Más de 40 mareros han muerto en tiroteos con policías

Cifras son desde enero hasta la fecha, y más de 50 han resultado heridos

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El 12 de febrero, dos cabecillas de pandillas murieron y otros fueron detenidos al enfrentarse a policías en Mejicanos. Foto EDH / Archivo

Por David Marroquín sucesos@eldiariodehoy.com

2015-03-10 7:00:00

Al menos 43 pandilleros han muerto y más de 50 resultaron heridos en casi medio centenar de enfrentamientos con policías y soldados registrados en el transcurso de este año, según las autoridades policiales y fiscales.

Los mismos registros detallan que 10 policías han sido asesinados cuando gozaban de sus días libres o murieron en tiroteos con pandilleros en el mismo período.

La información detalla que la mayoría de los mareros que murieron en los tiroteos rondaban las edades entre 14 y 20 años, lo que ha sido interpretado por fuentes policiales consultadas de que estos jóvenes habían sido obligados por los cabecillas de las pandillas a medir fuerzas con los policías en un intento por demostrar que tienen poder y que le han perdido el miedo a las autoridades con intenciones oscuras.

Los registros de la Policía detallan que la mayoría de enfrentamientos se han suscitado en ciudades como Apopa, Soyapango, Ilopango, Zacatecoluca, San Pedro Perulapán, Izalco, Nahuizalco, Chalchuapa, Mejicanos, San Agustín y Cuscatancingo; entre otros. Además un buen número de enfrentamientos ocurrieron en zonas rurales, donde los pandilleros se mantenían concentrados simulando tener campamentos de entrenamiento.

En la mayoría de los tiroteos, los policías han logrado incautar pistolas, fusiles, escopetas y hasta armas hechizas.

A raíz del incremento de los asesinatos de policías a manos de los pandilleros, los diputados de la Asamblea Legislativa aprobaron el 28 de enero pasado, un decreto transitorio que reduce el período de la etapa de instrucción judicial y además se les suspenden ciertos beneficios penales y penitenciarios a los que atenten contra policías, soldados, fiscales, jueces y custodios penitenciarios; con la intención de disuadir a las pandillas para que no sigan atentando contra los agentes del orden público y funcionarios de la Administración de Justicia.

Preparaban emboscadas contra policías

Uno de los enfrentamientos más nutridos se registró el 25 de enero pasado en el cantón El Jícaro, en San Agustín, Usulután. En ese sitio, un grupo de pandilleros que se presume preparaban una emboscada a las patrullas de policías que llegaban a verificar una denuncia, fueron sorprendidos por los agentes, originándose el tiroteo.

Tres pandilleros murieron al enfrentarse a balazos con los policías y militares, aunque hubo otros que según las autoridades lograron escapar heridos. Tras el tiroteo se decomisaron un fusil M-16 y una escopeta.

Las autoridades fiscales informaron que uno de los muertos identificado como Salvador Obdulio Mejía, era buscado por tener un proceso judicial pendiente por homicidio.

Otro enfrentamiento entre policías y pandilleros que originó un gran despliegue policial se produjo la mañana del 12 de febrero pasado en la avenida Buenos Aires de la colonia Montreal, en Mejicanos.

En este hecho violento murieron dos cabecillas de pandillas y un agente de la Policía resultó herido de bala.

De hecho, uno de los muertos identificados como Edwin Alexander Recinos era reclamado por las autoridades judiciales por estar acusado de haber asesinado a tres personas.

La segunda víctima Óscar Arnoldo Díaz Sigarán, también era investigado por varios delitos.

Una denuncia ciudadana permitió que las patrullas se acercaran a una vivienda donde un grupo de pandilleros se encontraban reunidos y los atacaron a balazos.

Tras el tiroteo registrado el 12 de febrero pasado, al menos 15 pandilleros que operan en la zona fueron capturados por los policías, aunque la mayoría fue acusada ante las instancias judiciales de pertenecer a las maras.

Ataques es indicador de la evolución de pandillas

El criminólogo y articulista de El Diario de Hoy Carlos Ponce señala que es “evidente que existe un nivel de sofisticación delictual arriba del promedio, bastante superior a la que caracterizaba los hechos perpetrados por pandilleros hace algunos años”.

Agrega que los ataques de las pandillas en contra de las autoridades policiales, fiscales y judiciales “es un indicador del nivel de evolución que han experimentado las pandillas, en gran medida, gracias a la negociación que entablaron durante el gobierno de Mauricio Funes, cuando Salvador Sánchez Cerén, actual mandatario, fungía como vice-presidente”.

Señaló que “el tiempo ha demostrado que los engaños que fabricaban a través de una disminución artificial de las estadísticas de homicidios, escondían el desarrollo de las agrupaciones delictuales y esta realidad, mucho más compleja y grave, que abate a nuestros ciudadanos, especialmente a los más vulnerables”.

Señaló que “tendrá dos consecuencias principales, si no se aborda el tema de forma adecuada, que tienen el potencial de incrementar el poder, control e influencia de las pandillas. Fortalecerá la posición de los cabecillas pandilleros en el contexto de las interacciones irregulares con el Estado y el sector político”

El criminólogo lamenta que la Policía “no haya mostrado interés en acompañar el trabajo de la Fiscalía con la misma intensidad”. Agregó que la falta de coordinación, propiciada por una inexplicable falta de interés por parte de la Policía, se evidenció con la fuga de un pandillero de las bartolinas policiales, a quien se le acusaba de haber asesinado a una niña.

A juicio de Ponce, en esa oportunidad, las autoridades policiales prefirieron entrar en conflicto con la Fiscalía, para tratar de disfrazar su negligencia, en lugar de procurar un trabajo coordinado, eficiente y efectivo”.