Riqueza histórica, fe y tradición en Conchagua

El municipio unionense de Conchagua conmemora la Muerte y Resurrección de Jesucristo de una forma diferente en la zona Oriental. Mantienen vivas su tradiciones y poseen gran riqueza histórica.

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La parroquia Santiago Apóstol junto a la Sociedad de Jesús en Conchagua, tienen más de 50 años celebrando tradiciones durante la Semana Santa en la ciudad.

Por Insy Mendoza comunidades@eldiariodehoy.com

2015-03-30 8:00:00

LA UNIÓN. La Sociedad Jesús Nazareno, de la parroquia Santiago Apóstol de la ciudad de Conchagua, tienes más de 50 años de existir y son los encargados de darle vida y mantener las tradiciones en las actividades religiosas que se desarrollan en el transcurso de la Semana Santa.

Los conchagüenses son un pueblo que lucha por mantener las costumbres de sus antepasados.

Hay un grupo de hombres conocidos como Los Caballeros de Cristo, que es el encargado de subir al cerro de Conchagua a cortar las palmas que serán bendecidas en la Ermita del barrio La Cruz.

Estas son llevadas a la Sociedad Jesús Nazareno, para que ellos las entreguen a todos los feligreses que lleguen a celebrar el Domingo de Ramos.

José Alex Torres, presidente de la sociedad, detalló que hay varios puntos dentro de las celebraciones religiosas que los hacen muy diferente a otros municipios o cabeceras.

Asegura que la Semana Santa en Conchagua se vive como en ningún otro municipio del Oriente del país.

Domingo de Ramos

Ese día, a las 8:00 de la mañana, en la Ermita de la Santa Cruz, ubicada en barrio La Cruz, el sacerdote bendice todas las palmas, entrega una a cada feligrés y enseguida se unen y van en procesión para la parroquia central para participar en la eucaristía.

Los miembros de la Sociedad de Jesús Nazareno se encargan de entregar las palmas a las personas que no llegaron a la Ermita.

Otro dato que es ajeno a la región es que en Conchagua no se acostumbra la comercialización de los ramos.

Según Torres, la tradición antigua es llevar una palma pequeña de coyol y el que quiera, le hace algún diseño con la misma hoja.

Vía Crucis

La procesión sale de la parroquia Santiago Apóstol con la imagen de Jesús, mientras que las otras imágenes como San Juan, María Magdalena y Verónica, salen de otros extremos del parque.

Van al encuentro de Jesús, lo adoran y regresan de nuevo a sus lugares.

En la quinta estación hay un hombre, que es un feligrés, quien tiene alguna promesa que pagar y hace el papel del Cirineo.

A este le colocan sobre su hombro la cruz y la va cargando en el transcurso del camino, mientras que en la sexta estación una niña se incorpora representando a Verónica.

Al llegar a la décima estación, los cuatro hombres que han cargado la imagen de Jesús ingresan a la parroquia a crucificar a Cristo y en ese momento cierran todas las puertas del templo.

Eso es una tradición para que los niños no vean esas escenas que causan dolor al momento que le colocan los clavos de madera en el cuerpo del Señor y luego es cubierto con sábanas blancas.

Por la tarde descubren la imagen, le quitan los clavos y lo colocan sobre una mesa y lo llenan con trozos de algodones perfumados.

Cuando los feligreses hacen la veneración a la Cruz, cada quien agarra un trozo de algodón y lo pasa por algunas partes del cuerpo donde ellos consideran que tienen alguna enfermedad y, según sea su fe, son sanados.

Santo entierro

Inicia a las 6:00 de la tarde y la tradición por muchos años es que durante se celebra, van dos mujeres, cada una, cargando un recipiente pequeño de plástico para recoger ofrendas de los feligreses.

Mientras caminan en medio o a los alrededores del grupo de personas, van gritando.

Una exclama: “Santo Entierro de Cristo”, y la otra contesta: “La Soledad de María”, y así sucesivamente van en todo el camino hasta finalizar la actividad.

En cuanto a los fondos que recaudan son utilizados por la Sociedad Jesús Nazareno para todos los gastos que hacen durante las celebraciones de la Semana Santa.

Sábado de Gloria

Es la procesión de la Soledad y sale a las 5:00 de la tarde.

Luego, a las 7:00 de la noche se hace la bendición del fuego en donde se enciende una pequeña fogata en medio de la cancha de baloncesto de la localidad, en la que el sacerdote bendice el fuego y prende un cirio.

Luego lo lleva rumbo a la parroquia y, una vez estando frente a la puerta, exclama Luz de Cristo, y los feligreses responden, amén.

Lo hacen tres veces y enseguida inicia la misa que termina a las 11:00 de la noche.

Las carreras de San Juan

El Domingo de Resurrección, a las 4:30 de la madrugada se celebran las carreras de San Juan.

Sale la imagen de Jesús resucitado y lo ubican en el barrio El Calvario, mientras que las imágenes de San Juan, María la Dolorosa, Verónica, y Magdalena están en otro sitio a pocas cuadras.

Desde ahí salen corriendo dos hombres, que son quienes cargan la imagen de San Juan, a ver si Jesús ha resucitado. Al confirmar de la resurrección, regresan corriendo y dramatizan el aviso a las otras imágenes la buena nueva.

Es en ese momento que la gente inicia a la quema de pólvora y el repique de la campana de la parroquia.

Son tres las carreras que hace San Juan, al final todas se encuentran y adoran al resucitado y enseguida son llevados a su lugar indicado en la parroquia.

Alex Torres dice que muchos padres de familia acostumbran dejar salir a sus hijos pequeños para que acompañen en las carreras para que estos no sean haraganes es la fiel tradición.

Todas las imágenes que se utilizan tienen muchos años de existir, algunas les cambian la cabellera y el vestuario, según dijo.

Vidal Rubio, director de la Casa de la Cultura de Conchagua, dijo que el pueblo por tradición siempre ha mantenido por miles de años las costumbres de los antepasados.

Menciona entre ellas las famosas recolectoras y las carreras de San Juan.

Las tradiciones de los conchagüenses se terminan de adornar con el templo de la localidad que tiene más de 300 años de historia.

Además, cuenta con imágenes con más de tres siglos en el municipio, una fuente con más de 100 años de historia y una campana que, antaño, sirvió para reunir cuantas veces fue necesario al pueblo en la plaza central por diversas causas.