Pandilla 18 en La Paz vigiló a policía hasta asesinarla

Wendy Alfaro fue ultimada, el lunes, a pocos metros de su vivienda

descripción de la imagen
La agente, quien deja a un bebé en la orfandad, fue velada ayer en Zacatecoluca. Tenía cuatro años de pertenecer a la PNC. Foto EDH / Cortesía @alfredoroar

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2015-04-21 8:00:00

Wendy Yamileth Alfaro Mena, la policía que el lunes fue asesinada por mareros en Zacatecoluca, La Paz, fue interceptada por delincuentes una mañana que se dirigía a recibir turno en la Unidad de Emergencias del 911, de San Marcos, donde laboraba.

Según una fuente cercana a la víctima, quien es la primera mujer policía ultimada por delincuentes en los últimos años, el incidente ocurrió a finales del año pasado.

Los hombres la abordaron a pocos metros de la vivienda que compartía con su hijo, un niño de 2 años, y otros parientes, en el cantón Penitente Arriba, del referido municipio.

Ese día, uno de los sujetos le bloqueó el paso y le preguntó hacia dónde iba. La joven, de 24 años, le contestó, sin inmutarse, que a trabajar. Él le increpó a qué lugar y ella le respondió: “a la fábrica”.

Alfaro, quien era policía desde hacía cuatro años, le relató después a sus allegados que el hombre, con insistencia, le cuestionó: “¿Estás segura de que en la fábrica trabajas?”; ella lo aseveró.

“Andate pues, pero ya sé que no trabajas ahí”, fue lo que el pandillero le dijo antes de apartarse del camino.

La víctima le habría contado lo ocurrido a sus jefes con la intención de que se le ofreciera alguna alternativa de seguridad; pero no se tomó ninguna acción, pese a que la zona es asediada por la mara 18.

Esto hizo que la mujer se replanteara la necesidad de buscar otra morada junto a su hijo, como medida de protección, pero no pudo hacerlo.

La semana pasada, algunos lugareños vieron que varios mareros que delinquen en la zona rondaban a diferentes horas la vivienda de Alfaro.

El lunes anterior, pasadas las 6:30 p.m., la agente salió a comprar las tortillas, a unos 15 metros de su casa. En el trayecto la mataron a balazos unos hombres que se habían escondido en una casa.

Cuando su madre oyó los disparos se llevó las manos a la cabeza y solo pudo exclamar: “Me mataron a la Wendy”.

Cuando la señora salió a buscar a su hija la encontró sangrando del pecho y agonizando en la calle principal.

Policía estaba desarmada

El homicidio de Wendy Yamileth ha indignado y conmocionado a sus compañeros, quienes aseguran que pandilleros de la 18 la asesinaron “cobardemente”, no solo por ser mujer, sino porque la atacaron cuando ella no tenía oportunidad de defenderse.

La víctima no tenía autorización para portar su arma de equipo cuando salía de licencia, pese a que las autoridades policiales avalaron la medida (si excepción) en enero.

La decisión fue tomada debido a los continuos ataques de pandillas de los que son víctimas los agentes.

En lo que va del año, 23 miembros de la corporación han sido ultimados, la mayoría en sus días de descanso.

Algunos colegas de la mujer no dudan de que el crimen fue obra de la mara 18 en venganza por la muerte de nueve de sus integrantes en un enfrentamiento con militares.

Este hecho fue registrado, la tarde del sábado pasado, en el cantón Ulapa, cerca de donde vivía Alfaro.

Según las fuentes, la mujer les contó que el domingo, horas después del enfrentamiento, salió de casa a hacer unas diligencias y en el trayecto vio a unos delincuentes que asediaban el cantón.

Cuando los sujetos pasaron sospechosamente cerca de ella escuchó que uno de ellos le dijo al resto: “Es que tienen que pagar, tienen que pagar”.

Alfaro, de acuerdo con sus compañeros, supuso que el hombre había dicho eso en referencia a que querían vengar la muerte de los pandilleros.

La última vez que Alfaro estuvo en su lugar de trabajo fue la mañana del lunes. Al mediodía salió de descanso.

Lo primero que hizo al llegar, según su madre, fue arreglar a su bebé y se lo llevó al centro de Zacatecoluca a realizar unas compras.

“Todavía ayer la vimos en el parque con el niño”, le dijo ayer una vecina, conmocionada, a la madre de la policía.