Aumento de homicidios por sospechas de que son informantes de la Policía

Entre domingo y lunes anterior, en Usulután asesinaron a varios adultos mayores

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Dinora del Carmen García fue asesinada el 4 de mayo en este restaurante de la playa Las Hojas. Foto EDH/Jorge Beltrán Luna

Por Jorge Beltrán Luna nacional@eldiariodehoy.com

2015-05-20 8:00:00

Juan Antonio Pineda Mejía, de 46 años, salió ayer casi de madrugada a ordeñar unas vacas que tenía en el sector conocido como Barales de la isla La Calzada de San Luis La Herradura, pero no alcanzó a llegar a su destino. Varios pandilleros encapuchados lo acribillaron.

Hace varias semanas, miembros de la pandilla 18 le habían anunciado que lo matarían porque sospechaban que era informante de la Policía. Él comenzó a congregarse en una iglesia evangélica y dejó de conversar con policías que se encontraba o lo encontraban en cualquier lugar de La Calzada.

Juan Antonio es una de las personas que en los últimos días han asesinado miembros de la MS o la Pandilla 18, porque sospechan que son informantes de la Policía.

Un repunte de asesinatos posiblemente con esa motivación ocurrió recientemente en Usulután entre el sábado y el lunes anterior, departamento que ha registrado uno de los mayores índices de homicidios en los últimos cuatro días, según las estadísticas policiales.

Solo entre el mediodía del sábado y el mediodía del lunes anterior, las autoridades policiales reportaron el asesinato de 25 personas en el departamento de Usulután.

Fuentes fiscales indican que del 1 de enero al 19 de mayo de 2014, en la zona oriental habían registrado 50 homicidios, en tanto que en el mismo período de este año, la cifra llegaba a 91. Medicina Legal reportó 78 homicidios en tres días (viernes sábado y domingo pasados).

Septuagenario asesinado al atender tienda

En ese aumento de asesinatos, Timoteo Emilio Romero se convirtió en la persona de mayor edad asesinada por supuestos miembros de la MS. Tenía 74 años. Para sobrevivir él y su esposa tenían una tienda.

El crimen contra el anciano fue cometido a las 8:00 de la noche del domingo anterior cuando varios hombres llegaron a comprarle $0.25 de cigarros.

El septuagenario les dijo que les daría los cigarros por la ventana pero cuando se acercaba para entregárselos, le dispararon varias veces.

Parientes de la víctima dijeron que no saben por qué lo asesinaron ni quiénes son los responsables, pues no hay testigos del hecho. La esposa dijo que ya estaban acostados y con las luces apagadas. Ella, desde su dormitorio, solo escuchó los disparos.

A las casas los están llegando a matar

El mismo domingo que mataron a Romero, horas antes, en el cantón Ojos de Agua de Usulután, un grupo de mareros asesinaron a José Naún Gómez Herrera, de 45 años, conocido como Polo Herrera.

El hombre era un herrero que también tenía una tienda para sobrevivir. Ese día, el hombre estaba a punto de salir con su familia a bañarse a una poza en un río cercano a su vivienda.

Sin embargo, ya con las maletas preparadas, Polo se volvió a sentar en una hamaca, sin percatarse de que varios mareros lo acechaban.

El grupo de mareros avanzaba arrastrándose por uno de los accesos de la casa. En cuanto lo tuvieron a pocos metros, dos de ellos se le abalanzaron descargándole los cartuchos de dos pistolas. Ya muerto, otros mareros lo machetearon en el cuello y rostro, haciéndole una marca, aparentemente, de la MS.

El asesinato fue perpetrado frente a varios familiares de Polo. Al parecer, los asesinos no eran conocidos.

De acuerdo con fuentes policiales, Polo tenía mucho acercamiento con un oficial de la Policía de Usulután, lo cual les hace sospechar que esa podría ser la razón del asesinato. “Usted sabe, aquí en estos lugares ellos (mareros) tienen ojos en todas partes y uno no puede ni saludar a los policías porque ya creen que les habla para denunciarlos a ellos”, indicó un lugareño vecino de la víctima.

Al siguiente día de que Polo Herrera fuera asesinado, uno de sus mejores amigos también moría, víctima también de supuestos mareros.

En el mismo cantón Ojos de Agua, el lunes a las 11:00 de la mañana, Miguel Ángel Urías Campos , de 45 años, fue acribillado a balazos en su vivienda. Posteriormente, los asesinos le asestaron varios machetazos y también le hicieron unas marcas en el rostro.

