Millares oran ante las reliquias de San Juan Pablo II en Santa Ana

Estuvieron dos días en la Catedral de Santa Ana

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Fieles católicos santanecos ofrecieron su ayuda para cargar en sus hombros el anda de las reliquias. Miles de católicos participaron de la solemne actividad. Fotos EDH/ Iris Lima

Por Iris Lima comunidades@eldiariodehoy.com

2015-04-27 7:00:00

SANTA ANA. “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo.” Bajo esa consigna, miles de feligreses católicos recibieron ayer por la mañana, en la iglesia Catedral de Santa Ana, las reliquias que contienen la sangre del Papa San Juan Pablo II.

Estas llegaron la tarde del pasado domingo y del aeropuerto las trasladaron directamente hasta la iglesia Catedral de Santa Ana.

Ahí permanecieron durante domingo y lunes.

Hoy, estarán en la capilla del Ordinariato Militar, en San Salvador. El miércoles parten hace Lima, Perú.

Las reliquias del pontífice llegan a tierras cuscatlecas justo al año de haber sido declarado santo por la iglesia católica.

La madre Adela Galindo, fundadora de la congregación Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María (SCTJM), con sede en Miami, es la encargada de llevar las reliquias peregrinas por toda América.

Ayer, aseguró que la visita de la sangre del santo no es producto de la casualidad.

“Él ha querido estar aquí, en El Salvador, en su primer aniversario de canonización; y eso será un regalo y un signo muy especial para ustedes, los salvadoreños… Regresó a hacer memoria de aquellas palabras que dijo a esta nación. Dijo no más guerra, sino paz”, dijo.

Devoción

El ambiente que se vivió al interior de este centenario templo era de fe y esperanza.

Al conversar con las decenas de fieles que habían llegado para venerar la sangre de San Juan Pablo II, se podía ver en sus ojos la emoción que los embargaba de poder estar cerca de un pedacito de la humanidad del papa Juan Pablo II.

Cientos de católicos llegaron para pedir milagros o para agradecer favores recibidos gracias a la intercesión de Juan Pablo II.

Juana María Valladares fue la primera en la fila; y aseguró que llegó desde tempranas horas para poder agradecer la intercesión del Santo para la recuperación de salud de su hija.

“Yo le tengo mucha devoción desde que murió y le pedimos por la salud de mi hija, que tenía cáncer en la garganta; y por la intercesión de él, los dos nódulos que tenía desaparecieron. Lo pudimos comprobar tras una revisión médica”, dice la mujer.

María Mirtala Gómez viajó desde San Miguel junto a un grupo de hermanos de su comunidad católica para pedir un milagro de sanación. “Ahora más que nunca necesitamos un milagro para un hermano de la comunidad que tiene cáncer. Nosotros, por la fe y esperando que Dios va a hacer este milagro, hemos venido aquí”, aseveró la mujer originaria de oriente.

Durante la veneración de las reliquias, que iniciaron a las 10:30 de la mañana, algunos feligreses expresaban su devoción y mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, susurraban oraciones de intercesión o agradecimiento al sumo pontífice.

Por la tarde hubo un cenáculo a la Divina Misericordia; y a las 5:00 de la tarde se llevó a cabo una Santa Eucaristía.