Cambiar su ruta habitual para ir al trabajo le costó la vida a William Omar Ramos Medina, de 28 años.
El joven fue asesinado con arma de fuego ayer por la mañana, justo donde para el microbús de la Ruta 6-A, en la esquina de la clínica comunal San Luis Mariona, en Lirios del Norte IV.
Normalmente, él se conducía a su trabajo en una motocicleta. Pero se le averió y se vio en la necesidad de cambiar su ruta habitual para ir hasta su trabajo en Santa Tecla.
Según la esposa que le sobrevive, la víctima le había comentado que el lugar le parecía peligroso. Pero la necesidad de ir a trabajar lo obligó a exponerse.
Su caso deja en evidencia la necesidad de que tanto peatones como automovilistas eviten las rutas o zonas peligrosas consultando aplicaciones o mapas donde esos puntos estén señalados.
Una de las aplicaciones populares entre los automovilistas es Waze. Se trata de una aplicación de tráfico que, con base en información ingresada por los usuarios, calcula las rutas más cortas para ir de un punto a otro.
Sin embargo, la PNC ya ha advertido que su uso no es recomendable.
Rafael Méndez, uno de los usuarios de esta aplicación, tuvo una mala experiencia cuando, durante un viaje hacia San Martín, por acortar camino, utilizó Waze. La aplicación lo llevó a conducir su vehículo en medio de una comunidad marginal donde se expuso a ser asaltado.
Otra de las aplicaciones disponibles es Alértux. Rubén Rochi, presidente de esta empresa, explicó que a diferencia de Waze, Alértux es también una aplicación de seguridad. “Ahí aparecen los mapas (…) que le está informando al usuario sobre todos los aportes que está haciendo la ciudadanía o la gran comunidad de Alértux”.
El usuario de la aplicación recibe la información sobre las zonas inseguras.
Rochi afirmó que “Waze no tiene nada que ver con inseguridad, (solo) es tráfico (…) Waze es una maravillosa herramienta para ver en un mapa dónde hay congestionamiento vial, pero nada tiene que ver con temas de inseguridad. Mientras que nosotros, en el caso de Alértux, el tema principal es inseguridad”.
Agregó que la aplicación, que puede ser descargada de Google Play, permite que los usuarios estén alertándose permanentemente sobre “cuáles son los sitios inseguros, a dónde están asaltando, qué es lo que está sucediendo”. Los aportes de los usuarios son acumulados en una base de datos que, al final de cada mes, se consolida y publica en mapas de inseguridad.
Carlos Moreno, un joven desarrollador de aplicaciones móviles con clientes en Estados Unidos, explicó que aunque alguien se propusiera ingresar información sobre puntos y zonas peligrosas en Waze, no podría hacerlo, pues las capas de Waze no se pueden modificar, pues esta aplicación no es open source (de fuente abierta).
“Con Waze no se puede hacer, pero sí se puede hacer con Google y con otra herramienta de mapeo que se llama Open Street Map. Ahí sí se pueden editar las capas”, explicó.
Moreno añadió que lo que garantiza que una aplicación proporcione información útil y certera es la colaboración de los usuarios.
“El punto no es la plataforma como tal”, añadió, “el éxito de Waze no es por el mapa, sino porque mucha gente lo usa”.
Carlos Molina, coordinador de la carrera de Licenciatura de Ciencias de la Computación de la Universidad Luterana, coincide con Moreno: “Yo creo que una aplicación de ese tipo sí fuera posible construirla, pero a partir de que la gente se apropia de ella y la alimenta. Obviamente que detrás de Waze hay un grupo de gente que está monitorizando que la información es verídica. Porque puede suceder que alguien ingrese información errónea que hace que la aplicación no funcione adecuadamente”.