Escolar ejemplar fue asesinada por equivocación

Los vecinos afirman que la víctima era bien dedicada a sus estudios. Recién regresaba de la escuela cuando un encapuchado la acribilló en su vivienda.

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Claudia Lorena Bonilla, 15 años, asesinada el martes anterior. Era estudiante de 8o. grado. Foto EDH / Lissete Monterrosa

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2015-05-27 8:00:00

El lugar del crimen, el cantón San Miguel, en el municipio de Mejicanos, es dominado por la mara Salvatrucha. En ese lugar, el martes en la tarde mataron a Claudia Lorena Bonilla, de 15 años.

La adolescente estudiaba octavo grado en una escuela Pública de San Ramón. Sus familiares y vecinos la describen como una niña respetuosa, entregada al estudio, alérgica a los problemas pero muy parecida con su hermana mayor. Esto último parece haber sido el “error” por el cual fue asesinada.

Etelvina, madre de la víctima, relató que su hija recién había llegado de estudiar y estaba sentada a la mesa, esperando que ella le sirviera la cena.

De repente, un hombre con el rostro cubierto irrumpió en la vivienda y se dirigió a Claudia Lorena, asestándole varios disparos. Sin decir una palabra, el asesino se retiró del lugar.

Etelvina cree que el asesinato de su hija es una injusticia, pues era una niña que no se metía en problemas con nadie y que era muy aplicada en sus estudios. La mujer dice que no tiene idea de por qué mataron a su hija.

No obstante, fuentes policiales y vecinos del lugar indican que a Claudia Lorena la mataron por error.

Las fuentes sospechan que a quien querían matar era a la hermana mayor de la estudiante, quien recientemente había recibido la advertencia de que la matarían.

De acuerdo con las fuentes, el asesino se confundió.

La policía asegura que la hermana mayor de Claudia Lorena había recibido amenazas debido a que se relacionaba con miembros de la MS del cantón San Miguel, pero también tenía amistades con jóvenes vinculados a la pandilla 18 de otro sector del mismo cantón.

Según vecinos de la familia Bonilla, la joven a quien supuestamente iban a asesinar no comentó con su familia sobre las amenazas recibidas, tal vez porque pasaba la mayor parte del día fuera de casa.

Etelvina confirmó que su hija mayor no pasaba mucho tiempo en su casa, pero dijo desconocer si ella tenía vínculos con grupos delincuenciales y si había recibido amenazas de algún tipo.

Mientras investigadores policiales y una fiscal procesaban la escena del homicidio, policías uniformados pidieron disculpas a vecinos y parientes.

“Nosotros sabemos quiénes son los mareros de esta zona, donde viven, pero tenemos las manos atadas; hay jefes que no les gusta que nosotros actuemos”, dijo un agente policial a guisa de disculpa.