No es casualidad que exista la percepción de que los incendios forestales se hayan incrementado durante el último año.
Según Arístides Valencia, Ministro de Gobernación, en lo que va del año 7,775 hectáreas de área verde han sido destruidas por el fuego.
Mientras que en 2014, a la misma fecha, se registraban 1,048 hectáreas consumidas por las llamas.
En total se reporta un incremento de 6,727 hectáreas arrasadas por el fuego a nivel nacional.
Muchos de estos siniestros han sido provocados por la mano del hombre, ya que el fuego es originado por la quema de maleza para preparar la tierra para la siembra.
Entre estas zonas arrasadas por el fuego, destacan 100 hectáreas de café, de las cuales un 65 por ciento era de áreas productivas en la zona del volcán de San Salvador y en Cacahuatique en Morazán.
“Las condiciones climatológicas actuales, dominadas por el fenómeno de El Niño han venido a incrementar la vulnerabilidad de que se produzcan incendios”, dijo Valencia.
Sin apoyo de comunas
En el marco de la activación de la alerta naranja, decretada hace 10 días, el Sistema Nacional de Protección Civil buscó incrementar las medidas necesarias para enfrentar la situación de los incendios forestales a nivel nacional.
Sin embargo, el ministro de Gobernación afirmó que algunas municipalidades no han prestado el apoyo necesario a esta alerta.
“Muchas alcaldías no han organizado las comisiones municipales y no colaboran con un control y supervisión de una amenaza de incendio”, afirmó Valencia.
Las autoridades han identificado 33 comunas en 7 departamentos que no están colaborando y pueden ser sancionadas en el marco de la ley.
El funcionario no menciono ningún nombre de las alcaldías señaladas.
Asimismo, hizo un llamado a la comunidad para que tome conciencia sobre los efectos que tienen en el país la quema sin control de maleza, ya que esto afecta los recursos naturales y económicos del país.
Incluso afirmo, que estos individuos pueden ser sancionados a través del Código Penal, al estar realizando prácticas de quema en zonas forestales.
Esto incluye la quema sin control de rastrojos, aunque existe una salvedad de cuando es efectuada por prácticas culturales y bajo controles adecuados.