Erick, dos años a la espera de un trasplante renal

La familia teme que el adolescente muera si no recibe el trasplante

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Erick visita dos veces a la semana la Unidad de Diálisis Peritoritoneal Ambulatoria para recibir su dosis de eritroproyetina. foto EDH / Lilian Martínez

Por Lilian Martínez servicios@eldiariodehoy.com

2015-02-13 8:00:00

Dos veces a la semana, Erick Alberto Valladares visita el hospital Bloom. En el área de Nefrología, en el área conocida como “el Anexo”, le colocan eritroproyetina. Una hormona que le ayuda a niños y adolescentes como él a lidiar con las bajas defensas que tienen a consecuencia de la insuficiencia renal.

Erick tiene 15 años, vive con su abuela y sus tías maternas en Zacatecoluca, está en el programa de diálisis ambulatoria del Bloom y lleva dos años a la espera de un trasplante renal.

Debido a las constantes visitas al hospital estudió hasta 5º grado. Pero hace algunas semanas tuvo la esperanza de volver a la escuela.

A su tía Mirna le dijeron que el 2 de febrero estuviera pendiente del teléfono. Ese día habría una reunión en el Bloom donde se programaría el trasplante renal para Erick.

Ella estuvo despierta casi hasta la medianoche. Pero nadie la llamó del hospital. Los días pasan y nadie le explica porqué no se ha programado el trasplante para Erick. Ni siquiera una licenciada que tiene comunicación con los pacientes renales le ha dado una respuesta que la satisfaga.

Mirna no lo comprende: “Nosotros no esperábamos eso. Hasta donde yo sabía (el trasplante) iba para el miércoles. Pero después me llamó ella y me dijo: ‘Los cirujanos han tenido una reunión, pero no han quedado en nada. No han puesto fecha”.

Cuando se le pregunta ¿qué tan urgente es el trasplante para su sobrino?, Mirna responde: “Hoy puede estar bien, mañana no”.

Agrega que tanto Erick como el donante empezaron a prepararse para el trasplante en noviembre con varios exámenes que tiene seis meses de vigencia y un costo de mil dólares.

Si el trasplante no se lleva a cabo a más tardar en mayo, los exámenes caducarán y deberán reunir esa cantidad nuevamente.

Algunos exámenes se llevan a cabo en el país, pero para otros tanto Erick como el donante deben viajar.

Una oferta no cumplida

“La primera vez que dijeron que lo iban a hacer (el trasplante) fuimos hasta Guatemala, para las pruebas cruzadas… Y después salen que nada”, recuerda Mirna.

A finales de 2012 les dijeron que pronto le programarían un trasplante a Erick… Han pasado dos años y siguen a la espera de cirugía.

El último trasplante de riñón se llevó a cabo en el Bloom en mayo de 2013. En diciembre, el director del hospital, Hugo Salgado, le dijo a este periódico: “El trasplante renal era más que todo voluntario, hay que agradecerles a los compañeros por ese compromiso, pero no hay como un plan nacional”.

Mirna cree haber sido testigo de las consecuencias de que no haya trasplantes: “Incluso una niña también se murió… Nunca se pusieron en nada.

Y ella iba antes de este niño. A mí me dijeron: “Fíjese que como el niño está bastante adelantado con los exámenes y todo va bien… La niña se complicó y ya no va a entrar ella, sino que entraría su niño. Pero tampoco, no le hicieron nada. Luego se murió la niña y nada”, recordó.

“Los exámenes vencen, gastamos; los exámenes vencen, gastamos; y así estamos”, lamenta.

Este periódico envió un correo electrónico a la oficina de Relaciones Públicas del hospital Bloom solicitando una entrevista con el nefrólogo responsable del programa de trasplantes y con el urólogo del equipo que participa en dichas cirugías.

Algunas de las preguntas que solamente los médicos pueden responder sobre el caso de Erick son: “¿Por qué no se ha programado la cirugía? ¿Hay algún problema con que el donante del riñón no sea familiar de Erick? ¿En qué consiste ese problema? ¿Es esa la razón por la que no se ha programado la operación?”.

Al cierre de esta nota, aún no se había recibido respuesta alguna a estas interrogantes.

El jueves por la mañana, Mirna visitó nuevamente el hospital. Explicó que la habían llamado para que presentará un acta, un documento con valor legal, donde quedará constancia de que el donante, un amigo de ella, colaboraría de forma voluntaria.