Dos meses sin saber de pescador raptado por mareros en la capital

El joven, de 23 años, viajó desde La Paz para hacer unas compras

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Los padres de Juan José Trejo Torres, de 23 años, oriundos de San Pedro Masahuat, no han podido seguir costeando los pasajes para viajar a San Salvador a buscarlo. Están resignados a hallar a su hijo en las condiciones que sea. Foto EDH / Douglas UrquillaCarta del 3 de junio de 2014, en la que las

Por Diana Escalante sucesos@eldiariodehoy.com

2015-01-28 8:00:00

“Estamos resignados a encontrar a nuestro hijo aunque sea muerto. Quisiéramos saber de él para que se nos quite este pesar”, dice el padre de un joven, de 23 años, quien el domingo cumplirá dos meses de haber sido raptado por pandilleros afuera del mercado Sagrado Corazón, en San Salvador.

La familia de Juan José Trejo Torres sobrevive de la pesca, en un cantón de San Pedro Masahuat, La Paz.

Ese mismo oficio es el que Juan José aprendió desde niño y de esa forma sostenía a su compañera de vida y al hijo de ambos, de tres años.

La última vez que su cónyuge lo vio con vida fue la mañana del 1 de diciembre, mientras ambos preguntaban por el precio de unas prendas de vestir en los negocios que rodean el mercado capitalino.

Dos sujetos con apariencia de pandilleros se acercaron a la pareja; a él le preguntaron qué hacía en la zona y luego lo forzaron a subir a un taxi donde estaban otros dos delincuentes. Desde esa fecha se desconoce su paradero.

A la esposa de Juan José los mareros no le hicieron daño, fue ella quien les llevó la mala noticia a sus suegros, quienes residen en una sencilla vivienda de palos y láminas junto con sus demás hijos.

El martes pasado, el criminólogo forense de la Fiscalía, Israel Ticas, advirtió a los padres de familia a no permitir que sus hijos, de entre 14 y 25 años, vayan solos al centro capitalino, porque pueden ser víctimas de las maras que delinquen en el sector.

El especialista, en su cuenta de Facebook, señaló que los jóvenes, por no conocer áreas peligrosas, se exponen a ser raptados, asesinados y enterrados por pandilleros.

Familia aferrada a Dios

José, el padre de Juan José, no es ajeno a la realidad de violencia que vive el país y no descarta que su hijo haya tenido un trágico final.

Hasta hace 15 días, los parientes del pescador viajaban casi a diario a San Salvador para buscarlo en morgues y hospitales.

La falta de dinero les ha impedido costear los pasajes hacia la ciudad, por lo que ahora las únicas herramientas a las que se aferran es a la oración y a “las revelaciones” que Dios les pueda hacer a personas con las que se congregan en una iglesia.

“Hemos estado haciendo vigilias con los hermanos de muchas iglesias. Algunos dicen que (mediante las revelaciones) han visto que a mi hijo lo tienen amarrado. Han seguido clamando para que Dios les manifieste más”, dice el padre del desaparecido.

Los parientes de pescador aseguran que él no tenía ningún vínculo con pandillas, por lo que no se explican por qué le hicieron daño.

Aunque los padres de Trejo se muestran serenos, ambos sollozan cuando relatan que el hijo de la víctima dice: “papá”, cada vez que lo ve en una fotografía y pasa su pequeña mano sobre ella.

Por hoy, dice el señor, su nieto es lo único que le queda del menor de sus hijos.