Una vez proclamado beato, sus restos mortales y los objetos que utilizó Óscar Arnulfo Romero durante su vida serán considerados reliquias.
La reliquia del futuro beato que lo hará presente durante la ceremonia del 23 de mayo será la camisa que vestía el día que fue asesinado.
Esta camisa, al igual que todos los ornamentos que vistió en su última misa, es resguardada y exhibida en el Centro Histórico Monseñor Óscar Arnulfo Romero, ubicado en la calle de acceso a la capilla del Hospital Divina Providencia, en la colonia Miramonte de San Salvador.
Este centro está instalado en lo que fue la casa de habitación del obispo mártir.
El pastor católico vivía ahí para acompañar día a día con su presencia y oraciones a los enfermos de cáncer atendidos en el Hospital Divina Providencia.
“No sabemos si la van a regresar”, dice sobre la camisa una de las voluntarias que recibe a los visitantes en la otrora casa de Romero.
La futura reliquia está colgada junto al pantalón, el alba, la casulla y el cíngulo que usaba Romero el día de su martirio. A los pies de estos ornamentos está el cáliz y la cruz que utilizaba durante esa última eucaristía.
Toda la ropa tiene restos de la sangre derramada por el mártir, pero en la camisa y el alba son más evidente esos restos.
Según el numeral 1187 del Código de Derecho Canónico: “Solo es lícito venerar con culto público a aquellos siervos de Dios que hayan sido incluidos por la autoridad de la Iglesia en el catálogo de los Santos o de los Beatos”.