Miguel Ángel podría haber sido asesinado también porque los pandilleros sospechaban que, al igual que Polo, pasaba información a la Policía, no obstante, de ese crimen no hay testigos porque el hombre estaba solo en su vivienda. Su mujer andaba visitando a unos familiares.

En este caso, según algunos parientes, existe la posibilidad de que haya sido asesinado por resistirse a continuar pagando extorsión a miembros de la MS que operan en el lugar.

Más personas adultas asesinadas en Usulután

El lunes anterior, en Ozatlán, también fue asesinado Santos Cedillos, de 66 años de edad, conocido como Chente cantinero, pues tenía un negocio de billar y una cantina.

Como todos los homicidios mencionados anteriormente, Cedillos fue asesinado a balazos por delincuentes que irrumpieron en su vivienda.

De acuerdo con vecinos de la víctima, debido al negocio que tenía Cedillos, la Policía lo visitaba asiduamente.

En Ozatlán, según el jefe policial, subinspector Élmer Durán, hasta el domingo anterior solo se habían registrado cuatro homicidios en lo que va de 2015.

Sin embargo, sólo entre la noche del domingo y la mañana del martes anterior, cinco personas habían sido asesinadas; la última de las víctimas había sido identificada como José Gilberto Marroquín, de 23 años, quien apareció asesinado en el cantón El Delirio, pero residía en el casco urbano de Ozatlán.

Marroquín fue sacado de su vivienda la noche del lunes por hombres encapuchados. Familiares de la víctima sospechan que pudo haber sido asesinado debido a que tenía parientes que son miembros de la pandilla 18 que operan en un municipio cercano a Ozatlán, aunque él no pertenecía a esos grupos.

Mientras tanto, José Santos Reyes, de 67 años, fue asesinado en la colonia El Chilamate del municipio de Jiquilisco, siempre en Usulután.

El hombre fue acribillado mientras descansaba en una hamaca, en su casa donde tenía una tienda.

Siempre en Jiquilisco, el domingo anterior asesinaron a José Lino Contreras Velásquez, de 72 años, quien vivía en la lotificación La Nueva, hacienda La Carrera.

José Lino también fue asesinado a balazos en su propia casa, mientras descansaba en una hamaca, según fuentes policiales.

Otros homicidios de personas adultas mayores durante el fin de semana anterior también fueron cometidos en San Miguel y La Unión, aunque en menos cantidad.

En la colonia Bendición de Dios del municipio de Yayantique, departamento de La Unión, Virgilio González Díaz, de 69 años, fue acribillado por presuntos pandilleros.

Mientras tanto en el cantón El Amate de Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, el lunes anterior fue asesinado Juan Antonio Hernández, de 65 años. La víctima era un agricultor y fue asesinada a balazos.

El asesinato de personas mayores aparentemente porque los mareros o pandilleros sospechan de que son informantes de la Policía, no es solo en el departamento de Usulután.

El 4 de mayo anterior, Dinora del Carmen García, de 45 años, fue asesinada en su vivienda, donde también funcionaba un restaurante, en la playa Las Hojas, municipio de San Pedro Masahuat, departamento La Paz.

De acuerdo con las primeras investigaciones, la mujer fue asesinada debido a que miembros de pandillas sospechaban que ella era informante de la Policía, quienes eran clientes asiduos del restaurante de playa del cual era propietaria Dinora del Carmen.

No obstante, fuentes policiales aseguran que no era así, que los policías frecuentaban el restaurante como clientes y no para obtener información sobre el movimiento de pandilleros del lugar.

Un caso más patético ocurrió el 19 de abril anterior en la lotificación Palo Galán, del cantón Lourdes, municipio de Colón, departamento de La Libertad. Ese día fue encontrado el cadáver de Juan Pablo Ortiz, un hombre de 79 años que fue sacado la noche anterior de su vivienda, en la misma lotificación, por miembros de la pandilla 18 que delinque en ese sector.

Ortiz fue asesinado a cuchilladas y, según la Policía, los criminales le dejaron colgado al cuello un cartón con la frase “Por soplón”.

A pesar de que parientes de algunas víctimas aseguran que han sido asesinadas por conversar con policías, algunas fuentes dicen que no hay certeza de que todos esos homicidios tengan relación con los esfuerzos de la Policía Comunitaria por acercarse más a la población.

A otras fuentes policiales, sin embargo, les llama la atención que gran parte de personas mayores asesinadas sean propietarias de tiendas, comedores, restaurantes, lugares frecuentados por elementos policiales; aunque también sospechan de venganzas de extorsionistas.