde mi papá, porque tenía una hamaca donde se acostaba. Lo visitaba porque, como lo conoció desde pequeño, lo quería bastante”.

En esas visitas el plato de frijoles no faltaba en la mesa porque eran sus favoritos: “Siempre preguntaba: ‘¿Tienen frijoles? Los frijoles me hacen falta'”.

Romero “casó” a una media hermana de Ana y bautizó a dos de sus hijos, uno ya fallecido; el otro es Douglas Vladimir, el menor.

Douglas Vladimir, quien sería sobrino en segundo grado del arzobispo mártir, explica que alcanzó a conocer al religioso y tiene uno que otro recuerdo atesorado en su memoria, como cuando en una de las visitas que hizo a su abuelo lo abrazó y le tocó la cabeza. “Me dijo: ‘Vladimiro, ese es tu Santo'”.

Pero ¿cómo veía el pequeño Douglas a su tío político? La respuesta es sencilla: “Totalmente amoroso. Yo creo que él quería mucho a los niños y se notaba”.

Según Douglas, Dios escogió a Ciudad Barrios para que ahí naciera un santo. “Es una gran bendición para nosotros como familia e hijos del pueblo”, dice.

Él considera que la gente está tomado un poco de conciencia de que Romero será beatificado. Lo notó en la asistencia que hubo durante la misa que el nuncio apostólico celebró días atrás.

“Cuando vino el nuncio pasó por esta calle “Monseñor Romero”, solo iba con los dos padres que están aquí en la parroquia y todo el mundo aplaudía”, recordó.

Hoy en día, un altar dedicado a Monseñor Romero, varios carteles con su imagen, así como una fotografía de él y otra de sus familiares están a la vista en el hogar de Ana Irlanda.