Asesinan a dos militares en La Paz y en Panchimalco

Ambos fueron ultimados frente a sus familias, menos de 12 horas después de un enfrentamiento en el que murieron pandilleros

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El padre del soldado Eduardo Villalta Quintanilla, de 21 años, llora sobre el cadáver de su hijo. El joven entró al Ejército para ayudar al sostenimiento de su familia. Foto EDH / Jaime Anaya.

Por Diana Escalante sucesos@eldiariodehoy.com

2015-04-19 7:00:00

En lo que parece ser una respuesta o provocación de las pandillas a las autoridades militares, dos miembros de la Fuerza Armada fueron asesinados en Panchimalco y San Luis La Herradura.

Los asesinatos se produjeron menos de 12 horas después que nueve pandilleros murieron al enfrentarse a tropas en Zacatecoluca, La Paz.

Los dos militares fueron ultimados frente a sus respectivas familias cuando gozaban de licencia (descanso).

El primer homicidio fue registrado por la Policía alrededor de las 8:00 de la noche del sábado, en el cantón Los Pajales, en Panchimalco.

Los delincuentes asesinaron al sargento mayor Pablo Cándido Vega Ramírez, quien estaba destacado en el Comando de Logística de la institución castrense.

Según las autoridades, unos ocho pandilleros rodearon la vivienda de Vega y posteriormente cinco de ellos se introdujeron al inmueble para asestarle varios disparos con fusil M-16 y una pistola.

Tras el asesinato, los delincuentes apartaron a uno de los hijos de la víctima del resto de familiares y lo llevaron a una habitación donde lo vapulearon. Aunque decenas de policías y militares rastrearon la zona, no se informó de capturas.

Seis horas después, pasadas las 2:00 de la madrugada, varios mareros que simularon ser policías irrumpieron en la casa del soldado Eduardo Villalta Quintanilla, de 21 años, y lo asesinaron a balazos.

El crimen se produjo en el caserío El Salamar, del cantón San Sebastián El Chingo, en San Luis La Herradura, La Paz.

El soldado estaba destacado en la Tercera Brigada de Infantería, en San Miguel.

Parientes dijeron que el ataque contra Villalta fue minutos después de que él llegara al inmueble, tras participar en una vigilia en la iglesia donde se congregaba.

La víctima tenía nueve meses de ser soldado

Eduardo Villalta era el segundo de siete hermanos; su familia es muy pobre y para subsistir varias generaciones se han dedicado a recolección de cangrejos y a la corta de caña de azúcar. Al ver que esas tareas no eran suficientes para obtener dinero, hace nueve meses, el joven decidió integrarse a la Fuerza Armada para ayudar a sus padres.

Esta decisión lo hizo sortear algunos sacrificios, como pasar menos tiempo con sus parientes, a quienes veía dos fines de semana al mes.

“Viajaba desde aquí (La Paz) hasta San Miguel y nunca tuvo una falta (de asistencia)”, relató ayer el general Félix Núñez Escobar, comandante de la brigada militar donde Villalta estaba asignado.

Según la fuente, el soldado nunca les informó que hubiera sido amenazado por delincuentes ni tampoco que sintiera temor de visitar la zona donde residía.

El jefe militar agregó que no se podía descartar que el ataque contra Villalta fuera en venganza por las muertes de nueve pandilleros de la 18 que murieron, la tarde del sábado, en un enfrentamiento en el cantón Ulapa, en Zacatecoluca.

En dicho incidente murió un hombre al que le encontraron un carné con el nombre de Pablo Hernández, en donde se indicaba que había estado de alta en el Destacamento Militar Número 9, en Zacatecoluca.

“No es de descartarlo. Recuérdese que el accionar de la pandilla en general, ante una situación tan apremiante como la que tuvieron ayer (el sábado), podría considerarse esto (el homicidio de Villalta) como una respuesta. No se puede asegurar, pero tampoco descartar”, dijo Núñez.

El oficial también señaló que las primeras averiguaciones hechas tras el ataque en contra Villata apuntan a que los asesinos son mareros que delinquen en el lugar.

Por su parte, algunos familiares sostuvieron que en el cantón se sabía que Eduardo era militar, pero nunca habían atentado contra él ni lo habían amenazado.

Añadieron que, como en varias colonias y cantones del país, hay grupos de pandillas pero hasta ayer nunca se habían metido en problemas con los pobladores.

“Esto nos ha dejado impactados. Esto se está poniendo color de hormiga, porque cada vez la delincuencia parece un cáncer para el que no hay medicina”, se lamentó un poblador de la zona.

Tras el asesinato de Villalta (con el que ya suman cinco militares ultimados desde el pasado 12 de marzo) el padre de un soldado que también reside en La Paz relató entre sollozos que ayer le pidió a su hijo que no llegara a la casa en sus días de descanso.

“Por tu seguridad, te ruego que ya no vengas a la casa, mejor nos vamos a estar llamando y ya veremos la forma de vernos”, fue lo que el señor le dijo a su hijo antes de despedirse de él.

A través de un comunicado, la Fuerza Armada manifestó ayer que había desplegado en conjunto con la Policía helicópteros y decenas de efectivos en Panchimalco y San Luis La Herradura y que los operativos de búsqueda “se mantendrán el tiempo necesario, para dar con los responsables de los ataques en contra de los militares”.

Hasta las 6:00 de la tarde de ayer, las autoridades habían reportado dos detenciones.

Mientras que algunos habitantes de diferentes municipios de La Paz se mostraron preocupados por los hechos de violencia que se registraron en el departamento la semana pasada.