Un capturado por asesinato de policía en San Juan Opico

Un pariente del agente ha sido capturado como sospechoso, según fuentes policiales

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El comisionado César Baldemar Flores Murillo ofreció a la familia del agente Alfaro Torres, aplicar el rigor de la justicia a los responsables de su asesinato. Fotos EDH / Jorge Beltrán Luna

Por Jorge Beltrán Luna nacional@eldiariodehoy.com

2015-04-04 10:00:00

Los restos del policía Héctor Wilfredo Alfaro Torres, de 42 años, fueron sepultados ayer en el cementerio público del cantón Chanmico, municipio de San Juan Opico, departamento de La Libertad.

De acuerdo con algunos compañeros de Alfaro Torres, como sospechoso de cometer el homicidio ha sido capturado un primo de la víctima, con quien habría discutido minutos antes de ser asesinado.

Aunque el posible móvil indica que el crimen fue motivado por rencillas personales, las fuentes policiales no descartan que se trate de un hecho orquestado por grupos de pandillas que operan en el sector.

Según las fuentes, al momento en que fue asesinado Alfaro Torres, en el lugar había presencia de miembros de maras con quienes el sospechoso habría tenido alguna relación.

Algunos vecinos fueron más tajantes: el sospechoso es parte de esos grupos delincuenciales, dijeron.

El cantón Sitio Grande, donde vivía Alfaro Torres, es asediado por la mara Salvatrucha (MS-13), cuyos miembros en algunos sectores suelen andar con sus fusiles colgados al hombro y montar puntos de asalto o retenes, según dijeron algunos vecinos que reclamaron más presencia de las autoridades.

Alfaro Torres se convirtió en el policía número 17 en ser asesinado en lo que va de 2015. En 2014 fueron 39 los agentes asesinados, según los registros de la Policía Nacional Civil (PNC).

Al son de rancheras

El funeral del agente Alfaro Campos fue peculiar. Desde que el féretro salió de la vivienda donde fue velado, las rancheras de Vicente Fernández no pararon de sonar en el carromato hasta que llegaron al cementerio.

“Acá entre nos” fue la primera que sonó a la salida de la casa. Parientes del fallecido indicaron que el agente policial recalcaba que cuando lo llevaran a enterrar, quería que le tocaran su música favorita.

Otra peculiaridad fue que, a diferencia del entierro del agente José Ernesto Sánchez Ávalos, efectuado el viernes anterior en el cementerio de Joya de Cerén, el director general de la PNC, Mauricio Ramírez Landaverde, no estuvo presente en el funeral.

El oficial de más alto rango que acompañó el féretro fue el comisionado César Baldemar Flores Murillo, subdirector de la División de Tránsito Terrestre, a la cual pertenecía el agente Alfaro Torres.

Flores Murillo se encargó de dar el pésame a los familiares del policía y recalcó lo dicho por Ramírez Landaverde el viernes anterior en el entierro de Sánchez Ávalos: condenó el asesinato y dijo que la PNC no será doblegada.

Por su parte, durante el trayecto hacia el cementerio, algunos lugareños recordaron al policía como un buen vecino, alérgico a los problemas y presto a ayudar a la gente.

Hubo quien dijo estar muy agradecido con él porque en tres ocasiones lo libró de que le pusieran tres esquelas, en distintas ocasiones, por infracciones muy graves como rebasar el límite de velocidad.