Pandillas se habrían unido para matar a fiscal

Capturan a 13 pandilleros 18 y seis MS, vinculados con el crimen tras supuesta confabulación

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Decenas de personas visitaban la funeraria donde se velaban ayer los restos del fiscal Andrés Olivo en Usulután. Foto EDH / JAIME L??PEZ

Por Jaime López Lucinda Quintanilla sucesos@eldiariodehoy.com

2015-03-08 7:00:00

Al menos 19 capturas realizó la Fiscalía por el asesinato del jefe de fiscales antihomicidios de Usulután durante las últimas horas.

Los intensos operativos en busca de más sospechosos continúan y la Policía y Fiscalía no descartan que ambos grupos hayan planeado el asesinato del fiscal Andrés Ernesto Olivo, de la Unidad de Vida del Ministerio Público, pues en el homicidio están involucrado dos supuestos pandilleros de la 18, pero en el sector del hecho opera la MS.

La gran interrogante de las autoridades es cómo ingresaron los asesinos a una zona de los rivales.

Autoridades buscan establecer si hubo alguna coordinación de ambas maras.

Una de la líneas de investigación más fuertes es que el asesinato fue dirigido a Oliva por el trabajo que desempeñaba en la unidad desde hacía varios años, y los múltiples casos que resolvió junto a su equipo con condenas muy altas contra pandilleros.

Oliva fue abatido a tiros el sábado por la tarde por dos sujetos a bordo de una motocicleta, cuando el fiscal recién parqueaba su vehículo después de regresar de una reunión de muchachos de la iglesia, afirmó uno de los vecinos.

Diego Adalberto González, (a) El Taniz y otro sujeto conocido como Gángster, son los dos pandilleros de la 18 que presuntamente habrían disparado contra el fiscal Oliva en la colonia Masferrer de Usulután.

El hecho ha causado indignación en las autoridades que hasta ayer habían arrestado a más de 19 personas, como sospechosas del crimen y seguía el operativo de más implicados. Lo curioso que han detenido a pandilleros de la MS y 18, sólo ayer capturaron a 13 de la 18, dos presuntos responsables de disparar al fiscal.

Golpe a movimientos cristianos

El asesinato del jefe de fiscales ha dejado un gran vacío, no solo en su familia, sino en la comunidad cristiana adonde pertenecía y dirigía un coro integrado por niños y adolescentes.

En el pasaje D de la colonia Masferrer, donde residía el fiscal, ayer por la mañana había un rotundo silencio. Su casa estaba cerrada y custodiada por dos agentes de la Policía Nacional Civil, mientras a unos kilómetros, su familia, vecinos y compañeros de trabajo velaban sus restos en una funeraria.

La abundante presencia de niños, jóvenes y adultos en su vela era la muestra más fehaciente del aprecio y el cariño que Oliva se ganó en vida en su entorno social. Fue una persona muy entregada a las buenas causas, “ponía su conocimiento al servicio de la Iglesia”, afirmó el reverendo Humberto Alonso Portillo Hernández, párroco de la iglesia Santa Catarina de Alejandría.

“Su paso por esta vida no solo sirvió para esclarecer los homicidios en Usulután, sino también para solidarizarse con los desposeídos y al fortalecimiento de valores en la infancia y la adolescencia mediante principios espirituales”, destacó el prelado.

“Tenía un carisma especial, con frecuencia decía que quería educar y sanar a las nuevas generaciones en una escuelita (que se llamó Remar Adentro) en la que se han formado muchos jóvenes que ahora están en los diferentes ministerios de la parroquia”, afirmó el cura.

Con Oliva, los niños y adolescentes aprendieron a tocar varios instrumentos con los cuales sirven a la comunidad cristiana de Usulután.

Ahora este grupo ha perdido a su principal líder, quien los enseñaba a cantar y a tocar los instrumentos musicales. “Su muerte nos ha sorprendido, no nos esperábamos que un gran hombre dedicado a su familia y a la Iglesia haya sido asesinado”, afirmó muy conmovido el párroco de la iglesia Santa Catarina.

Familia modelo

Uno de los lugareños afirmó que no tenía nada que reprocharle al fiscal Olivo, pues él y su familia eran verdaderos ejemplos para la sociedad. “Su rutina era de la casa al trabajo y del trabajo a la Iglesia y de ésta a su casa, todos los días de la semana”, afirmó una feligresa. Por sus innumerables actividades laborales y religiosas, algunos lugareños hasta lo consideraron orgulloso, pues en el pasaje no se detenía a conversar con nadie.

Agregó que Oliva siempre se caracterizó por ayudar a “los más necesitados, a los más pobres” desde el ministerio de la Pastoral Social.

“Él, sus hijos y esposa eran ejemplo de puntualidad, no faltaba a las misas y las reuniones de los grupos a los que pertenecían”, subrayó.

El párroco manifestó que experimentan un momento muy difícil por su muerte. “El grupo de sacerdotes de Usulután hemos sentido una gran pérdida para nuestra Iglesia, nuestro pueblo, no queda más que acompañar a su familia en este duro momento.

“En este país, la gente buena es la que muere”, lamentó el sacerdote.