Mueren dos cabecillas de MS en enfrentamiento con PNC

El incidente empezó en una casa de la colonia Buenos Aires, en Mejicanos, donde estaban reunidos 12 delincuentes

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Policías custodian a dos de los pandilleros detenidos ayer en Mejicanos. Foto EDH / Marlon Hernández

Por Diana Escalante ??scar Iraheta sucesos@eldiariodehoy.com

2015-02-12 8:00:00

Dos supuestos cabecillas de la mara Salvatrucha murieron ayer en un enfrentamiento con policías que los sorprendieron en una casa, situada entre las colonias Buenos Aires y Montreal, en Mejicanos.

Alrededor de las 8:00 de la mañana, los agentes fueron alertados de que unos 12 delincuentes estaban reunidos en el lugar, informó el inspector Jaime Palma, Jefe del Sistema 911 de la Policía de ese municipio.

Cuando los policías ingresaron al inmueble los sujetos los recibieron con disparos y así comenzó la balacera.

El enfrentamiento duró varios minutos y alarmó a decenas de lugareños que a esa hora se dirigían a sus trabajos o centros de estudio.

En el intercambio de disparos murieron Edwin Alexander Recinos, (a) Trucha, y Óscar Arnoldo Díaz Sigarán, apodado el Diablo.

Un agente que participó en el operativo también resultó herido de bala pero, más tarde, sus compañeros confirmaron que estaba fuera de peligro.

El inspector Palma informó que uno de los delincuentes murió dentro de la casa y el otro en la calle, cuando intentaba darse a la fuga con el resto de sujetos.

El Ministerio Público aseguró en su cuenta de Twitter que Recinos —quien murió empuñando un arma de fuego— tenía tres órdenes de captura por del delito de homicidio y otra por agrupaciones ilícitas.

Fuentes policiales dijeron que él era quien daba las órdenes al resto de mareros que delinquen en la zona; mientras que Díaz era considerado su mano derecha.

Ambos hombres , según los informantes, tenían casi todo el cuerpo tatuado con símbolos alusivos a la pandilla.

También relataron que dentro de la vivienda donde estaban reunidos los delincuentes habían varias prendas de vestir oscuras, que simulaban ser uniformes policiales.

Algunos policías manifestaron que Recinos prácticamente pasaba oculto en el inmueble, custodiado por otros mareros, y solo salía cuando quería cometer algún hecho delincuencial.

La Policía presume que pandilleros atacaron a los policías con unas cuatro armas de fuego, entre ellas un fusil que no fue encontrado.

Búsqueda terrestre y aérea por varias horas

Unos 10 pandilleros que estaban reunidos con el Trucha y el Diablo lograron escapar de la vivienda.

Tras la balacera, más de 70 policías y militares fueron distribuidos en pasajes, veredas y la ribera del río Acelhuate, en zonas limítrofes entre Mejicanos y Cuscatancingo.

Las autoridades capturaron unos 19 sujetos, entre ellos varios de los que habrían atacado a los oficiales.

Los agentes que hicieron la búsqueda terrestre fueron guiados por compañeros que piloteaban dos helicópteros que sobrevolaron la zona por unas tres horas.

En algunos casos, los agentes utilizaron almádanas para derribar puertas de inmuebles en busca de los sospechosos de haber participado en el atentado.

La Policía también instaló un retén cerca del punto de buses de la Ruta 2-C para registrar los vehículos particulares y microbuses del transporte colectivo que salían de las colonias donde se estaba haciendo la intervención.

Lo que se pretendía era evitar que algún delincuente intentara huir escondiéndose entre los ciudadanos que se dirigían a trabajar o que intentaran sacar armas.

Por la tarde, las autoridades allanaron algunas viviendas en la zona de los condominios Atlanta, cerca de la colonia Montebello, siempre en Mejicanos.

Según se informó, capturaron a otros cuatro mareros de la colonia Montreal que supuestamente se habían ido a ocultar a la zona.

Delincuentes se comunicaban por radio

Durante el operativo de búsqueda, los policías se alertaban entre sí de que habían visto a los sujetos coordinarse para escapar a través de radiocomunicadores portátiles.

Esto da una idea de la forma en que están organizadas las estructuras delictivas.

Los agentes también tuvieron que lidiar con algunos familiares de los sospechosos detenidos, quienes alegaban que no eran delincuentes, por lo que se oponían a que se los llevaran presos.

Otros agentes tuvieron altercados con personas que pese a que había un cordón policial que impedía el paso intentaban cruzarlo porque querían llegar a sus viviendas.

El amplio despliegue policial no impidió que los lugareños, algunos de ellos pequeños comerciantes, interrumpieran sus actividades diarias.