Una familia lleva casi tres años buscando sin éxito a un joven de unos 18 años que desapareció en 2012, en el Puerto de La Libertad.
El muchacho trabajaba en un restaurante de la zona y un día que descansaba unos sujetos de pandillas llegaron y se lo llevaron. Nunca más regresó a su casa.
Al parecer los pandilleros le cobraban el hecho de haberse enamorado de una muchacha que mantenía una relación con un sujeto de maras que está en un penal.
Sus padres han ido de tumba en tumba que descubren en la zona costera y alta del Puerto de La Libertad, a ver si aunque sea muerto lo encuentran.
En cada procedimiento, aseguran que han salido entre alegres y preocupados, pues aquel drama aún no llega a ningún desenlace.
“Yo sueño con mi hijo. Yo no lo veo muerto, tengo la esperanza de que en algún lugar está viviendo, pienso que se ha ido a Estados Unidos y no me ha querido decir”, expresa aquella angustiada madre, quien, pese al tiempo de la desaparición, se aferra a la esperanza de que su hijo esté con vida.
Las amistades y los demás parientes tratan de hacerla comprender que a tres años del extravío de su hijo, las posibilidades de encontrarlo con vida son mínimas, pero aún así, ella confía en un milagro.
La señora lo busca incansablemente cada vez que dicen que han encontrado un cementerio clandestino.
Como esa madre, miles caminan de un lugar a otro, con la pena de no encontrar a sus seres queridos.