“El proyecto se va pareciendo en su diseño general al Plan Colombia”

Diplomático guatemalteco resume algunos planteamientos del ambicioso plan regional que llega como una "oportunidad de oro" para la región norte de Centroamérica, acosada por la violencia, el rezago económico y la falta de oportunidades para su población.

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Julio Ligorría, embajador de Guatemala en Washington estuvo en las reuniones esta semana en el Banco Interamericano de Desarrollo

Por tomás guevara Corresponsal en Washington

2015-02-13 7:00:00

El embajador de Guatemala en Washington, Julio Ligorría, en sintonía con la presidencia del hermano país centroamericano, por mostrar apertura para con los medios de comunicación a la hora de hablar del ambicioso Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica, impulsado por Estados Unidos, acepta conversar con El Diario de Hoy para proporcionar detalles sobre los avances de la propuesta.

Luego de unas largas jornadas de trabajo en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la capital estadounidense, Ligorría abre un espacio para este rotativo y expone los puntos tratados y lo que aún falta por definir para el ambicioso plan.

¿Cuánto se ha avanzado en el diseño de este proyecto que tantas expectativas ha despertado en los tres países centroamericanos?

Puedo decirle que hemos avanzado muchísimo estos dos días de trabajo… pudimos definir la territorialidad donde va haber un impacto directo del Plan Alianza para la Prosperidad de Triángulo Norte de Centroamérica.

En el caso de Guatemala se definieron 51 municipios, en Honduras serán 57 municipios y en el caso de El Salvador serán 47; los criterios de selección básicamente fueron la centralidad, las cabeceras departamentales y el potencial de pobreza, desnutrición, expulsión de inmigrantes, entre otras.

¿Cuál es la principal premisa para diseñar esta alianza?

Una reflexión importante es que hay una ruta que podemos facilitar para revertir tendencias depresivas en la economía y convertir esto en una nueva oportunidad para nuestra región. Se ha hablado del capital humano, de atender los primeros niveles de salud y educación en todos los municipios; seguridad y demás. Por supuesto que hay diferencias entre los países. Hay municipios en El Salvador y Honduras donde es la violencia el principal detonante que empuja la migración; en el caso de Guatemala hay algunas regiones donde no es la violencia, sino la pobreza y falta de oportunidades. Así que esta es una oportunidad de oro que nos llega para revertir esas tendencias.

¿Cree que hay suficiente armonía entre los países vecinos?

Hay una dinámica entre los tres presidentes que empieza a dar resultados inmediatos, y quizá otra de las buenas cosas que ha dejado este proceso, es que los tres países estamos tratando de armonizar, homologar y por supuesto, trabajar juntos para resolver los problemas de fondo. Esto es una nueva visión, es realmente un compromiso importante que están asumiendo los tres presidentes del Triángulo Norte de Centroamérica; no es que ese compromiso no se tuviera en el pasado, pero pienso que la crisis del verano del año 2014 sensibilizó sobre este problema con la llegada de más de 60 mil niños no acompañados que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos. Y esto ha empujado y estimulado la voluntad política de los líderes para asumir este compromiso y promover y proyectar este plan.

¿En la selección de municipios que se ha considerado la ubicación geográfica, por efecto de fronteras, o focalizarían proyectos para determinadas problemáticas?

Digamos que sí. Hay algún impacto en algunos municipios fronterizos entre los países, porque se identifican como municipios que tienen la mayor cantidad de emigrantes, pero no se limita a esos municipios, por el contrario, el ángulo con el que se está viendo es algo más amplio y preciso, y lo novedoso de esta propuesta es que está aproximándose no solo a áreas urbanas, sino también a áreas rurales que son las que mayor vulnerabilidad muestran en nuestros tres países.

La Casa Blanca ha solicitado $1 mil millones de dólares para esta alianza. ¿Hay algún plan de contingencia si no salieran esos fondos aprobados por el Congreso de Estados Unidos?

El presidente Barack Obama ha requerido al Congreso que se le apruebe esa suma cerca de un mil millones de dólares para apoyar al Triángulo Norte en esta nueva visión. Si bien este es un asunto muy centroamericano, muy de los tres países hermanos, que nos afecta duramente, es seguro que algo va a salir en el Congreso, estoy seguro que el Congreso algo le va a aprobar al presidente, no puedo decir si los mil millones, 700 u 800 mil, pero de cualquier manera los presidentes en la región tienen este compromiso y lo han manifestado muy claramente.

