Familias viven drama por búsqueda de parientes en morgue de Santa Tecla

Empleados se centraron ayer en hacer las autopsias a víctimas de la masacre. Otras personas que buscaban a sus parientes extraviados se fueron sin respuestas.

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Franklin Vanegas fue la primera víctima de la matanza en ser entregada ayer a sus parientes. Murió en el hospital, en la madrugada. Residía en Colón, La Libertad. Foto EDH / Marlon Hernández.

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2015-03-31 8:00:00

Tras haber buscado durante varios días a sus parientes desaparecidos, unas cuatro familias llegaron ayer a Medicina Legal de Santa Tecla, resignadas a encontrar sus cadáveres.

Sin embargo, se fueron con las manos vacías porque los empleados forenses no pudieron recibirlos para mostrarles los cadáveres que tenían almacenados.

Los forenses estaban atareados haciendo las autopsias de las nueve víctimas de la masacre cometida en Quezaltepeque, La Libertad.

“Si pueden, mejor regresen mañana (el miércoles) porque no las van a poder atender. La prioridad ahorita son las (víctimas) de la masacre”, fue la respuesta que dio un vigilante a dos mujeres que llegaron en busca de un joven.

El familiar de las señoras lleva varios días desaparecido; ellas llegaron ayer al mediodía a la morgue porque les llegó el rumor de que en un municipio de La Libertad habían encontrado varios cadáveres en una fosa clandestina.

Minutos antes, dos mujeres llegaron al lugar porque, según relataron, los empleados de una funeraria llegaron hasta su casa, en La Libertad, a decirles que entre las víctimas de la matanza del lunes estaba uno de sus parientes.

Las mujeres, hasta ese momento no se habían enterado de ese hecho violento, y un poco incrédulas, emprendieron camino hacia Medicina Legal.

Con recelo se limitaron a decir que el pariente que buscaban era Juan Douglas Pocasangre Deleón.

Según las mujeres, él trabajaba transportando mercadería en furgones por Centroamérica. El predio donde fue la matanza, sostuvieron, era el lugar donde descargaban el producto.

Después del mediodía, los vigilantes les permitieron entrar a ver si entre los cadáveres estaba sus pariente.

Cerca de una hora después una de ellas salió al portón y se acercó a una anciana (la madre de Juan Douglas) que estaba sollozando, apoyada en el brazo de un familiar.

“La van a dejar entrar, pero, por favor, no se vaya a poner mal para que nos entreguen el cuerpo rápido”, le susurró con voz entrecortada.

La primera víctima en ser entregada a sus familiares fue Franklin Vanegas, quien resultó herido en la masacre y murió la madrugada de ayer en el hospital. Hasta la 1:30 p.m., cinco víctimas de la masacre no habían sido reconocidas por sus familias, según empleados de Medicina Legal.