¿En cualquier escenario, el plan iría sobre la marcha?

Los presidentes del Triángulo Norte tienen una visión y una conciencia y por eso están trabajando en esto y están decididos a reorientar recursos y trabajar con los sectores privados y productivos y trabajar con la sociedad civil en conjunto.

¿Los representantes de Estados Unidos se han implicado en la formulación de este proyecto?

No, ellos han participado más como observadores, han llegado (a las reuniones de trabajo en el BID) algunos funcionarios para hacer planteamientos y conocer cómo se está trabajando, pero realmente han sido los centroamericanos los que han formulado y modelado toda la propuesta.

¿En estas jornadas de trabajo se ha definido asuntos puntuales de financiamiento o todavía no están claros los costos específicos del megaproyecto?

El tema financiero y la apropiación de los fondos es algo que todavía se está desarrollando y manejándose, primero hay que ver si hay presupuestos en nuestros países en áreas que son similares, en ese caso sería de redireccionar; hay otras áreas donde seguramente requeriremos financiamiento y habrá alguna participación de los sectores productivos de los tres países donde harán aportaciones muy concretas.

¿Es una propuesta genuina para la región?

El plan se va pareciendo en su diseño general al Plan Colombia, conceptualmente porque habla de fondos por parte de los países y habla de aportaciones de Socios Estratégicos, que ya no se les llama donantes, sino socios, donde estará participando los Estados Unidos que ya ha manifestado su deseo de hacerlo. México y Colombia que han venido colaborando muchísimo, transfiriendo conocimiento de cómo hicieron ellos sus procesos y se piensa que la Unión Europea pueda asumir algún rol; Japón ya manifestó que está interesado en que la cooperación japonesa para los tres países pudiera ampliarse para concentrarse en este Plan de la Alianza para la Prosperidad; en fin todo eso va caminando y lo va haciendo muy rápido.

¿Que papel juega el BID en toda esta logística?

Indudablemente el BID, que es un banco o nuestro banco como dicen, hasta el momento el rol del BID ha sido muy positivo, porque más que jugar a banco ha sido un facilitador extraordinario para las relaciones entre los tres países. Hemos tenido un apoyo muy decidido del presidente Luis Alberto Moreno, en todos los momentos ha estado disponible y dispuesto. Ha delegado fondos propios del banco para asistirnos y realmente gracias a ellos y a los funcionarios de los tres países es que se está pensando ya de una manera más técnica y enfocada en este Plan Alianza para la Prosperidad.

¿Cuál es el siguiente paso en la carpintería de esta propuesta?

Vamos a tener varias reuniones en el mes de marzo, pero antes nosotros iremos a la región a finales de febrero porque estamos llevando algunos expositores para hablar con los sectores productivos y enterarlos y socializar la idea, se va a incorporar un diálogo con la sociedad civil, porque la idea es que la gente de los tres países se empodere y asuma un rol de acción activa en este gran plan que nos tiene que llevar a resolver los problemas y debilidades que hemos visualizado, que han estado ahí siempre y que ahora los estamos viendo con mucha mayor atención.

¿Hay algunas fórmulas para articular a los sectores productivos de los tres países en una misma línea de acción?

El 26 de febrero hay una cumbre en Honduras donde van a participar los sectores empresariales de Honduras, El Salvador y Guatemala con los líderes de la región para tratar el tema de la Unión Aduanera, esos ya son pasos de integración, son pasos de interconexión y yo veo que va a ser muy fácil porque nuestros empresarios en la región y especialmente en el Triángulo Norte son bastante afines, se conocen, muchos hasta están emparentados.

¿Y los otros sectores cómo entrarán en el ruedo?

Tenemos que sumarle al sector obrero, al movimiento sindical, tienen que estar acuerpados y trabajado. Este es un proyecto de nación en donde todos los habitantes del Triángulo Norte y de América Central tenemos que trabajar y cooperar y levantar el ánimo y el entusiasmo, que a veces se cae porque cuesta mucho que lleguen las soluciones, pero aquí tenemos una gran oportunidad y creo que no debemos dejarla pasar.